Nación
Bebé de tres meses murió tras sufrir violencia sexual de su padrastro de 17 años
El joven habría aprovechado que la mamá de la menor se encontraba laborando para cometer el acto.
Los residentes de Galapa se encuentran en shock y consternados por los hechos ocurridos en la noche de este sábado 30 de abril, cuando una menor de tres meses murió tras haber sido violentada de manera física y sexual.
Según las autoridades, el hecho ocurrió en la urbanización Mundo Feliz y el mayor sospechoso supone ser un joven de 17 años, el cual habría cometido una serie de fechorías sexuales hacia la bebé, que terminaron por acabar con su inocente vida.
Después de lo ocurrido, la mamá de la bebé, en compañía del supuesto agresor, llevaron a la víctima al hospital municipal; no obstante, los galenos del centro médico confirmaron que había ingresado sin signos vitales.
En ese momento, fue detenido por la Policía Metropolitana de Barranquilla y escoltado frente a un grupo de personas que buscaban arremeter contra él, según el diario El Heraldo.
Por ahora se sabe que el joven de 17 años sería el padrastro de la bebé, quien habría aprovechado que la mamá de la menor se encontraba laborando para cometer el acto, según detallaron las autoridades locales.
Frente al caso, el alcalde de esa población, José Fernando Vargas, quiere investigar e imponer la ley que requiere un caso como este: “Es un caso que merece el castigo y que no puede quedar en la impunidad”.
“El presunto responsable es un menor de edad, según nos informaron, pero igualmente debe ser sometido a la ley, por tratarse de un claro caso de feminicidio de una bebita de apenas tres meses de nacida”.
Por otro lado, Vargas expresó que “resulta indignante que este hecho haya sucedido precisamente al concluir el Mes del Niño, en el que todos abrazamos a quienes constituyen las nuevas generaciones”.
Sobre la madre de la víctima, las autoridades determinaron que es una mujer mayor de edad que estaba trabajando al momento en que ocurrieron los hechos, según las versiones entregadas por ella.
Por ahora, este hecho está siendo indagado por el Cuerpo Técnico de Investigación CTI de la Fiscalía General de la Nación, seccional Atlántico. El joven de 17 años se encuentra en el Centro de Servicios Judiciales para Adolescentes, mientras avanza la indagación.
Otros casos de muertes de bebés
A Edwin Guerrero la tristeza lo tomó por asalto la última vez que vio con vida a su hijo Samuel, de apenas 18 meses. Fue en la última semana de febrero en la localidad de Kennedy, Bogotá. Los minutos, recuerda, fueron pocos, tienen la sensación de que el bebé en sus brazos duró menos de 300 segundos; luego, la mamá del menor, Yenny Alexandra Higuera, tocó la ventana del vehículo con cierta prisa para informar que el tiempo había terminado. “Se acabó”, le dijo. El niño se aferró a su pecho y rompió en llanto. Edwin también dejó salir un par de lágrimas. Le prometió que lo volvería a ver. Pero nada de eso ocurrió, aquella despedida fue la última.
Un mes después, y luego de varias evasivas de la mamá del niño, Edwin acudió a la cita para verlo de nuevo. Era la noche del viernes primero de abril. Al encuentro salió la abuela del menor y le dijo que no sabía nada de Yenny Alexandra, que simplemente desapareció con el niño. Dos días después, se enteraron, por la prensa local, del hallazgo de un bebé muerto en la playa Buritaca, en Santa Marta. Y luego todo fue cascada de dolor: las pruebas determinaron que sí se trataba de Samuel Edwin Guerrero, que murió ahogado, que apareció solo, desprotegido, y que su cadáver pasó al menos 12 horas en el vaivén de las olas.
De Yenny no se sabe nada. O al menos eso dicen las autoridades locales. SEMANA se comunicó con el coronel Jesús Manuel de los Reyes, comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, quien confirmó que podría estar viva. “Hay un dictamen que confirma que el niño se ahogó y estamos todavía en la búsqueda de la madre, por algunos cotejos que se han hecho a través de videos, vamos a seguir buscándola con el propósito de hallar dónde se encuentra y, así, tener un cuadro más amplio de esta situación”.
“Le pido a Dios que hubiera sido un accidente, aún creo que ella era una buena mamá”, dice Edwin. Se niega a pensar de otra manera: cierra de tajo la posibilidad de un homicidio, no quiere, siquiera, traer a su mente las imágenes de su hijo siendo atacado por otras manos. Las autoridades no se aventuran a dar una hipótesis, porque faltan piezas para armar el rompecabezas. Sin embargo, hay varias situaciones puestas sobre la mesa: que Samuel y su mamá hayan sido atacados y drogados por terceros, que haya ocurrido un accidente u otras más lamentables que no merecen ni un párrafo de este escrito.