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Captura de Popeye: estos son sus dudosos pasos desde que salió de la cárcel
Con la captura del exsicario de Escobar este viernes en Medellín, revivieron varios episodios que hasta el momento no se habían concretado en decisiones de la justicia. Desde que estaba en la cárcel de Cómbita, en Boyacá, tiene contactos con capos de esa organización criminal.
Desde que quedó en libertad, John Jairo Velásquez Vásquez se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades. El exsicario de Pablo Escobar suele usar su cuenta de Twitter para desafiar al Estado con constantes mensajes provocadores, lanzar amenazas de muerte a seguidores de Gustavo Petro y mostrar fotografías con armas. También se le ha visto amedrentar a ciudadanos por las calles de Medellín y, como quedó demostrado en diciembre de 2017 con la captura de alias Tom, suele reunirse con los hombres que lideran la organización criminal de la Oficina de Envigado.
Pero nada eso, hasta este viernes que fue apresado en Medellín, le había valido una orden de captura. La razón: las autoridades aún no tenían nada que comprometiera a Popeye directamente en la comisión de algún delito. “Nada concreto tienen todavía”, le dijo a SEMANA un funcionario desde Medellín hace varios meses.
Pero la suerte de Popeye fue cambiando desde que comenzó a cruzar la raya y sus acciones se fueron haciendo cada vez más agresivas. Desde su cuenta de Twitter dijo que odiaba a los petristas y, que si no se podía expresar, su fusil hablaría por él. Se trataba de una clara amenaza de muerte.
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La historia de alias Tom
Las sospechas de que Velásquez Vásquez ha seguido delinquiendo nunca se han ido de quienes investigan el crimen organizado en la capital paisa. Que Popeye hubiese estado celebrando en una finca de El Peñol con Juan Carlos Mesa Vallejo, alias Tom, un hombre por el que Estados Unidos ofrecía 2 millones de dólares, hizo que la Fiscalía en su momento le pidiera a un juez de ejecución de penas que le revocara el beneficio del que goza Popeye, por incumplimiento a los presupuestos que en su momento motivaron la libertad.
La directora de la Unidad contra el Crimen Organizado de la Fiscalía, Claudia Carrasquilla, dijo además, que esa institución tiene conocimiento de que Popeye no solo se reunía con Tom, sino con otros narcos en Medellín. “Hace parte de la indagación que se viene adelantando contra esta persona. En efecto él ha venido reuniéndose con narcotraficantes en la ciudad de Medellín (…) Tenemos evidenciada una reunión que él tuvo en un hotel en la ciudad de Medellín. Eso se tiene evidenciado y documentado”, dijo aquella vez.
Desde Twitter, Popeye ha dicho varias veces que no le teme a la muerte ni a regresar a la cárcel. Por el contrario, sus trinos siempre vienen en tono desafiante.
No le tengo miedo a lo que le temen las Ratas del si. Si hay que ir a prision. Voy. En poco tiempo estaré de nuevo atacando este maldito gobierno. No le temo ni a la Carcel ni a la muerte. Soy un guerrero y como tal. Me comporto. Soy una figura pública y puedo ir donde sea
— Jhon Jairo Velasquez (@Popeye_leyenda) 10 de diciembre de 2017
A popeye hay que sacrificarlo porque estaba en un hotel. En una fiesta. Y había personas al margen de la ley. Y los de las Farc son aplaudidos en el congreso y por el presidente JMS. Y todas las porquerias del si
— Jhon Jairo Velasquez (@Popeye_leyenda) 10 de diciembre de 2017
Lo que saben las autoridades es que la amistad de Popeye con los líderes de La Oficina no es nueva. Velásquez Vázquez -y así lo corroboró un periodista de SEMANA en el año 2012-, compartió patio en la Cárcel de Máxima Seguridad de Cómbita, en Boyacá, con Ericson Vargas Cardona, alias ‘Sebastián’, un capo que fue capturado en agosto de ese año y que posteriormente fue extraditado y condenado a 25 años por la Corte del Distrito Sur de Nueva York.
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Era como tener en un mismo espacio –compartiendo zonas comunes- a dos generaciones de la mafia. De hecho, a Popeye nunca le fue ajeno lo que sucedía en el espectro del crimen en Medellín. Y no solo no se desconectó de ese mundo, sino que estando tras las rejas hizo parte de algunas guerras.
En uno de los capítulos del libro La Viuda Negra, de José Guarnizo, el mismo Popeye dice: “La guerra más brava que yo viví fue dentro de la cárcel, ahí hubo más de trescientos muertos, ahí teníamos fusilería. Lo que pasa es que se armó una guerra entre paramilitares y guerrilla. Eso fue en los años 1999, 2000 y 2001. Se enfrentaron las autodefensas y la guerrilla y yo quedé en la mitad. Yo tomé partido por las autodefensas. A mí me hirieron dos veces allá en esas peleas, eso ahí fue una locura. O uno peleaba o peleaba. La tercera opción era quedarse sentado y morir como un marica. Porque es que ahí éramos seis mil bandidos. Y en armas había mil quinientos, y la guardia en la noche no pasaba de cincuenta. Nosotros no nos íbamos para la casa porque en la cárcel había mucha adrenalina, ¿sí me entiende? (se ríe) y había mucha gente pa’ matar y estábamos era peleando”.
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Pero la primera vez que las autoridades sospecharon de los pasos de Velásquez Vázquez ya en libertad, fue a raíz de un video en el que se veía al sicario más temido que tuvo Escobar descendiendo de un vehículo Chévrolet que venía escoltado por un Peugeot. Popeye luego llegaba a un edificio y hablaba con unos hombres dentro de un ascensor. La grabación es del año 2015. Desde ese momento, la Fiscalía advirtió que Popeye estaba precisamente en contacto con personajes de la Oficina de Bello, entre ellos Juan Carlos Mesa Vallejo o Tom.
Esa vez Popeye estuvo por unos 30 minutos en el edificio y fue cuando surgieron indicios de que estaría participando en trabajos de ‘cobranza’ en la capital antioqueña. Pero el tema se quedó ahí y nunca prosperó.
Este viernes, el exsicario de Pablo Escobar se presentó ante la Fiscalía de Medellín para dar explicaciones por las amenazas que aparecen en su cuenta de Twitter en contra de seguidores de Gustavo Petro. Pero en ese momento lo estaban esperando para hacer efectiva una orden de captura en su contra por el presunto delito de extorsión.