BOGOTÁ

Suelos de la reserva Van der Hammen son de los mejores del país

Un estudio de la Universidad Nacional determinó que sería un error urbanizar esta zona de la capital.

11 de febrero de 2016
El alcalde Enrique Peñalosa quiere urbanizar la reserva forestal Thomas van der Hammen. | Foto: SEMANA

La administración del alcalde Enrique Peñalosa mantiene la idea de que se urbanice la reserva forestal Thomas van der Hammen y que sobre sus 1.400 hectáreas se diseñen y construyan edificaciones para que allí vivan al menos 1,5 millones de personas, que llegarían en 40 años. Esa propuesta estaría acompañada de un circuito de parques.   

La polémica se ha profundizado con el paso de los días. Este jueves el secretario de Ambiente de Bogotá, Francisco Cruz, aseguró que el compromiso de la administración era “determinar los sitios específicos que generen el menor impacto ambiental para el crecimiento de la ciudad”, es decir, que la idea se mantiene.

A pesar de lo que sostiene la administración, que incluso ha dicho que en el 92, 5 % de los terrenos sólo hay potreros, un estudio adelantado por la Universidad Nacional en el año 2000 estableció la importancia de estos y determinó que son unos de los mejores del país.

El estudio sobre la relación suelo-agua, que sirvió como insumo para que la Corporación Autónoma Regional (CAR) declarara esa zona reserva forestal, tiene un valor fundamental para el funcionamiento hídrico de la zona.  

Recientemente la unidad de medios de la Universidad Nacional (Unimedios) elaboró un artículo en el que le preguntó al profesor del Departamento de Geociencias Sergio Gaviria, que elaboró el estudio, cuál era la importancia de ese territorio. Son suelos “ricos en materia orgánica y en productos minerales derivados de cenizas volcánicas que trajeron los vientos en las erupciones pasadas de la Cordillera Central. Por lo tanto, son suelos productivos y están considerados de los mejores del país”.

Así también quedó consignado en los estudios del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC).

En el análisis se encontró que en época de lluvias los suelos son anegadizos, “el agua freática invade los suelos hasta la superficie del terreno. En épocas secas los niveles freáticos descienden por debajo de la superficie y el agua circula en flujos subsuperficiales hacia los humedales y hacia el río Bogotá”, se lee en un resumen del informe.  

La idea de edificar la zona y construir un circuito de parques sería calamitosa. Así lo sostiene el profesor Gaviria: “Sepultar este geo ecosistema extraordinario con urbanizaciones es un error que no debe cometer la ciudad, se perdería una de las joyas ambientales más valiosas de la región”.

No es lo que está en la superficie lo valioso, como algunos consideran al ver que potreros y vacas y no un bosque, el verdadero valor está por debajo de la superficie con los flujos de agua que por esa zona circulan y que ayudan a descontaminar el río Bogotá, otro de los grandes proyectos de la nación, el departamento de Cundinamarca y el Distrito.   

La posibilidad de urbanizar el norte de Bogotá ya se había discutido en la anterior administración de Enrique Peñalosa y el tema había quedado archivado luego de que se declaró la reserva.

Por lo pronto, ya se han conformado grupos de defensa. En el Concejo de Bogotá, 15 concejales de siete partidos formaron la bancada ambientalista para para preservar el medio ambiente en la ciudad.

“La idea nuestra es no apoyar las decisiones que afecten la integridad del medio ambiente en Bogotá porque entendemos que todos los bogotanos tienen derecho a un medio ambiente sano”, dijo el concejal Marco Fidel Ramírez, quien lideró la iniciativa.     

Adicionalmente ya se han conformado grupos de ciudadanos que buscan consolidar un movimiento para evitar que se construya en esta zona.