JUDICIAL

Capturan a Juan Carlos Madero, el supuesto enlace entre Benedetti y chuzadores

El CTI lo detuvo luego de que fuera salpicado por el Coronel (r) Jorge Salinas como el hombre que atrajo como clientes a algunos políticos. A través de él se habrían hecho millonarios pagos por chuzadas.

14 de septiembre de 2018

Juan Carlos Madero Mendieta es el gerente de Quarkcom SAS, una de las seis firmas señaladas de hacer parte de la organización criminal dedicada a chuzar a funcionarios y particulares. Después de tres días de búsqueda, Madero fue detenido por el CTI de la Fiscalía como el enlace clave con políticos, uno de ellos, sería el senador Armando Benedetti.

Quien delató su presunto papel en la organización fue el coronel (r.) Jorge Salinas, quien aseguró que Madero fue la persona a través de la cual llegó como cliente el senador. Indicó que pagó por interceptar las líneas telefónicas del fiscal general, Néstor Humberto Martínez, del abogado Jaime Lombana y de su hijo de 16 años.

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Una vez fue capturado Salinas, comenzó su intento de negociar con la justicia. Para ello, entregó 175 carpetas de casos que estaban trabajando, cuyos clientes habrían llegado a través del general (r.) Humberto Guatibonza y de su asesor Carlos Eduardo Arenas. Salinas como gerente de la firma JHS Consultores confestó nombres y detalles de otras personas vinculadas a la organización criminal.

"Hizo mención a otras personas que hacían parte de la organización, que eran conscientes de los servicios ilegales y que su función era conseguir los clienten y pactar el valor del trabajo. Esta información al momento de ser obtenida era enviada a Salinas y a Quiroga (el mayor Luis Mesías Quiroga Cubillos), quienes entregaban informes semanales por medios escritos", señaló la Fiscalía. Estas personas fueron identificadas como Guatibonza, Juan Carlos Madero, Carlos Eduardo Arenas y Julián Villarraga. 

El senador Armando Bendetti aseguró que no conoce a Madero y considera que es una “vulgaridad” ese “nuevo cuento” que se levantó en su contra. Se preguntó en qué cabeza cabe que alguien se atreviera a chuzar las comunicaciones de la segunda persona más protegida del país. “Tal vez un rambo, un kamikaze, un suicida, o un interno en una clínica de reposo...”.
 
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