AMBIENTE
Basuras: la licitación de los 4.8 billones
La empresa que se quede con el servicio de aseo en Bogotá manejará un presupuesto similar a lo que costó la venta de Isagen. Tendrá que administrar un servicio esencial en una de las ciudades que peor lo maneja en el país.
A pesar de las críticas que ha tenido la licitación del servicio de aseo, pronto se conocerá cuáles son las cinco empresas que por ocho años tendrán la tarea de administrar los 4,8 billones para este fin por los próximos ocho años. Bogotá es una de las peores ciudades del país en materia de manejo de basuras. El relleno sanitario de Doña Juana, al que entran 6.301 toneladas de basura diarias, no da abasto. Y es común encontrar todo tipo de residuos en las calles, en los canales de agua, en los parques, en los humedales y en los espacios abiertos.
Según los datos de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, Uaesp, tan solo este año, a corte de septiembre, Bogotá produjo 1.722.734 toneladas de basura. En la ciudad se pasó de reciclar el 13,8 por ciento de los residuos en 2015 al 14,7 en 2016, lo cual es un avance, pero sigue siendo poco si se compara con municipios como Cajicá, que recicla un el 25 por ciento de sus residuos. Ni qué decir en comparación con países como Finlandia, Holanda y Dinamarca donde aprovechan más del 90 por ciento de sus basuras.
Este año el Acueducto de Bogotá junto a Aguas de Bogotá y el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, Idiger, vienen desarrollando la tarea de limpiar el sistema de drenaje urbano que incluye los canales de agua lluvia y el alcantarillado. Se contrataron 250 operarios de manera permanente y 186 equipos para descongestionar los taponamientos que se presentan en la ciudad debido a los residuos que los ciudadanos dejan en estos canales. Las cifras son alarmantes.
Según la directora del Acueducto, María Carolina Castillo, solo este año se han recogido 2.450 llantas. 51.000 toneladas de residuos sólidos en el sistema de agua lluvia y en el sistema sanitario. Esto incluye escombros en los 15 humedales de la ciudad, entre los que se ha intentado recuperar a Juan Amarillo, Córdoba y Jaboque. Este trabajo ha tenido un costo de 10.500 millones de pesos que se podrían haber invertido en otras cosas, de no ser porque no se ha logrado que la ciudadanía tome consciencia sobre la disposición de las basuras.
Como si fuera poco, Néstor Franco, director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, afirmó que “la dependencia exclusiva de Doña Juana hace que cualquier contingencia pueda generar una emergencia sanitaria en menos de 72 horas. Es decir, en tres días la ciudad podría quedar inundada de basuras”. A eso se suma que no hay ningún otro relleno que pueda suplir la demanda de Bogotá. El relleno de Mondoñedo tiene una capacidad para 1.000 toneladas diarias y el de Villavicencio de 600, de modo que no hay manera de prevenir una emergencia de esta índole.
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Para el director de la CAR hay cuatro razones por las que Bogotá es las peores ciudades en materia del manejo de basuras. 1) En las últimas cuatro administraciones siempre se aplazaron tomas de decisión sobre la disposición de residuos sólidos y no se ha hecho una gran inversión en este sentido. 2) La ciudadanía no le da la importancia al manejo de basuras y deja sin remordimiento todo tipo de residuos en los lugares públicos. 3) Hay una deficiencia de escombreras, por lo que los bultos de escombros de las casas viejas o de las construcciones terminan en botaderos ilegales. 4) La decisión de las administraciones de mantener rellenos sanitarios donde se entierra la basura en vez de aprovecharla.
El mayor reto para la directora del acueducto es lograr que la ciudadanía tome consciencia y decida sumarse a las iniciativas de reciclaje: “Podríamos ahorrarnos solo en el mantenimiento de alcantarillado esos 10.500 millones de pesos. Nuestra función es mantener esto limpio, pero por más esfuerzo que se haga, sin el concurso ciudadano estos esfuerzos nunca serán suficientes”. Castillo además hizo un llamado a la ciudadanía para que los bogotanos se animen a llamar a la línea de Acualínea 116 cuando necesiten deshacerse de residuos sólidos grandes como los muebles y electrodomésticos, con un costo que depende del peso del inmueble y que se hará en máximo tres días.
Para el director de la CAR además es indispensable que se desarrollen políticas públicas claras desde el gobierno. En primera instancia sería preciso que desde los hogares se retome el sistema de separación de basura y que esta práctica vaya acompañada de camiones y rutas diferenciadas. “Para los ciudadanos es muy desmotivante tomarse el trabajo de reciclar y separar los residuos para ver que los camiones mezclan todo”, dijo él.
Otro de los pasos que se debería dar, según Franco, es que la ciudad deje de enterrar la basura en los rellenos sanitarios y reutilice los residuos: “Como se hace a nivel mundial, Colombia necesita hacer ese tránsito de los rellenos a las plantas de aprovechamiento”. Franco agregó que el 95 por ciento de los residuos son aprovechables, por eso el reto para él no es hacer más rellenos sanitarios ni darles más capacidad. El reto es hacer esas plantas de aprovechamientos.
Mientras se hace ese tránsito, de todas formas sería necesario definir la expansión del relleno de Doña Juana o hacer uno nuevo que lo complemente. En este caso es indispensable hacer obras de ingeniería inmediata para solucionar el problema de la planta de tratamientos y la construcción de barreras o diques ambientales. “Estamos convirtiendo los rellenos sanitarios en una bomba de tiempo y estamos perdiendo plata al enterrar toda la basura”, resumió el director de la CAR.
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Sin embargo, la administración de Enrique Peñalosa ha planteado que el relleno puede funcionar por otros 50 años mediante procesos de expropiación de tierras y de optimización de los espacios existentes. Lo cual no solo contradice las tendencias existentes en torno al manejo de las basuras y amenaza con profundizar el conflicto social que se vive en las comunidades de Ciudad Bolívar donde está ubicado Doña Juana.
Hay varias iniciativas que podrían motivar el reciclaje. En primera instancia que se apliquen las sanciones a las personas que no reciclan y por otro lado que se otorguen algunos beneficios a los que sí lo hacen. En Tenjo, que es ejemplo en materia de sotenibilidad, la administración misma le ha entregado a cada vivienda las canecas de orgánicos e inorgánicos y se han montado las rutas selectivas. Estos llevan los desechos a un compostaje y generan abono. Este es repartido a los campesinos para que lo usen en su siembra de huertas y se cierra todo el ciclo de aprovechamiento de basuras.
Por todo lo anterior, la licitación del servicio de aseo en Bogotá no es un tema menor y ya ha causado mucha polémica. Por un lado, está la posición de la personera, Carmen Castañeda, quien advirtió, entre otras cosas, que en la licitación se privilegia el factor económico sobre la calidad del servicio, que los recicladores están excluidos, y que esta licitación solo se trata de recolección y transporte, y deja por fuera muchos temas cruciales.
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La directora de la Uaesp, Beatriz Cárdenas, por su parte aseguró que con esta licitación Bogotá contará con un servicio en el que se verán varios cambios: “Vamos a tener cambios significativos, uno será el de cultura ciudadana, habrá vehículos de recolección cero kilómetros con los más altos estándares de calidad, la ciudad tendrá horarios de barrido y lavado adecuado, mobiliario urbano en cestas renovado, corte de césped y poda de árboles con maquinaria adecuada”.
En cuanto a la exclusión de los recicladores, Cárdenas aclaró que este proceso no tiene que ver con el material aprovechable, que es exclusividad de la población recicladora de oficio. Aseguró que de todas maneras esta población no es excluida porque hay un anexo importante sobre los recicladores, y la interlocución entre ellos y los empresarios.
Con respecto a la posibilidad del construir plantas de aprovechamiento y manejar camiones diferenciados, el Distrito ha venido trabajando de la mano del Banco Mundial, el cual entregará un estudio final sobre las mejores alternativas para el tratamiento de residuos y los sitios donde se podrían crear plantas de aprovechamiento. A partir de ese informe, se empezará a trabajar en la construcción de políticas que permitan darle un vuelco a esta crisis que no da más espera.