Nación
Bebé quedó con daño cerebral tras sufrir paro cardiorrespiratorio mientras se recuperaba; denuncian supuesta negligencia médica
En diálogo con SEMANA, la madre de la menor narró el complejo proceso por el que ha pasado Mía desde su nacimiento.
Mía Carrascal llegó al mundo el 25 de agosto 2022. Aunque está próxima a cumplir dos añitos, ha pasado prácticamente toda su vida en el hospital.
La pequeña nació con atresia esofágica, un defecto en el que parte del esófago del bebé (el tubo que conecta la boca con el estómago) no se desarrolla adecuadamente. Adicionalmente, tenía una fístula que tocaba su pulmón derecho.
Según el relato de Laureth Valderrama, la mamá de Mía, al segundo día de nacida la operaron para corregir la atresia y remover la fístula. Posteriormente, le hicieron más intervenciones quirúrgicas: antireflujo, botón gástrico y traqueostomía. Las cirugías fueron en Cartagena.
Uno de los procedimientos le causó una hernia diafragmática, lo cual estaba dentro de los riesgos de la intervención. El diafragma se lo corrigieron dos veces, pero volvía a levantarse.
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“Mía ha estado toda su vida en la clínica”, contó Laureth. Tan solo en tres ocasiones ha estado en casa. De hecho, la primera vez que le dieron de alta, tuvo que regresar tres días después porque presentó diarrea y neumonía. La pequeña ingresó por urgencias.
Sobre la segunda vez, la madre dijo que vivieron una “experiencia horrenda”. En su momento, llegó a Remeo Center, también en Cartagena. “Quise hacer denuncia pública, pero lo dejé así. Se desacopló el ventilador, Mía solo podía respirar con el ambú”.
Según Laureth, en aquella ocasión hubo negligencia, pues pidió una ambulancia para trasladar a Mía al centro hospitalario Serena del Mar, pero se la negaron y su bebé tampoco estaba recibiendo ayuda. La mujer dijo que estaba haciendo videos y que iba a divulgar el caso. Ante la advertencia, procedieron con el traslado.
En noviembre del año pasado, tras casi dos meses de estar en casa, tuvieron que regresar a Serena del Mar. Mía llegó con una neumonía leve y los doctores no anticipaban complicaciones en su condición, no obstante, una bacteria agravó el caso. La bebé presentó fiebre, diarrea y convulsiones, por lo que fue internada en UCI.
“Tuvo falla general de órganos y estaba viva por soporte médico. Tenía un medicamento para cada órgano. La doctora dijo: ‘Mía puede morir en cualquier momento’”, recordó Laureth. Sin embargo, había una opción de supervivencia, aunque era bastante complicada. La pequeña necesitaba un tratamiento especial conocido como ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea), una técnica para proporcionar soporte cardíaco y respiratorio a pacientes cuyos pulmones y corazón presentan un daño complejo.
Laureth relató a SEMANA que fueron varias las clínicas que negaron la terapia porque Mía “estaba prácticamente muerta”. Sus probabilidades de supervivencia jugaban en contra. Aun así, la pequeña guerrera lo logró.
Mía fue trasladada desde Cartagena hasta Rionegro, Antioquia. Fue en la clínica Somer donde recibió el tratamiento ECMO durante 23 días. También le hicieron cirugías que mejoraron notablemente su capacidad respiratoria y, poco a poco, fue evolucionando. Es más, los doctores les decían que una vez regresaran a La Heroica, la pequeña dejaría pronto el soporte ventilatorio.
“Mi bebé no tenía daño cerebral”
Mía fue ingresada en la clínica Somer, en Rionegro, Antioquia, el 23 de noviembre del año pasado. “Ese día llegó muy grave, casi muerta. Aquí le salvaron la vida”, dijo Laureth en el video que publicó a través de sus redes sociales. La pequeña no solo tuvo éxito con el ECMO, sino también con una compleja cirugía de 13 horas en la que le resolvieron un problema bastante grave. “Gracias a esa cirugía, estuvo sana”, anotó.
Pero el 21 de febrero de 2024, la batalla de Mía tuvo un nuevo evento desafortunado. La madre se retiró de la habitación para ir a bañarse. Según dijo, vigiló continuamente a su hija a través de la pared de cristal. En ese momento, vio que su bebé estaba con una terapeuta respiratoria, lo que la tranquilizó.
Mía estaba en la habitación número 10 de la UCI pediátrica. Cuando Laureth terminó de bañarse, regresó y encontró una escena que la dejó atónita: “No tenía signos vitales. La niña estaba muerta, prácticamente”.
La terapeuta aún estaba en la habitación y, según manifestó Laureth, le respondió que Mía estaba bien, que no se preocupara. Sin embargo, la realidad decía otra cosa. La menor estaba pálida y no reaccionaba.
“Algo me dijo que necesitaba pedir ayuda y salí corriendo a buscar a los médicos. Una vez llegaron, tardaron cerca de dos minutos reanimando a la bebé, ya estaba muerta. Luego de eso, la dejan sedada por tres días. Mi bebé no tenía daño cerebral, sí un retraso en el desarrollo por tanto tiempo en hospitalización. Me decían que tenía una atrofia en el cerebro, pero que podía salir adelante con terapia. Tenía que ponerse al día con sus habilidades, lleva prácticamente toda su vida hospitalizada”, narró Laureth.
Mía no tenía ningún tipo de lesión neurológica, pero a causa de aquel incidente presentó dos daños cerebrales: una lesión en la parte occipital y otra en los ganglios basales.
“Me dicen ahora que ella tiene un alto riesgo de quedar con parálisis cerebral y ceguera. Es algo inaudito”, agregó la afligida madre.
“Mi bebé ya no es la misma niña de antes”
Laureth denunció los hechos en la Fiscalía, llevó su caso a la Defensoría y habló con los abogados de la clínica. Incluso, tramitó un derecho de petición para que le suministren los videos de las cámaras de seguridad, para ver qué pasó ese día en la UCI. No obstante, se lo negaron.
Ante la negativa, acudió nuevamente a la Fiscalía y allí le dieron una orden jurídica, pero la clínica respondió que entregarán los videos al ente acusador y no a ella, según precisó en su denuncia pública.
“Eso quedó así y la clínica jamás se comunicó conmigo. Todo este tiempo ha sido de martirio, mi bebé ya no es la misma niña de antes. Todo quedó en la nada”, continuó.
Por si lo vivido no fuera suficiente, Laureth aseguró que el 12 de marzo se encontró con una escena similar a la de que aquel 21 de febrero. Mía estaba sin oxígeno y su saturación era muy baja: “Se estaba ahogando y nadie se había dado cuenta”.
“Daños neurológicos por negligencia”
En diálogo con SEMANA, Laureth reiteró que Mía era una niña normal. De hecho, suministró evidencias que muestran el notorio declive que la bebé tuvo en su condición.
“Se reía, interactuaba. Ella quedó bastante mal, no fija la mirada, no está conectada”, comentó. A renglón seguido, aseguró que la clínica no se ha pronunciado sobre su caso. Aunque tras ver el video en redes, que ya es viral, se le acercaron desde la parte administrativa para decirle que investigarían lo ocurrido.
“Mi bebé siempre sale bien de todo. Dios siempre ha estado con ella, pero esta vez tuvo daños neurológicos por negligencia. Y se repite la situación, el día de ayer (12 de marzo), en la mañana, a diferencia que la encuentro aún consciente, saturando 34 y a punto de tener otro paro cardiorrespiratorio”, dijo Laureth a este medio.
El drama de esta familia se ha extendido por un largo periodo. Antes del 21 de febrero, Mía estaba evolucionando satisfactoriamente, pero el proceso de salida fue lento. Es más, Laureth dijo que, al principio, pretendían regresarlas –desde Rionegro hasta Cartagena– en ambulancia, a lo cual se opuso.
“De no ser por eso, nada de esto nos hubiera pasado. Nos habríamos ido antes del 21 y ya estaríamos en casa”, lamentó.
Mía aún no cumple dos años de edad y ya ha pasado por 12 cirugías. Sus ganas de vivir la mantienen respirando y, pese a las complicaciones en su proceso, se aferra a este mundo. El daño neurológico que hoy presenta, según denuncia la madre, fue causado por una negligencia médica. Y aunque ha preguntado en múltiples ocasiones a la clínica si responderá por lo ocurrido, ha recibido la misma réplica: es materia de investigación.
Hasta el momento, la clínica Somer, de Rionegro, no se ha pronunciado públicamente sobre el caso.