JUSTICIA
Caprichos, lujos y Maseratis: ¿podría el Tío Sam presionar a Álex Saab con la suerte de su hijo favorito?
El futuro judicial del primogénito Shadi Nain podría depender de lo que su papá colabore con Estados Unidos. El joven, a quien Saab le cumplía todos sus deseos, aparece en varios de sus negocios y empresas.
Este lunes, cuando Álex Saab comparezca ante la justicia norteamericana, en su corazón enfrentará el más profundo dilema. Su esposa, de quien sus amigos dicen está enloquecido de amor, está en la Venezuela de Nicolás Maduro. Y a su hijo Shadi Nain, la otra luz de sus ojos, los Estados Unidos lo investigan y podrían llevarlo tras las rejas. Si él decide ‘cantar’ ante el Tío Sam, a su esposa podrían negarle la salida del país o incluso ser perseguida judicialmente. Pero si se niega, tanto él como su hijo podrían pasar años vestidos con ese temible uniforme naranja.
Cualquiera que se acerque a la trama del caso de Álex Saab la encontrará mucho más interesante que una serie de Netflix. Se trata de una historia que combina poder, lujos, excesos, propiedades en el exterior, sociedades fantasma y las más tórridas relaciones amorosas. Y, además, ha pateado el complejo tablero del ajedrez de la política en América Latina.
Un capítulo, hasta ahora desconocido, es el que protagoniza su hijo Shadi Nain. Saab hizo con Shadi lo mismo que con su esposa Camilla Fabri: lo volvió parte del negocio.
Por esa razón, al joven el FBI y el Departamento del Tesoro americano lo investigan hace años, pues el primogénito es titular de cuentas con saldos millonarios en Suiza que han sido ya confiscadas por Estados Unidos. Shadi, de 25 años también, aparece en el consejo de la empresa Safire y como director de Group Grand Limited, una empresa que es estructural en el entramado del CLAP, el programa de alimentos de Venezuela que habría sido saqueado por Saab para lavar dinero, según las acusaciones.
Lo más leído
Un comunicado del Departamento del Tesoro sostiene que Shadi está en el grupo de personas que para el Gobierno estadounidense “son responsables o cómplices, o participan directa o indirectamente en una transacción o serie de transacciones que involucran prácticas engañosas y corrupción del Gobierno de Venezuela o proyectos administrados por el Gobierno de Venezuela”.
La relación de Saab con su familia es uno de sus rasgos más particulares y seguramente será lo que más pese en el momento de decidir si habla o no en los Estados Unidos.
Según una investigación publicada por el diario El Colombiano, “su nombre es clave, pero no tanto para desenredar la trama corrupta y de lavado de capitales que, según la justicia de Estados Unidos, Saab montó para Maduro en al menos seis países, sino para presionar al recién extraditado barranquillero a que colabore con las autoridades”.
El diario antioqueño asegura que pudo establecer que Saab les ha dicho a emisarios de la justicia federal de Florida y de Washington, e incluso de Nueva York –donde también hay expedientes abiertos relacionados con su accionar ilícito–, “que estaría en la disposición de contar detalles ocultos de los movimientos de Maduro, de su esposa Cilia Flores, al igual que de los hijos adoptivos del jefe del régimen –Walter, Yosser y Yoswal Gavidia Flores– y su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, a cambio de que Shadi Nain no tenga líos adicionales. Actualmente, está reportado en la lista Clinton”.
Shadi ha sido un gran favorito de Saab. En su libro Álex Saab, la verdad sobre el empresario que se hizo multimillonario a la sombra de Nicolás Maduro, el periodista Gerardo Reyes cuenta la devoción y el amor sin límites que el barranquillero tenía por ellos. Cuando eran pequeños y Saab aún vivía con su primera esposa Cynthia Certain, era ese padre perfecto que hacía quedar mal a todos los demás.
“Es obsesionado con los hijos, si él pudiera amamantarlos lo haría; él los cambiaba, los peinaba, les armaba la lonchera y él era siempre el primero en llegar a todas las celebraciones del colegio de los pelaos y las esposas nos decían ‘¿te das cuenta de que Álex sí llegó a tiempo?’. Mierda, se tiraba la plaza”, cuenta un amigo en esa biografía.
Al igual que su esposa, Camilla Fabri, Shadi ha sido también la luz de los ojos de Saab. De hecho, fue quien lo acompañó en el vuelo en el cual llegó a Cabo Verde hace más de 16 meses. El vuelo aparentemente tenía como destino final Irán y el joven habría llevado un pasaporte falso. Las vueltas de los negocios de su papá no son el único misterio de su vida.
Reyes se pregunta en el libro cómo logró entrar a Estados Unidos, cuando a sus padres y a sus hermanos les negaron la visa. Mientras la obsesión de su progenitor era amasar dinero y poder, él quería cumplir el sueño americano y triunfar en Hollywood. Alcanzó a acariciarlo. Trabajó en la película The Italian 2 y protagonizó King of LA, la historia del “hijo de un capo de la droga colombiano que escapa a Estados Unidos para empezar su propio reino del terror”.
El periodista Gerardo Reyes narra también en su libro un episodio que dejaría ver el nivel de adoración de Saab por Shadi y el deseo de satisfacer sus caprichos. Cuando la familia vivía a las afueras de París, “Saab se compró un Maserati y a su esposa le regaló un Rolls-Royce y le asignó un chofer peruano”. La opulencia se hizo contagiosa. Cuando Shadi Nain, su hijo mayor, cumplió 16 años, pidió también un Maserati, pero el papá le regaló un Porsche negro. Shadi se resintió.
“El niño estaba histérico porque quería un Maserati como el del papá”, recuerda un amigo de la familia. “Estaba furibundo y llorando. Recuerdo haberle dicho a la mamá, qué horror, parece mafioso, yo le zamparía una cachetada”. La misma persona dijo que Saab les daba a cada hijo “500 euros para que se fueran de compras con los amiguitos”, relata el libro.
Shadi es hoy la principal moneda de cambio, a juicio de quienes conocen a Saab, que tendría Estados Unidos para presionar al barranquillero a ‘cantar’. Su esposa Camilla ha dicho varias veces que él no se doblegará ante los Estados Unidos. “No hay nada que ‘cantar’, no hay mentira que puedan poner en su boca”, trinó respecto a la audiencia de este lunes. El dilema que tiene el barranquillero no es de poca monta.