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Cae Gentil Duarte: los correos secretos de su computador en el que hablaba de Maduro, Irán y planes terroristas
SEMANA reveló en una reciente portada, los explosivos documentos hallados en el dispositivo de uno de los más peligrosos jefes de las disidencias de las Farc. Murió en Venezuela.
El 29 de julio del año pasado, a las 11:20 de la mañana, un comando especial de las Fuerzas Militares y la Policía estuvo a punto de dar de baja a Miguel Botache Santilla, alias Gentil Duarte, uno de los más peligrosos jefes de las disidencias de las Farc. La operación, llamada San Miguel V, se desarrolló con sigilo en el sitio conocido como Aguaclara, en la vereda Camuya, cerca de San Vicente del Caguán, territorio ubicado en las selvas del Caquetá.
La inteligencia ubicó a Duarte en una vivienda donde estaba acompañado de siete hombres que le prestaban seguridad. Allí asistía a una cumbre de narcotraficantes. Los uniformados fueron recibidos a tiros por la escolta de Duarte. Después de un fuerte cruce de disparos, él alcanzó a huir, al parecer, herido en uno de sus brazos. En el sitio las autoridades incautaron dos fusiles, dos pistolas, seis memorias USB y el computador personal de este capo del narcotráfico.
El líder de las disidencias que ha causado terror en el país finalmente cayó. SEMANA confirmó con las autoridades que el disidente de las Farc murió en Venezuela, donde se había refugiado para delinquir.
SEMANA también reveló, los primeros archivos hallados en dicho dispositivo y que exponen los planes terroristas de Duarte, así como sus alcances políticos y la inocultable relación que mantienen las disidencias de las Farc, conocidas internamente como el bloque Jorge Briceño Suárez, con el régimen de Nicolás Maduro. Esto decían los correos.
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Los mensajes de Gentil
En un primero, fechado el 15 de noviembre de 2020, una persona identificada como Hermes Tovar, hombre de confianza de Duarte, le presenta un informe de su encuentro con alias Joseto el Gamín, en Bogotá, y le anexa el reporte detallado de sus gestiones políticas.
“Hemos analizado la posibilidad de alianzas con el Polo Democrático toda vez que se fue el Moir y otras organizaciones oportunistas, por lo que quedó como un partido marcado de izquierda, aunque no revolucionario. Hay alas camilistas dentro de esta agrupación política. La idea es empezar a proyectarnos para las elecciones regionales de 2024 con candidatos propios en las localidades y Concejo de la ciudad. Queremos involucrarnos desde ya para ir ganando confianza en esa agrupación política y tener mejor cobertura para actuar”, dice el informe de Joseto, enviado a Duarte, por Tovar.
Hace un tiempo, el Polo Democrático evidentemente se dividió, tras la decisión del senador Jorge Enrique Robledo, de armar su movimiento, Dignidad. En el partido quedó dominando la corriente del senador Iván Cepeda.
“Tenemos acceso a algunas bandolas con las que se pueden hacer trabajos dirigidos para temas de dar de baja enemigos, obtención ilegal de recursos económicos y físicos. Aclaramos que no nos hemos descompartimentado, sencillamente es una propuesta. Hay bandolas en Kennedy (ladrones de motos), Ciudad Bolívar (sicariato) y Santa Fe (armas). Uno de los traficantes de armas que le presentamos a Leopoldo (Lucas) se encuentra preso en Cúcuta por narcotráfico”, dice el documento de Joseto, hallado en el computador de Duarte.
La canoa bomba
En los correos, en poder de SEMANA, hay un archivo anexo titulado ‘El conocimiento es poder’. Se trata de una presentación en PowerPoint, en la que las disidencias trazan la línea y los planes para su accionar terrorista. Hablaban de capacitación de personal en inteligencia, consecución de medios técnicos y de una estructuración del equipo de trabajo.
“Ya que la organización se plantea como objetivo estratégico la toma del poder en plena confrontación clasista debe tener conocimientos ciertos sobre su enemigo de clase para diseñar su táctica”, dice la presentación. Y agrega: “La innovación en nuestros métodos que aplicamos para hacer la guerra es algo determinante con miras a hacerlos más eficaces. Es por eso que nos planteamos la integración del trabajo de inteligencia con tecnología y explosivos”.
Allí, también daban detalles de planes para optimizar las acciones terroristas “y de las posibilidades de adoptar nuevas técnicas aprovechando cierta tecnología existente en el mercado y de fácil acceso”.
Se referían a pequeños dispositivos con alta capacidad destructiva, como un control celular. “Con este podemos detonar un campo minado teniendo en cuenta que debe haber señal”, afirmaban. También se detallaban instrucciones en materia de electrónica para fabricar dichos controles. Anotaban que ya tienen varios aparatos, como “el Servo”, con el cual podían controlar, incluso, el movimiento de un motor fuera de borda desde una distancia de más de un kilómetro y que sus ensayos habían sido exitosos.
Precisamente, una de las modalidades de ataque es a través de “una canoa con dos maniquíes y todos los instrumentos, servo y control celular, 2 toneladas de explosivo y 3 tambores de gasolina”. Según afirmaban en el documento, conocido por SEMANA, “este trabajo ya fue ensayado a mil metros de distancia. Primero se enciende el motor fuera de borda y se empuja al centro del río. De inmediato el camarada que maneja el servo comienza a funcionar. Otro camarada está pendiente con el control del celular para cuando la canoa llegue al destino”. En el archivo aparecía un gráfico con la ubicación de todos los elementos de esta canoa bomba.
“La idea nuestra es poder cargar una canoa con una cantidad adecuada de explosivos y guiada por este mecanismo hacerla explotar sobre un objetivo determinado, el cual, obviamente debe estar ubicado a orillas de un río navegable”, dice en la presentación. Luego hablan de un blanco que tienen en la mira. Se trata del “componente fluvial de infantería de marina adscrito a la fuerza de tarea Omega, ubicado sobre la margen derecha del río Guayabero”.
En una diapositiva había, además, un mapa que mostraba la región de La Macarena, Meta, y señalaba el lugar que podrían atacar con la canoa bomba.
Además, había un extenso fragmento en el cual hablan de cargar drones con explosivos para cometer acciones terroristas, y también de sobrevuelos con estos aparatos, que ya se estarían haciendo sobre algunas guarniciones militares del país, como la base del Ejército en San Vicente del Caguán.
“Otra opción que vislumbramos es la de la adquisición de un drone con capacidad de transportar hasta cinco kilos de explosivo. Drone que será controlado desde una distancia considerable contra un objetivo de importancia, dado la calidad de explosivo que se puede utilizar, pues fácilmente podemos equiparlo con explosivos de alta sensibilidad, empero de alto poder destructivo, como el C4, RX etc. Lo podemos utilizar de dos formas así: 1. Para que el aparato no sufra daño, si es que no es derribado por el enemigo, se le acondicionaría un sistema de desenganche de la carga sobre el objetivo. 2. Guiar el avión hacia el objetivo haciéndolo explotar junto con la carga”, describía una diapositiva de la presentación hallada en el computador de Duarte. El aparato y los correos ya están en cadena de custodia de las autoridades.
Los planes de las disidencias de las Farc apuntaban, incluso, a adquirir un circuito cerrado de televisión con cámaras para monitorear los sitios donde quieren cometer atentados terroristas.
“Si logramos esto, fácilmente podemos instalar algunos explosivos allí, para ser activados a control remoto en el momento preciso cuando haga presencia la tropa enemiga, o para otro fin de interés militar”, señala la presentación. Las disidencias de Gentil Duarte hablan de adquirir equipos de circuitos cerrados de televisión compuestos de reflectores infrarrojos con visión nocturna. “El circuito cerrado de televisión permite transmitir video y audio en vivo a un PC y enviar las imágenes a cualquier PC o teléfono celular remotamente vía internet. Con solo teclear una dirección o página de internet, en cualquier computador conectado a internet, se puede vigilar cualquier objetivo que nosotros queramos mantener observado, casas, trochas, carreteras, matas de monte, puentes etc., con este sistema de cámaras de vigilancia y seguridad”, dice la presentación.
Maduro, el cómplice
En el computador personal de Duarte fueron hallados documentos que probaban una vez más, la estrecha relación de complicidad entre estos grupos narcotraficantes de las Farc y el régimen de Nicolás Maduro. Y hay algo impactante: prácticamente, existe una “línea diplomática” en la que intervienen otros países con intereses comunes y en una especie de “toma y dame”.
Las disidencias de las Farc serían un ejército irregular al servicio de Maduro, según estos correos.
Una comunicación del 3 de diciembre de 2020 informa que las disidencias han hecho un gran esfuerzo por mantenerse vigentes en el mundo, como lo hacían en tiempos de Tirofijo, Alfonso Cano, Raúl Reyes y Timochenko. El documento se titula ‘Informe general, comisión internacional’. Allí las disidencias de las Farc confiesan que han establecido “relaciones diplomáticas con Venezuela, Corea del Norte, Irán y Bolivia”.
El objetivo en materia política, por ejemplo, es establecer una “campaña de reconocimiento y recuperar el prestigio y buen nombre de la organización”. En materia militar, la revelación es explosiva, pues hay “operaciones conjuntas de carácter estratégico” con Venezuela. Y en lo financiero, es “fundamental fortalecer y priorizar el trabajo de Venezuela ya que se logra un enlace directo con sectores de confianza con el actual presidente”.
Sobre esto último, se habla de compromisos puntuales. Por ejemplo, “establecer los mecanismos de comunicación directa y eficaz entre el gobierno bolivariano y el estado mayor de las Farc-EP con delegados directos de las partes y que permitan de manera ágil y eficaz tramitar, solucionar y gestionar cualquier asunto entre las mismas”.
En lo militar los datos son específicos. Las disidencias de las Farc le solicitan al Gobierno venezolano lo siguiente: “Se nos permita la permanencia y tránsito por el territorio de frontera de los distintos estados Zulia, Táchira, Páez, Apure, Bolívar, Amazonas, cumpliendo con los protocolos, rutas y mecanismos que se acuerden entre las partes preservando los principios de clandestinidad y de seguridad nacional para el desarrollo conjunto de operaciones”.
Hablan de intercambiar información para “neutralizar operaciones de inteligencia y contrainteligencia de la inteligencia colombiana y norteamericana, grupos paramilitares y de sectores contrarrevolucionarios venezolanos”. Pero lo más escandaloso es que le pedían armamento de forma puntual al régimen de Maduro: “5.000 fusiles, 500 ametralladoras punto 30 o punto 50, morteros de 60 milímetros, sistemas antitanques, sistemas nocturnos, armas cortas, municiones para estas armas, granadas de manos, sistemas antiaéreos tierra-aire portátiles o de infantería, y lo relacionado con dotaciones de combustible (intendencia)”.
Las disidencias de las Farc se comprometían, en su momento, a “detectar y suprimir” operaciones de grupos opositores al régimen de Maduro que “no le son posibles al gobierno bolivariano”. Y hablaban de una estrategia de defensa en la eventual intervención de militares estadounidenses en el vecino país. Afirmaban también, que estaban listos para atacar a 1.300 municipios colombianos.
Mencionaban que contaban con 7.000 hombres y que esperaban “triplicar” su fuerza en todo el territorio nacional. Se hablaba de una agenda pendiente, que incluía un relacionamiento con un general del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional) y “gestionar y tramitar salidas de las cárceles”. También decían que estaban pendientes de una comunicación con Bolivia. Además, proponían crear el frente internacional Raúl Reyes, en cabeza de Arturo Ruiz, el hombre que, según los investigadores, manejaba las relaciones directas con el régimen de Maduro.
Otro correo hallado en el computador personal de Gentil Duarte, fechado el 28 de octubre de 2020, reveló una conversación entre él y su temido jefe, alias Iván Mordisco, quien le hizo un reporte sobre las gestiones del “camarada Arturo”.
En el documento se leía la urgencia de adelantar gestiones con el Palacio de Miraflores. “Ante la situación presentada en Venezuela del ataque de la guardia a nuestras unidades, el país que nos quiere colaborar se comunicó con el gobierno venezolano y les manifestó que nosotros éramos aliados de ellos, lo cual la situación ha mejorado después de los tiros, pues pienso que ahí habría un gesto de buena voluntad de ese país”.
Hace unos meses, al otro lado de la frontera colombo-venezolana, se desató una guerra entre las propias disidencias de las Farc al mando de Iván Mordisco e Iván Márquez. Expertos en seguridad sostienen que, en ese momento, Venezuela tomó partido por la gente de Márquez. Los enfrentamientos han dejado decenas de muertos, entre otros, a Jesús Santrich.
Lo increíble es que Iván Mordisco asegura que Venezuela planteaba “un negocio tripartito” en el que les dejaría dos minas de oro a las disidencias de las Farc, así como “explotar petróleo”.
“Que el país que nos piensa colaborar coloca los barcos y que nosotros 3 millones de dólares, según el camarada y sus estudios que a partir de estar en funcionamiento nos dejaría un millón de dólares mensuales, caso que yo creo que es de mucho estudio para no ir a fallar. El camarada sugiere que elaboremos la carta para el país que nos quiere colaborar a nombre de la dirección nacional; yo sugiero que esa carta la elabore usted camarada ¿qué opina?”, finalizó Mordisco en el correo enviado a Duarte.
En otra comunicación, del 3 de octubre de 2020, el propio Gentil Duarte le escribió a alias Calarcá, uno de sus lugartenientes. Allí le explicaba algunos movimientos de alias Hermes y Sergio y luego hacía una revelación: “Va un documento que mandó Iván, es de Arturo, sobre un compromiso que quiere firmar dizque con Irán, de eso están pidiendo la opinión a cada uno de los miembros de la dirección”. Con este correo, los investigadores tratan de establecer si el país que ha intercedido por las disidencias de las Farc ante Venezuela es Irán, considerado por Estados Unidos como un patrocinador del terrorismo junto con Cuba y Corea del Norte.
¿Quién era Gentil Duarte?
Miguel Botache Santilla, de 55 años, se vinculó a las Farc en marzo de 1981, en la vereda Valparaíso, Caquetá. Participó en las negociaciones de paz con el Gobierno Santos en 2015 y luego se declaró en disidencia en 2016 junto con Iván Mordisco para dedicarse de lleno al narcotráfico. En informes de inteligencia se asegura que es el “encargado del tráfico internacional de drogas, a partir del despliegue de sus estructuras criminales en el sur, oriente y occidente del país a partir de sus alianzas con capos del narcotráfico”.
En su paso por las Farc, Gentil Duarte, nacido en El Doncello, Caquetá, el 15 de octubre de 1963, tuvo a su cargo a los secuestrados de dicha guerrilla para promover un canje por guerrilleros presos en las cárceles en ese entonces. En 1998 participó de las sangrientas tomas de Miraflores, Guaviare, donde fueron secuestrados 56 policías, y Mitú, Vaupés, donde secuestraron a 61 uniformados más.
En su contra habían cinco órdenes de captura por concierto para delinquir, fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones, reclutamiento ilícito, homicidio agravado y en persona protegida, secuestro extorsivo, terrorismo, amenazas, tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, entre otros.