CAUCA
Capturan al tercer presunto responsable de asesinar a seis jóvenes en Buenos Aires, Cauca
Según la Fiscalía, el capturado pertenece a la Sexta Comisión de las disidencias de las Farc Jaime Martínez, estructura delincuencial que delinque en el norte del Cauca.
La Fiscalía anunció este martes que fue capturado un tercer presunto responsable del asesinato de seis jóvenes en la vereda Munchique, zona rural de Buenos Aires, norte del Cauca. El capturado es alias Chepe, quien junto a otras personas habría disparado contra las víctimas el pasado 20 de septiembre.
“La recopilación de material probatorio suficiente permitió a los equipos especializados designados por el Fiscal General evidenciar que alias Chepe integraría la Sexta Comisión de las disidencias de las Farc columna móvil Jaime Martínez, grupo armado que tiene injerencia delictiva en los municipios de Suárez y Buenos Aires (Cauca) y Jamundí (Valle del Cauca)”, sostuvo el ente investigador a través de un comunicado.
Alias Chepe fue capturado en el corregimiento de Mondomo, Cauca, y presentado ante un juez con funciones de control de garantías, donde la Fiscalía formuló cargos por el delito de concierto para delinquir.
El despacho judicial ordenó su traslado a centro carcelario como medida de aseguramiento preventiva. Por estos mismos hechos, la Fiscalía, junto con la Policía, capturó y judicializó el pasado 16 de octubre a Breiner Orlando Daza Daza, alias Chuky, y Sebastián Mestizo Daza, alias Sebastián, a quienes se les imputó el homicidio agravado de las seis personas.
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Así ocurrió la masacre
“La masacre en la vereda Munchique –zona rural de Buenos Aires, Cauca– comenzó hacia las 2:15 de la tarde del domingo”, recuerda Plinio Carabalí. Justo antes de los primeros disparos, él había terminado una reunión y caminaba hacia su casa cuando escuchó las detonaciones; quiso devolverse, pero cada vez eran más intensas, entonces se refugió en un matorral al costado de la carretera. Cerró los ojos y pensó en rezar, aunque –reconoce– no se acordó de ninguna plegaria; solo guardó silencio.
El sonido de las balas cesó diez minutos después. Los asesinos huyeron con un desfile de disparos al aire y nadie se atrevió a salir inmediatamente, aunque todos ya imaginaban la tragedia. Plinio se devolvió y vio a cinco de sus amigos muertos. Estaban tirados sobre un planchón de tierra amarilla, allí mismo donde pensaban jugar a las peleas de gallo.
Víctor Caicedo, de 17 años, estaba sobre la vía. A él fue el primero que mataron de dos disparos en la cabeza; no le preguntaron nada, solo le dispararon a quemarropa. Cuando los casi veinte jóvenes escucharon los balazos y vieron a los asesinos subir una pequeña loma con armas cortas y largas, intentaron correr, pero les tiraron dos granadas –una de ellas no estalló–. La onda explosiva alcanzó a Harrison Balanta, John Ibarra, José Manuel Mancilla y Juan Salinas, a quienes remataron después con tiros de gracia en la frente y en la sien. Todos afrodescendientes entre los 19 y 26 años.
Los demás se alcanzaron a tirar por un barranco para salvar sus vidas, de lo contrario hubieran muerto unas veinte personas. Edwin Caicedo, de 19 años, corrió y estuvo a pocos metros de huir de las balas, pero un proyectil impactó su pierna derecha. Murió desangrado minutos después entre matorrales, alejado de la escena del crimen donde quedaron los cuerpos de las otras cinco víctimas.
En Munchique ya nadie quiere hablar de lo ocurrido, quieren llorar a sus muertos solos y esperar lo que se viene. Ya no hay optimismo, solo permanecen el miedo y dolor. “¿Para qué hablamos si igual no va a pasar nada, aquí nos van a seguir matando”, dicen. Esta vereda del corregimiento Honduras está a 20 minutos en carro de la cabecera municipal de Buenos Aires y a 25 minutos en carro de Suárez. Su posición es un paso estratégico que une a dos municipios del norte del Cauca donde tiene injerencia la columna disidente Jaime Martínez, comandada por Johany Noscué, alias Mayimbú.
El 27 de abril de este año, Munchique vivió su primera masacre en los últimos veinte años: tres jóvenes fueron baleados por hombres armados ajenos a la comunidad. Desde ese día empezaron a circular panfletos que ordenaban a la comunidad evitar las aglomeraciones y fiestas por la pandemia de covid-19. Ante la falta de autoridad, los grupos al margen de la ley quieren suplantar al Estado y tomar decisiones por la comunidad. La instrucción es que nadie puede transitar después de las 2 de la tarde.