ELECCIONES 2018

Basuras, la pelea de honor que libró Gustavo Petro

Esta semana, cuando el Distrito adjudicó la licitación, se puso fin a una de las controversias políticas más intensas en Bogotá en la presente década. Un golpe al corazón de un candidato presidencial.

5 de enero de 2018
| Foto: Carlos Julio Martínez

La recolección de basuras puede ser un asunto marginal en una ciudad como Bogotá, con más de ocho millones de habitantes y con prioridades más manifiestas. Pero desde hace cuatro años se convirtió en el motivo del mayor pulso político en la capital. No en vano el sistema de recolección de las basuras en la ciudad provocó la destitución (fallida) de un alcalde.

Ningún otro asunto como de las basuras reunía las principales luchas de Gustavo Petro, un dirigente de izquierda que desde que llegó al palacio de Liévano apostó por la defensa de lo público, priorizó lo ambiental y le declaró la guerra a las mafias. Todas esas líneas las representaba el cambio del modelo de recolección, y fue la que lo puso a tambalear apenas cuando llevaba un año de gobierno.

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Desde el año 2002, el servicio de aseo en Bogotá venía siendo prestado por empresas privadas que recogían la basura en las seis zonas en las que fue dividida la ciudad bajo un esquema de libre competencia. Petro asumió en 2012 y decidió cambiar el modelo. Incluyó  a los recicladores y dispuso que el servicio fuera prestado directamente por el Distrito Capital.

Su idea, denominada Basura Cero, tuvo el primer revés apenas en el estreno del modelo. Los días 18, 19 y 20 de diciembre de 2012 Bogotá amaneció inundada de basura y la improvisación con la que la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) asumió su nueva responsabilidad ocasionó una crisis ambiental que a Petro le significó un juicio disciplinario.

Casi un año después, Petro fue destituido por el entonces procurador Alejandro Ordóñez, pero logró mantenerse en el cargo gracias a medidas cautelares y a fallos judiciales.

Aunque Petro le ganó a la Procuraduría, su modelo de aseo en la ciudad comenzó a perder terreno. A tal punto que cuando llegó Enrique Peñalosa se reversó el modelo, entre otras por que la Corte Constitucional había advertido que este debía velar por la libre competencia.

Pero más allá del asunto, las basuras se convirtieron en un pulso político en la ciudad, representado entre dos férreos contradictores, como Gustavo Petro y Enrique Peñalosa, o lo que para muchos representa el modelo de izquierda y el de derecha.

Cuando Petro cambió el modelo de basuras, muchos advertían un trasfondo político en su decisión. Por ejemplo una de las empresas que venían prestando el servicio, tenían acciones empresarios cercanos al grupo político de Germán Vargas Lleras, quien precisamente apoyó la candidatura de Peñalosa.   

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Esta semana el Distrito adjudicó la licitación por 4,8 billones de pesos para la recolección de basuras en los próximos cuatro años. Tras esa decisión fueron muchos los que celebraron que en Bogotá se reestableciera el modelo de la libre competencia.

Uno de ellos fue el superintendente de industria y comercio Pablo felipe Robledo, con quien Petro sostuvo varias diferencias precisamente por sus decisiones administrativas respecto al modelo de recolección de basuras.

 

A Petro no le gustó este parte de victoria y no solo cuestionó al superintendente sino que defendió su esquema de aseo. Para él, con la licitación, Peñalosa había acabado con la empresa de aseo más grande de Colombia

 

El modelo de recolección de basuras en Bogotá se convirtió casi que en una pelea de honor para Petro. De momento sufrió una derrota, ahora cuando anda en campaña para llegar a la presidencia.