NACIÓN
Cali, “la sucursal del infierno”
La pandemia, el narcotráfico, las disidencias de las Farc, las bandas criminales y el vandalismo tienen a la capital del Valle del Cauca viviendo una violenta tragedia.
Cali lleva cuatro días sumida en el caos. Las protestas sociales, alimentadas por el rechazo a la reforma tributaria del gobierno, han tenido dos caras en medio del mortal tercer pico de la pandemia: la pacífica, con salsa y toda clase de expresiones artísticas, y la de una violencia brutal que parece más una guerra civil en varios sectores de la ciudad. Mientras tanto, miles de personas permanecen en sus casas aterrorizadas, resguardándose a la espera de que las autoridades puedan retomar el control del orden público.
Oficialmente, las autoridades reportan 10 muertos desde que empezó el paro y decenas de heridos. Los destrozos en el MÍO, el transporte masivo de la ciudad, (26 buses quemados y otros 50 vandalizados), las oficinas públicas y el comercio son incalculables. Después del primer día de paro, las autoridades ya hablaban de más de 80.000 millones de pesos en pérdidas por los daños. Hoy la cifra es mucho más alta.
Pero, ¿qué tiene a Cali sumida en esta tragedia?
La capital del Valle viene cocinando una inconformidad social que estalló. La pobreza está disparada en la región; en 2020 subió 14,4 % con respecto a 2019 y se ubicó en 36,3 %. Entre tanto, en marzo, de cada 100 personas aptas para trabajar, casi 16 están desempleadas, según las últimas cifras de desempleo del DANE. Ante los ojos del país entero se ha consolidado un cordón social de miseria y criminalidad en la ciudad con consecuencias muy peligrosas.
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Cali se convirtió, además, en la receptora de un movimiento criminal alimentado por el narcotráfico en todo el sur occidente del país, con bases de operación muy fuertes en el Pacífico. Las disidencias, las bandas criminales y la delincuencia común tienen asfixiada a la capital Del Valle del Cauca. Según el ministro de defensa Diego Molano, los ataques criminales en Cali han sido “planeados y premeditados” y las responsables son “organizaciones como el movimiento JM-19, grupo Luis Otero Cifuentes, y la disidencia Gentil Duarte de las Farc”.
¿Y el alcalde?
El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, llegó a la Alcaldía por el Partido Verde y ha tenido que enfrentar en su mandato el accionar de la criminalidad desbordada por la financiación del narcotráfico y los estragos sanitarios y económicos de la pandemia que deja en el departamento del Valle del Cauca miles de muertos y 238.277 contagios diagnosticados. El Valle ocupa el tercer lugar con mayor número de casos, después de Bogotá y Antioquia. El número empresas quebradas también se cuenta por miles en Cali.
En medio del paro, Ospina ha decretado el toque de queda en la ciudad y aunque vándalos han persistido en mantener varios focos violentos en las protestas, el alcalde ha apoyado las manifestaciones. “Las grandes mayorías se movilizan en paz, y dicen no al saqueo. No a la violencia #CaliDiceSiaLaVida”, aseguró en su cuenta de Twitter el mandatario.
Esa actitud le ha merecido las críticas, especialmente de una parte del empresariado. El presidente de la Cámara de Comercio de la ciudad, Esteban Piedrahita, expresó en las últimas horas que “revisando cuentas de @twitter de Alcaldías de Bogotá, Medellín y Cali, solo la última celebra el paro. Un alcalde puede simpatizar con protestas, pero es alcalde de todos. Su foco de acción y comunicación debería ser garantizar seguridad de todos los ciudadanos, máxime en pandemia”.
Jorge Iván Ospina también le ha pedido al gobierno que retire la reforma tributaria del Congreso y en las últimas horas se pronunció sobre la asistencia militar que ordenó el presidente Iván Duque para controlar la ola de violencia. “Hoy más que militarizar la sociedad, necesitamos Retirar la Reforma Tributaría”. Ospina advirtió que hay que buscar un diálogo nacional para resolver los problemas que ha traído la pandemia.
La economía, en riesgo
La otra tragedia en Cali y el Valle es la del desabastecimiento, que ya empieza a reflejarse en la gasolina y el represamiento de toneladas de alimentos e insumos con destino interno y al resto del país. Cinco mil toneladas de pollo y a rededor de 45 millones de huevos y 16 toneladas de alimento procesado están frenados por los bloqueos en la vías.
El presidente de la Cámara de Comercio de Cali, Esteban Piedrahita, denunció en sus redes sociales: “Paro y bloqueos en el Valle pueden redundar en desabastecimiento de alimentos y mayores precios. Valle produce 30 % de los huevos y 20 % del pollo del país. A hoy, 30 millones de aves de un total de 37 están en riesgo de muerte por falta de alimento”. La situación también es complicada para otros productos en los que el departamento es líder como el cerdo, los cárnicos, el azúcar, la molinería, los fármacos, los elementos de higiene personal.
Ante este panorama, es necesario recuperar la seguridad en Cali con medidas efectivas por parte de las autoridades, pero no solo por la coyuntura del paro. Además, se hace urgente brindar soluciones a los más vulnerables, especialmente a los jóvenes que son presa fácil de los narcos y de todos los tentáculos de la criminalidad.
Muchos caleños están pensando que su ciudad hace tiempo dejó de ser “La Sucursal del Cielo”, para convertirse en una verdadera “Sucursal del Infierno”. Hay que salvar a Cali urgentemente.