Nación
Cansados de abusos y tramitadores en consulado de Orlando, Estados Unidos, colombianos se vinieron hasta Bogotá a denunciar en la Procuraduría
Los colombianos que residen en la Florida deben pagar hasta 100 dólares para acceder a una cita y poder realizar trámites. El detonante fue la golpiza y detención de Michel Plazas Vega, hermano del coronel (r) Alfonso Plazas Vega. El cónsul Rafael Orozco no pone la cara.
Todo anda despelotado en el consulado de Colombia en Orlando, Florida, una de las zonas de Estados Unidos con mayor población nacional. Esta oficina, creada justamente para la atención de los colombianos se ha vuelto todo lo contrario, un problema, un dolor de cabeza. Conseguir una cita para lograr la atención es casi imposible y, como si estuviéramos en Bogotá, cada vez que resulta necesario hay que acceder a estas a través de los famosos e irregulares “tramitadores”. El cónsul Rafael Orozco, nunca responde.
Un documento radicado directamente en la Procuraduría General de la Nación por siete de los afectados directos y señala en su asunto “denuncia contra cónsul y funcionario del consulado de Colombia en Orlando, Florida, por irregularidades en el manejo de las funciones consulares y respeto a los ciudadanos colombianos”.
Son varios los casos que se presentaron documentados esperando una acción de la Procuraduría ante la evidente falta de atención. Por ejemplo, María del Pilar González, es mamá de José Lubin Roldán, un joven que tiene déficit de atención, lo que le impide escribir en cualquier idioma, para ella los trámites han sido una tragedia.
Ha tramitado la cédula en el consulado y le dicen que no aparece, el trámite lo ha hecho tres veces y no recibe respuesta, en cada una de estas ocasiones ha tenido que pagar para obtener las citas, cuando ha tratado de ir sin la mentada cita, ha sido atendida de forma grosera por una portera, quien, como ya se ha denunciado en otras ocasiones, simplemente contesta con altanería y envía agentes de policía contra los nacionales. El cónsul nunca apareció.
También está el caso, registrado en video, de Ángela Patricia Cano, quien luego de 8 meses tratando de lograr un certificado de residencia logró la anhelada cita y, según la denuncia, “el funcionario consular la trato en forma displicente sin darle solución a lo requerido, acto seguido la vigilante entro y le manifestó que tenía que pedir de nuevo una cita como cualquier “Juan Del Pueblo”. Ante el reclamo, la vigilante fue hasta la puerta y llamó e hizo entrar al consulado a un policía norteamericano armado sin autorización del cónsul de Colombia, cuando, “bajo ley internacional, fuerzas de seguridad alrededor del mundo no son permitidos entrar a una embajada o consulado sin el permiso expreso del embajador o cónsul”.
También está el caso, que fue denunciado por la revista SEMANA en el cual, mientras hacía fila en la entrada del consulado, el coronel (r) Michel Plazas Vega, hermano del también coronel (r) Alfonso Plazas Vega, fue tirado al piso y esposado por hombres de la policía de ese país.
El inexplicable motivo fue tratar de ser atendido en esta sede diplomática de la que los colombianos están cansados.
De acuerdo con los videos en poder de SEMANA, esto nunca ocurrió, por el contrario, la policía inmovilizó a este hombre de edad adulta, todo en la cara del cónsul Rafael Orozco, quien abrió la puerta y se hizo el loco. Nuevamente, no hubo respuesta del representante diplomático.
Tramitadores
Un audio en poder de este medio deja en evidencia cómo un hombre llamado Hoover, de acento paisa, ofrece su servicio para el trámite, citas y documentos. Cobra entre 50 y 100 dólares y, con descaro, da garantía de éxito. Lo que resulta más desconcertante es que el trámite lo hace desde Colombia, es más fácil sacar la cita para él que para los colombianos que viven en Orlando.
Y maneja su propio tarifario, 50 dólares solo por la cita, si es solo para pasaporte; si es cédula y pasaporte, el valor es 70 dólares. El “cliente” debe pasar los datos principales, documentos, dirección; con la consignación la cita está asegurada y únicamente tarda de una semana a la otra. Por el contrario, hay personas que le han manifestado a SEMANA que pasan meses y no logran la atención.
El hombre incluso dice que la vuelta que se necesite, cualquier tipo de trámite, la puede hacer sin ningún problema.
En las quejas hay un común denominador, Virginia Olmo, la guarda de seguridad del consulado, una mujer, al parecer puertorriqueña, quien es altanera con cuanto colombiano presenta dudas y su única solución es mandar a la policía.
Candados de poner quejas, de tocar las puertas de consulado una y otra vez, siempre con el temor de resultar maltratados, de tener que pagar tramitadores, pero, sobre todo, que el cónsul Rafael Orozco no les ponga la cara a los colombianos como lo obliga su trabajo esperan que, en Bogotá a miles de kilómetros de Orlando, Florida, donde las irregularidades son pan de cada día, por fin, en la Procuraduría sí sean escuchados.