CAMBIO DE ESLOGAN

Fuera de las palabras, nada cambia en la posición del partido liberal frente al gobierno

28 de mayo de 1984

"Colaboración constitucional con independencia crítica" fue el resultado de la junta de parlamentarios liberales celebrada el miércoles 25. Sin embargo, detrás de esta pomposa definición que llenó los titulares de primera plana de los diarios del país y que pretendía definir una nueva posición del partido liberal frente al gobierno, no había nada más que un juego de palabras con un contenido inocuo que comenzaba a rayar en lo ridículo. Inocuo, porque por tercera vez en 20 meses de gobierno de Belisario Betancur, el liberalismo cambiaba de slogan manteniendo exactamente la misma posición. Inicialmente se llamó "colaboración personal y técnica". Cumplido el primer año de gobierno, el nombre pasó a ser "colaboración con fiscalización" y la semana pasada adquirió un cariz grandilocuente al incluir términos como "constitucional" e "independencia". Los propios parlamentarios que votaron por unanimidad la nueva fórmula, no pudieron dejar de reírse burlonamente en el momento de la aprobación, concientes de la falta de grandeza histórica del momento que estaban viviendo
Al principio, el senador José Manuel Arias Carrizosa había planteado a los asistentes a la junta que el Partido Liberal debía retirarse del gobierno y declararse en frontal oposición a la actual administración por "el trato de montonera que estamos recibiendo de ella". Las palabras del ex ministro de Comunicaciones eran en realidad una voz en el desierto enfrentada a dos posiciones que en nada se diferenciaban: una hablaba de retornar a la "colaboración personal y técnica" y otra de seguir con la "fiscalización".
El debate parecía extenderse indefinidamente y fue entonces cuando el senador Alvaro Uribe Rueda, cabeza del grupo de los setenta, presentó la "solución salomónica" que fue aprobada sin mayores discusiones, cuando, pese a una sorpresa inicial, se dieron cuenta que la cuestión no tenía mayores implicaciones y que sólo se trataba de ratificar el statu quo, aunque la fórmula se presentara como una transacción.
Para muchos, todos estos galimatías no hacían más que volver a poner en evidencia las incongruencias del artículo 120 de la Constitución. Este establece la participación "adecuada y equitativa" del partido que le siga en votos al ganador de las elecciones presidenciales. Como lo demostró Belisario Betancur, la fórmula más segura para ganar las presidenciales es estar en el gobierno y simultáneamente criticarlo. El Partido Liberal piensa seguir su ejemplo y el artículo 120 le da legitimidad constitucional a este absurdo.
Curiosamente, aunque toda la tinta de los titulares se gastó en este aspecto, la junta de parlamentarios tuvo más importancia en otro que pasó relativamente desapercibido: el respaldo que recibió en la misma la Comisión Política Central. Esta entidad, que había sido objeto de gran desprestigio por representar a la clase política y por carecer de la autoridad de una figura dominante, fue beneficiaria del resultado electoral de mitaca que demostró que los caciques siguen definiendo las elecciones y que por lo tanto el organismo que los representa no puede ser subestimado. Además de las declaraciones de respaldo de los ex presidentes López y Turbay, el reconocimiento del nueva status de la CPC se hizo patente en el hecho de que se le otorgaron facultades para convocar a la Convención cuando a bien tuviera. Esto en la práctica significaba que el Partido Liberal iba a darle un compás de espera al gobierno para ver cómo procedía luego acomodar su estrategia a la coyuntura que estos hechos crearan.
La otra nota que llamó la atención fue la armonía que reinó durante la reunión. Rivales tradicionales como Bernardo Guerra y William Jaramillo se abrazaban efusivamente. No menos cordialidad se veía entre Jaime Castro y Perico Cárdenas. Los Lleras y el propio Galán fueron tratados con respeto en todo momento y se llegó a hablar de crear una subcomisión que se encargue de concretar aproximaciones. Ninguno de los presentes se retiró de la junta pensando que el Partido Liberal iba a perder las próximas elecciones.