NACIÓN
La sorprendente historia de un hombre con múltiples denuncias por estafa
Después de años de seguimiento, fue capturado en Ipiales Juan Camilo Londoño, a quien decenas de personas han denunciado por estafa y robo de vehículos. Dos víctimas estuvieron presas por exigirle el pago de una camioneta.
Una nueva denuncia hecha en los últimos días alertó a las autoridades sobre el paradero de un señalado estafador. Una fabricante de tapabocas de Bogotá denunció a un hombre identificado como Juan Camilo Londoño López de haberle robado 500.000 de sus productos, después de que se los enviara por intermedio de una reconocida empresa de transportes del país hasta Ipiales, en Nariño.
Como Londoño era conocido de un familiar de la fabricante, esta accedió a enviarle la mercancía con el compromiso de que el hombre consignaría el valor total al momento de recibirla, cosa que no ocurrió. Esto hizo que hombres de la Sijin le siguieran la pista, hasta que lo hallaron este domingo 26 de julio en un lavadero de carros de Ipiales, en donde fue capturado con una orden emitida por la Fiscalía 104 Especializada de Medellín, que tiene en su contra un proceso.
El caso podría ser uno entre los muchos que se presentan a diario en el país. Sin embargo, tiene de trasfondo una historia de denuncias y podría abrir el camino a las respuestas que esperan ciudadanos de diferentes ciudades colombianas, que en los últimos años han señalado a Londoño -todos describen al mismo hombre obeso- y a su compañera, Sara Lucía Vásquez Ortega, de haberles robado sus vehículos o saqueado apartamentos con engaños y triquiñuelas. El rosario de hechos que los involucra serviría para el guion de una película.
¿Víctimas en la cárcel?
John Jairo Vizcaíno y su padre Roberto Antonio Vizcaíno pasaron 20 meses y 20 días en una celda del Pabellón 1 de la cárcel Rodrigo de Bastidas, en Santa Marta, acusados de un secuestro extorsivo del cual dicen tener todas las pruebas para demostrar que no ocurrió. Su delito fue exigir el pago de una camioneta a Juan Camilo Londoño López, quien según ellos, los había engañado.
La dura experiencia de los Vizcaíno con Londoño empezó, de acuerdo el relato que ellos hacen, en julio de 2018. En ese entonces, Roberto Carlos uno de los hijos y quien vive en Montería, publicó un clasificado en una página web para vender una camioneta Nissan Frontier, modelo 2006, y Londoño le hizo una tentadora oferta de compra: 10 millones de pesos en efectivo y un carro Chevrolet Spark.
John y Roberto Vizcaíno el día en que fueron presentados por el Gaula, señalados de haber secuestrado a Juan Camilo Londoño.
Cuentan que Londoño les adelantó 600.000 pesos que debían en el taller en el que reparaban la camioneta y a cambio la tomó alquilada por tres días. Para certificar su seriedad, llevó a Roberto Carlos a una casa donde supuestamente vivía en la capital de Córdoba, y le presentó a Sara y a su pequeño hijo.
Londoño se llevó la camioneta y a los dos días no volvió a responder las llamadas, dicen los Vizcaíno. Le perdieron el rastro al vehículo. A los 12 días, les llegó una fotomulta por una infracción del vehículo en Corozal, Sucre, por lo que sintieron apagadas las esperanzas de recuperarlo. De todas maneras, John Jairo, hermano de Roberto Carlos, publicó el caso en Facebook y ofreció una recompensa.
No recibió datos sobre la Nissan, pero para su sorpresa sí encontró un comentario de una persona de Cali que contaba que Londoño había actuado con ella de una manera parecida: una oferta generosa sobre su carro y una invitación a concretar el negocio en una casa donde supuestamente vivía con su esposa y su hijo.
En agosto de 2018 hombres del Gaula del Magdalena presentaron a Londoño como un ganadero víctima de secuestro.
Una pesadilla
Los Vizcaíno dicen que decidieron entonces poner en marcha otro plan. John llamó a Londoñó de un teléfono diferente y le ofreció en alquiler una camioneta igual a la primera, pero más nueva. Londoño al comienzo estuvo esquivo, pero al ver las fotos del vehículo aceptó una cita en Ciénaga para cerrar el trato.
John cuenta que, en las horas previas al encuentro, lo contactó desde Santa Marta otra persona que dijo haber sido engañado por Londoño, un miembro activo de la policía que decidió asistir para confrontarlo.
Cuando John Vizcaíno y esta persona estuvieron cara a cara con él, llamaron a la policía y mostraron sus denuncias. Los trasladaron a la Sijín de Ciénaga donde empezaron la reseña, pero el uniformado a cargo les informó que no podía retener al denunciado porque no tenía orden de captura vigente.
Tras varias horas de conversación, Londoño -según los Vicaíno- reconoció haber robado los vehículos y propuso devolverlos. John llamó a su papá Roberto Antonio y entre ambos, finalmente, decidieron llevarlo a su residencia en Santa Marta para esperar la entrega.
Ahí empezó la pesadilla. Después de horas de espera en la casa, Sara Vásquez llamó para decir que la camioneta no aparecía, pero que iban a responder por “los 36 millones de pesos exigidos”. John cuenta que no les gustó lo que oyeron y sintieron que "la cosa se iba enredando", pero terminaron yéndose con Londoño a Gaira, sector de Bomba Zuca, donde estaba su esposa con unos primos. Al llegar al lugar, sobre la Troncal del Caribe, Londoño caminó un poco, habló por teléfono y le gritó a Sara que ya estaba ahí. Hombres del Gaula salieron y capturaron a John y a Roberto Antonio.
Al día siguiente, el 12 de agosto de 2018, agentes adscritos a la Seccional de Antisecuestro y Extorsión de la Policía de Santa Marta los presentaron como “secuestradores de un reconocido ganadero del Cesar, a quien habían intimidado con arma de fuego y raptado en Ciénaga el 9 de agosto cuando este realizaba diligencias personales”. Estuvieron 10 días en la URI de la Fiscalía y el 21 de agosto los trasladaron a la cárcel Bastidas.
En ese momento, el capitán Gustavo Pérez era el jefe del Gaula en Santa Marta y dijo que Londoño efectivamente tenía unas denuncias por unas estafas y que “estas personas estafadas lo traen y lo citan en Ciénaga, y luego lo retienen en Santa Marta. Estafador o no, lo cierto es que nadie puede retener a una persona en contra de su voluntad. Los afectados deben denunciar y que la autoridad competente se encargue”.
Libertad inexplicable
SEMANA pudo establecer que Londoño tiene, al menos, 25 denuncias ante la Fiscalía por delitos como abuso de confianza, estafa, emisión ilegal de cheque, hurto, hurto calificado y hurto calificado de automotor. Y con solo digitar su nombre en redes sociales se pueden encontrar referencias de más de 40 personas señalándolo de haberlos engañado. Sin embargo, si se consultan sus datos en la página en línea de Antecedentes Penales y Requerimientos Judiciales aparece que “no tiene asuntos pendientes con las autoridades”, al igual que Sara Vásquez.
El mismo John Vizcaíno ha hablado con diez personas que también declaran haber sido víctimas de la pareja. La mayoría cuentan que se les llevaron sus carros de la misma manera, y otros a quienes les han robado en los apartamentos rentados.
Como esta, hay decenas de denuncias contra Londoño y su compañera en redes sociales y diferentes grupos públicos.
Otro denunciante, quien por seguridad prefiere que lo llamemos solo Juan, vive en Cali. Puso un clasificado en agosto de 2018 - días después de que ocurrieron los hechos con los Vizcaíno en Santa Marta – en el que solicitaba un conductor para un Chevrolet Sail. Londoño se presentó con documentos aparentemente confiables, lo llevó a un apartamento en la zona de Valle del Lili, donde afirmó vivir, y le dijo que su esposa Sara trabajaba en la Tercera Brigada del Ejército.
Al tercer día de manejar el carro, Londoño pidió permiso para llevar a su hijo al médico y no volvió a aparecer. Juan lo fue a buscar al apartamento y se encontró en la puerta del edificio con tres personas deseosas de aclarar cuentas con Londoño. “En Cali se habla de 40 carros. Personalmente, me encontré con una veintena de personas, pero ninguna le ponía denuncia por que la aseguradora estipula que si tú entregas las llaves de forma voluntaria, no te responden. Hoy en día sigo pagando la cuota del vehículo sin tenerlo”, explica Juan.
Indagando después en las oficinas del Ejército, Juan descubrió que quien trabajaba ahí no era Sara Vásquez sino Erwin Quintanilla, el verdadero padre del niño que Londoño y ella exhiben como de ambos. Quintanilla dice que hace unos años tuvo una relación breve con Sara Vásquez, de la cual quedó el pequeño. Él asegura que ella muy pocas veces se lo ha dejado ver y que desde hace más de dos años viene insistiendo en diferentes oficinas del Icbf para que intervengan y eviten que el niño se vea posiblemente envuelto en actos delictivos.
Este año varias personas también denunciaron a través de Instagram haber sido víctimas de Londoño.
Este año se han conocido reportes de supuestas víctimas en Flandes (Tolima), Envigado, Medellín, Ibagué, y hasta Quito y Esmeraldas (Ecuador). En febrero pasado, el dueño de un hostal en Pasto le contó a seguimiento.co, un portal web que denunció el caso, que la pareja, en compañía del niño, se alojó allí y aprovechó que el sitio estaba solo para llevarse seis Smart TV, dos cámaras fotográficas, un portátil, plata en efectivo y hasta los platos de cocina. “En total 25 millones de pesos. Andaban en un carro reportado como robado de placas KJA588”, dijo la nueva víctima.
John y Roberto Vizcaíno salieron de la cárcel Bastidas el pasado 30 de abril bajo libertad provisional, después de cinco audiencias por vencimiento de términos. Sin embargo, su caso sigue activo en el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Santa Marta. La Fiscalía insiste en que son secuestradores.
A Juan lo contactó hace unos días una mujer que se identificó como “Gladys Londoño, fiscal 104 de Medellín y le contó que había asumido la investigación del caso”, para hacerle unas preguntas. De ese despacho salió la orden que permitió la captura de Londoño.
Edwin Quintanilla, quien está en Barrancabermeja, espera que el Icbf le ayude a hallar pronto a su hijo. Ni de él ni de Sara Vásquez se tiene información reciente.
En esta página señalan a Londoño y a Vásquez de haber robado elementos de un apartamento en Sabaneta, Antioquia.
Autoridades de Ipiales le dijeron a SEMANA que Londoño está en estos momentos a la espera de la audiencia de imputación de cargos por el proceso que le lleva la fiscalía de Medellín, pero del caso de los 500 mil tapabocas de la fabricante de Bogotá no se sabe nada aún.