ENTREVISTA
Carlos Antonio Vélez habla sin tapujos de la selección, Pékerman, James y hasta de Gustavo Petro
En entrevista con SEMANA, a propósito de sus 50 años de carrera periodística en el fútbol, el Profe no dejó títere con cabeza.
VICKY DÁVILA: Profesor, lo felicito. Está cumpliendo 50 años de ejercicio profesional. Le debe haber pasado de todo…
CARLOS ANTONIO VÉLEZ: Muchos de esos años estuve a su lado en etapas muy bonitas, en QAP y en RCN. En 50 años tengo 17 mundiales, no sé cuántas copas América, Libertadores, Sudamericana, UEFA, Recopas. Me puse a hacer cuentas por encima y tengo muchos minutos en las piernas...
V.D.: Profe, ¿usted de dónde salió?
C.V.: Soy de Manizales, nací allá. Mi padre era empleado del Sena y mi madre fue maestra de escuela. Estudié con los hermanos maristas, padres agustinos, y luego entré a la universidad. Terminé mi bachillerato y entré a la Facultad de Derecho y empecé haciendo comentarios políticos. Hacía tres o cuatro minutos en el noticiero del mediodía en La Voz de los Fundadores, de la Cadena Súper, empujado por mis compañeros medio politiqueros o abogados. El gerente, que era narrador de fútbol y con el que me iba a tomar café, Augusto Salazar Urrea, me dijo: “Oíste, Carlos Antonio, ¿por qué no me acompañas a los partidos, a vos te gusta esto, por qué no me ayudas a hacer entrevistas?”. Y dije: listo. Pensé en el ahorrito de la entrada al estadio.
V.D.: ¿En el billetico?
C.V.: Claro. Por decir algo, eran tres pesos y para mí eso significaba como cinco días de transporte. Así empecé. Mi primer partido fue el 19 de noviembre de 1972, entre Once Caldas y Deportes Tolima. Estuve haciendo entrevistas. Ganó el Once 2 a 0, con goles de Juan José Demario.
V.D.: Era un niño…
C.V.: Sí, de hecho, estuve en una lista al Concejo de Manizales, en el renglón 17, y no me pude posesionar porque no había cumplido los 18 años. Nunca pude mojar Concejo, ¿cómo le parece?
V.D.: Mejor dicho, el fútbol se lo robó a la política…
C.V.: No. Pienso que el fútbol se llevó a un estudiante de Derecho de la Universidad de Caldas.
V.D.: Claro, nunca se graduó…
C.V.: El 16 de enero de 1976 me vine para Bogotá. Llegué y estando aquí intenté nivelar en la Universidad Católica. Me recibió el doctor Betancur Cuartas, el hermano del expresidente. Llegó la despedida de Pelé, en Estados Unidos, y me fui con Prodeportivo, con Armando Moncada, y Jorge Eliécer, con Megatelevisión, a hacer ese partido. Por esa época nació Luis Carlos, y a Techi, mi esposa, le tocó sola ese parto. Abandoné mis estudios y el doctor Betancur me dijo: “Vea hombre, Carlos Antonio, yo veo que a usted le gusta más eso, le voy a dar una cartica para que, cuando usted quiera y pueda, venga, termine su nivelación y haga los preparatorios”. La carta ya la perdí, Vickycita.
V.D.: No se graduó, pero usted es un profe. ¿Por qué le dicen así?
C.V.: Lo del Profe nació en la época de QAP y las Marías. Yo dictaba unas conferencias nacionales e internacionales. La universidad de los Libertadores organizó una especialización en fútbol y yo la manejé. Entonces desde ahí quedé como el Profe.
V.D.: Dicen que usted llegó a Bogotá con una mano adelante y otra atrás…
C.V.: Me vine a Bogotá con 2.000 pesos, en bus. Estuve donde una tía unos días. Quedaba muy lejos, en Modelia, me costaba venir al centro. Caracol quedaba en la 19. Entonces, conseguí un sitio para dormir, ahí en donde estaba el Teatro Popular, por la quinta, en un edificio. Allí me prestaron el lugar donde guardaban las cosas. Ahí dormía en el piso y me fiaban en El Arriero, un restaurante en donde también les fiaban a Bocha Jiménez y a Jaime Ortiz.
V.D.: Luego vino el matrimonio con Techi…
C.V.: Nos casamos con la cama solamente. Ella sacrificó su bienestar en Perú, se vino para acá, porque veía en mí una proyección notable en el futuro. Entre nos todo esto, que ni se vaya a dar cuenta ella… (risas).
V.D.: (Risas). Profe, excúseme la palabra, pero lo he sentido emberracado porque Colombia no va a ir al Mundial de Catar.
C.V.: Me ha molestado la idolatría hacia un mito, una leyenda, que es el señor Pékerman. Uno mira y encuentra que no hubo ningún tipo de resultados, salvo ganar partidos. Fuimos a dos mundiales y realmente el único rival importante que enfrentamos fue Inglaterra. Hubo tantos espejismos, y yo creo que fue más lo que él se llevó que lo que nos dejó.
V.D.: ¿Lo que me dice de Pékerman es en serio?
C.V.: ¿Qué nos dejó? Él, en el camino a Rusia, nos dejó un equipo con números muy parecidos a los de esta eliminatoria. Lo que pasa es que la gente tiene memoria selectiva. Él nos dejó a una selección que empató con Chile y Uruguay en Bogotá, 0 a 0, perdió con Paraguay inesperadamente 2 a 1 y nos tuvimos que ir el último partido a Lima. Perú y Colombia fueron al Mundial en desmedro de otras selecciones, eso fue hasta investigado por la Fifa, y así fue que clasificamos a Rusia.
Me ha molestado es que esos jugadores, en el 2014, eran pobres y jóvenes y tenían hambre de gloria, se comían la cancha. Después se volvieron ricos y famosos, y ahora, ocho años más viejos, vinieron a caminar y a enrarecer el ambiente.
V.D.: Entonces, ¿Pékerman es un mito chimbo?
C.V.: Sí, chimbo.
V.D.: Aquí le voy a hablar como hincha, no se me vaya a enojar…
C.V.: No, tranquila.
V.D.: Yo amo a Pékerman, como muchos colombianos. Entonces, ¿estamos en un error?
C.V.: Pero, obvio, en un error sentimental. Ese es un fantasma.
V.D.: ¿Un fantasma? Le repito: lo amamos.
C.V.: Eso está muy bien y a nadie juzgan por amor. Lo que sí le puedo asegurar es que aquí no volverá.
V.D.: Los críticos dijeron que la Federación se equivocó al sacarlo…
C.V.: No. Lo sacaron el día que era.
V.D.: O sea que ¿bien ido?
C.V.: Claro, al contrario, se habían demorado mucho. Aquí se hicieron muchas cosas y la Federación fue en un momento cómplice porque lo permitió. Pero después se fue dando cuenta de que el estado de cosas no era bueno y futbolísticamente tampoco había nada. Empatamos con Chile y Uruguay, perdimos con Paraguay, y nos tuvimos que arreglar con Perú para clasificar al Mundial. Fuimos al Mundial, perdimos con Japón, nos ayudó un árbitro; jugamos bien contra Polonia; llevó lesionado a James y no lo puso a jugar sino a pedazos; en el partido contra Inglaterra estábamos de aquí (se toma el cuello); y el goleador que tuvimos fue Yerry Mina y nos eliminaron en octavos. ¿Cómo puedo decir que eso es una maravilla? Eso no es una maravilla.
V.D.: Cuando fuimos a Brasil, ¿no fue espectacular?
C.V.: Sí, pero ¿contra quién jugamos? Contra Costa de Marfil, que hoy no está en el Mundial. Contra Japón y siempre serán japoneses los japoneses. Grecia no está en este, es un equipo del montón y después jugamos contra Uruguay, que tres días antes había recibido un castigo porque Suárez mordió a Chiellini. Uruguay se iba a retirar y en ese partido contra nosotros, tres días después que lo obligaron a jugar, no estuvieron ni Suárez, ni Lugano, ni los grandes jugadores de ellos. Nos enfrentamos ante el peor Brasil de la historia, que se comió en su casa siete contra Alemania. Ese equipo nos boleteó, nos sacó por la puerta de atrás. Entonces, ¿contra quién jugamos? Contra hijos de vecinos como nosotros. Si a mí me dicen que se hizo una campaña fenomenal, porque en el derrotamos a Italia, le ganamos a Alemania, superamos a España, fuimos por encima de Francia, yo le digo, mamita, me quito el sombrero, chapeau…
V.D.: ¿Y qué pasó con Queiroz?
C.V.: Gran parte de lo que nos ha pasado se debe a que le dieron un golpe de Estado a Carlos Queiroz, un técnico que venía de Europa, con otra mentalidad. El hombre llega y nos cae el virus y se tiene que ir para Portugal, cierran todas las fronteras durante siete meses, y él tiene contacto solamente a través de Zoom con los jugadores. ¡Solamente a través de Zoom! Eso debilitó la relación, y los jugadores aprovecharon porque algunos habían sido ya advertidos por el técnico de que estaban acabando su ciclo. Entonces, la verdad, hubo dos partidos muy sospechosos, ese 3-0 contra Uruguay y ese 6-1 contra Ecuador, que derivaron en la salida del director técnico y la llegada de Rueda, y a partir de ahí siempre fuimos a contramano.
V.D.: Es decir, ¿Queiroz fue una víctima?
C.V.: Correcto. Es que no dirigió en Colombia. Vino aquí unas semanas, ¡unas semanas!, porque le tocó toda la pandemia en Portugal, y aquí tuvimos a una dignataria que dijo: “El aeropuerto se cierra y para abrirlo pasan por encima de mi cadáver”, ¿no?
V.D.: Habla de Claudia López…
C.V.: Correcto. Además, se aplazaron las clasificatorias y por pandemia no se jugaba. Entonces, realmente hubo una situación muy delicada. Sobre Rueda, tengo el mejor concepto de él como persona, es un tipo enterado, pero a mí me defraudó porque arrancó muy bien. Lo conozco y es un hombre serio, un señor en todo el sentido de la palabra, estudioso, preparado, pero creo que lo rebasó el tiempo y se desactualizó. Porque el fútbol es así, vea (chasquea los dedos). Eso va cambiando todos los días, y el que se queda en el beeper y no pasa a Twitter, se jodió. Entonces, hay muchos técnicos que están viviendo el siglo pasado todavía y lamentablemente él no se actualizó. Y tuvo otro problema de carácter, que fue volver a llamar a los ricos y famosos que venían en declive desde 2018. Esos terminaron enterrándolo, Vicky. En el fútbol de hoy no se camina, se corre. Y el que no corre, no juega, ¿estamos?
V.D.: Dígame cuáles fueron los jugadores que supuestamente le armaron un complot a Queiroz…
C.V.: No. Es muy difícil. Es como si yo le pudiera demostrar si hubo o no fraude en las pasadas elecciones. Entonces, el que se beneficia dice que no hubo fraude y el que se perjudica dice que sí. Así es en el fútbol. Todos sabemos que hay muchos partidos que se tuercen y hay árbitros que se venden. Hay un montón de cosas y nadie le puede probar nada a nadie. Lo que sí es verdad es que a Colombia no le pueden hacer nueve goles en dos partidos. Yo tengo ahora 50 años en el fútbol…
V.D.: Algo sabe…
C.V.: Sí, algo entiendo. Yo sé cuándo compiten y cuándo no.
V.D.: Le hicieron paro a Queiroz…
C.V.: Sí. Le hicieron paro porque les había dicho a dos o a tres jugadores que este era su último mundial. No se mantenía ni tocándoles las nalgas, ni llamándolos por teléfono, ni diciéndoles que eran los mejores jugadores del mundo. Era un señor distante porque es europeo, venía de estar ocho años en Irán. Ese señor se mamó talibanes y ayatolas, y no pudo aquí con cuatro o cinco gatos en Colombia. Definitivamente, somos más bravos que los talibanes y los ayatolas. Seguro. Qué horror.
V.D.: Dicen que usted no quiere a James. ¿Eso es verdad o es paja?
C.V.: ¿Lo tengo que querer o qué?
V.D.: No, solo le pregunto….
C.V.: No. Primero, no soy sobón. No hago periodismo de cortesanas. Simplemente, digo lo que tengo que decir, esto no es de sentimientos. No tengo que querer a nadie, salvo a mi mujer, mis hijos, mi vida y algunos amigos. Lo demás…
V.D.: Y a los nietos que lo vuelven loco…
C.V.: Claro, por supuesto, hacen parte de mi familia. Lo demás es un juicio riguroso. Me di el lujo, en el Eurostar de Madrid, de decírselo en la cara a James.
V.D.: ¿Qué le dijo?
C.V.: Le dije: ¿usted me permite que yo le diga una cosita? Y espero no molestarlo. Él me atendió muy querido, hablamos un largo rato. Él sabía que yo era su crítico y le dije: Cuando una persona tiene problemas con Benítez, Zidane y Ranieri, con cuatro o cinco jefes, el problema no es el jefe. El problema es uno. ¿Por qué no piensa eso? Piénselo. Y eso que no había ido al Bayern y no había peleado con el croata. No había ido todavía a la segunda etapa en el Madrid para volver a pelear con Zizou…
V.D.: ¿Qué le contestó?
C.V.: Él es un hombre de pocas palabras. Primero es un muchacho respetuoso, conmigo no se metió nunca. Hablamos. La verdad que tuvo una atención y le prometí que nunca lo diría y nunca lo voy a decir. Él fue muy querido, pero sí me sentí en la obligación de decirle eso antes de la final de Milán, antes de que Real Madrid jugara con el Atlético de Madrid. Le dije, hombre, creo que Zizou está haciendo lo correcto porque usted no ha cumplido. ¿Qué hacemos? Es que aquí el nivel es otro. El talento en esos equipos de fútbol es un tema marginal.
V.D.: ¿Cree que James es talentoso o no?
C.V.: Talentoso también son Yerry Mina y Ospina. Cada uno tiene su talento. Unos tienen el talento para defender, otros para atacar. Creo que es un hombre técnicamente bien dotado con una inmadurez a flor de piel. Un muchacho que, de un momento a otro, se ganó la lotería. Se ganó el Baloto. Es un hombre millonario, pero conformista, él terminó ahí. Es muy triste que, después de estar en el Real Madrid, a esta altura juegue en Catar. Estar en Catar es muy bonito para ir unos días. Pero ¿para jugar al fútbol? Es un fútbol semiprofesional, ni siquiera es profesional. Entrenan muy poco, los equipos los conforman incluso ejecutivos de compañías y llevan a algunos jugadores extranjeros que son casi el divertimento de los jeques. Entonces, en esto, uno tiene que mirar la competitividad y mi obligación es esa. No puedo sentarme a repetir como un loro lo que la gente quiere oír. Ya ve lo que pasa con el PSG. Neymar, Mbappé y Messi no sirven para un carajo. No es sumar figuritas de Panini, es que lo que hay que hacer es integrarlos. Entonces, las respuestas de James son técnicas y tácticas muy discretas, porque él no responde a esas exigencias.
V.D.: O sea, lo que me dice de James es que no está en un buen nivel…
C.V.: Las respuestas físicas son muy pocas. Él trota la cancha. Él la trota, no la corre. ¿Por qué Luis Díaz se vuelve figura en el Liverpool? El Liverpool es un equipo de explosión, de velocidad, con Mané y Salah. Díaz llegó a ese ecosistema y cuadró perfecto. Si Díaz se va a caminar como en la selección Colombia, muere. Él allá juega como sabe jugar porque para eso lo llevaron. Así tiene que ser James, responder en un montón de cosas y, cuando uno se hace millonario y cómodo, ya es muy complicado exigírselas.
V.D.: Los que decimos que James es un crac, ¿estamos locos?
C.V.: No están locos. Creo que simplemente valoran uno de los aspectos de los muchos que se exigen hoy para competir. Sí puede ser un jugador de exhibición, pero de competencia no.
V.D.: De uno a cinco, en qué nivel está James hoy…
C.V.: Creo que está en este momento entre dos y tres.
V.D.: ¿Tan poquito?
C.V.: Sí.
V.D.: ¿Cree que él va a volver a un Mundial? Todavía está joven…
C.V.: No, creo que él ya cumple el ciclo con la selección.
V.D.: ¿Sí? ¿No vamos a ver más a James en la selección?
C.V.: Seguramente, debe haber algún partido de despedida o de exhibición. De estos que terminaron el ciclo ahora y que vienen en decadencia desde el 2014, yo no convocaría por lo menos a 12. La próxima eliminatoria será distinta a esta. La próxima eliminatoria clasifican siete, entonces ya el objetivo nuestro no es la eliminatoria. Es un mundial con cuarenta y pico equipos que va a tener otra dinámica. El problema va a ser que nos suben el listón. Creo que eso va a pasar en cuatro años y, a esa altura, James va a tener 35 y unos 20 o 30 millones de dólares más.
V.D.: ¿Cuáles son esos otros jugadores que no deben ser convocados a la selección?
C.V.: La selección tiene que prescindir de Cuadrado, de James, de Quintero, de Barrios, de Fabra, de Lerma, de Sánchez y Falcao, que ya tiene 37 años. Falcao sabe que está en las últimas. Además, se lesiona demasiado, le debemos mucho y se lo agradecemos, y para mí es un ídolo, pero es que, si vamos a seguir viviendo del pasado, entonces traigamos a Iguarán, al Pide Valderrama, al Tino Asprilla, a Fredy Rincón. Aquí hay un montón de jugadores a los que hay que irles abriendo la puerta, Yaser Asprilla, Hinestroza, Valoyes, hay un montón de pelaos ahí empujando, nos tenemos que dedicar ahora a la sub-20, no podemos vivir del pasado. Vicky, next, pasemos la página.
V.D.: ¿Usted va ir a Catar?
C.V.: Sí, este será mi mundial número 18.
V.D.: Hablamos de los jugadores, pero de Rueda dicen que es ineficiente. ¿Es cierto o injusto?
C.V.: Los que dicen eso nunca han dirigido un equipo de fútbol y difícilmente saben qué es el fútbol, porque es que el fútbol es tan democrático que permite que todo el mundo opine. Hay una gran diferencia entre el hecho democrático de que todo el mundo opine a que las opiniones sean calificadas y respetables. Las opiniones calificadas y respetables son aquellas que conocen cómo es ese tema. Le doy un porcentaje: el 70 por ciento del fracaso de las dos últimas clasificatorias las tienen los jugadores; el 20 por ciento, los técnicos; y el 10 por ciento, los dirigentes.
V.D.: ¿Y Rueda se tiene que ir?
C.V.: Rueda se fue, es que tiene un contrato firmado con la selección que termina en el momento en que termina la participación de Colombia. Reinaldo en lo único que se equivoca es en llamar a esos jugadores que para mí ya tenían que estar por fuera, decadentes absolutos que vienen a una selección no a correr, sino a caminar y enrarecen el ambiente. Los que corren exigen que todos corran y no les gusta señoritos ni pinturitas en un equipo. Esos grupos son dificilísimos de manejar, egos totales, todos se creen figuras. No puedo decir jamás que un hombre que ganó la Copa Libertadores, que ha dirigido mundiales, que ha tenido éxitos por fuera, es un incompetente.
V.D.: Me da pena decirle esto, pero Rueda sepultó a Colombia y a Chile…
C.A.: ¿Y sabe cuántos partidos le dirigió a Chile? Los mismos que Queiroz dirigió aquí. No sé por qué ahora, a raíz de las redes sociales, cualquier pelagato se pone mano a mano conmigo, con Reinaldo Rueda, con el presidente Duque o el papa, es que nos igualamos, esto se volvió la letra de Cambalache.
V.D.: ¿Qué técnico debe venir a dirigir a la selección Colombia?
C.V.: Uno que recupere la autoridad, esa zona de confort que les creó Pékerman a los muchachos para que ellos respondieran por él sin trabajar. Eso hay que acabarlo, esto tiene que tener un principio de autoridad. Aquí como en cualquier parte del mundo en una selección nacional mandan los dirigentes, gústenos o no, y después el técnico y después los jugadores, los jugadores son la materia prima, hoy vienes mañana vas, no pasa nada.
V.D.: Perdóneme, sin jugadores, los técnicos y los dirigentes pueden decir lo que les dé la gana y no se llega a ningún mundial y no se gana nada…
C.V.: ¿Quién dijo que no?
V.D.: Si no hay jugadores, ¿cómo?
C.V.: Estamos hablando de tipos en la cancha, metiéndola, no paseándose ni que les pesen las nalgas ni el estómago, ni que se pongan la camiseta por fuera para tapar la barriga, eso no. Todo el mundo pasa, Vicky, y usted y yo vamos a pasar también. ¿Sabe dónde hay indispensables como un berraco? En el cementerio. Todos esos que están allá alguna vez fueron indispensables, aquí ninguno en este país, ninguno de los que está actuando ahora ganó nada, ninguno ganó un título, el último título que Colombia ganó fue en 2001 y ya todos están retirados. De ahí en adelante no ganamos nada, porque ganar partidos, ganar partidos ganan todos. El Huila gana partidos y está en la B, todos ganan partidos, y esos jugadores que seguramente son muy importantes en sus clubes en la selección no ganaron ningún título.
V.D.: ¿Técnico extranjero o colombiano?
C.V.: A mí me gustan dos técnicos que están en el Mundial.
V.D.: ¿Cuáles?
C.V.: No, porque después dicen: vea, está influyendo…
V.D.: Pero, dígame, es para que nos ilustre…
C.V.: Ricardo Gareca y Tité, y ambos dejarán Brasil y Perú. No son unos tipos dormidos ahí, con cara de fósil, porque eso es muy jodido, eso también se les transmite a los jugadores.
V.D.: ¿Reinaldo Rueda se equivocó cuando sacó a James de la selección y lo volvió a convocar?
C.V.: Sí, se equivoca cuando lo llama de nuevo.
V.D.: O sea, lo debió dejar por fuera…
C.V.: Aceptó la presión y lo recibió otra vez. ¿Y qué hizo? Mire, después del 2018, James ha hecho dos goles, un penalti contra Ecuador el día del 6-1, y este penalti ahora contra Venezuela, que afortunadamente, pues, Fariñez se movió porque, si no, también lo hubiera botado, ya no más, hombre, next.
V.D.: Usted es muy crítico. ¿Le importa cuando lo critican a usted?
C.V.: Si me pagaran esos que escriben, me preocuparía, pero ninguno de esos me paga el sueldo. Yo vivo feliz. Primero, me lo tiene que creer, no leo nada. No me interesa, escribo y no le contesto a nadie. Por eso yo cada rato les digo: no me escriban que yo no los leo, escríbanle a la Federación Colombiana de Fútbol si tienen alguna crítica, a algún técnico y directamente con él. Conmigo no, yo me baño en aceite por la mañana y eso me resbala. A lo mejor todo lo que dicen es verdad y no pasa nada. No me pagan.
V.D.: Algunos creen que llegó la hora de que Ramón Jesurún y su gente se vayan. ¿Qué piensa?
C.A.V: No, es que no se van a ir.
V.D.: ¿Pero deberían irse?
C.V.: ¿Por qué se van a ir si es una empresa privada? Eso lo maneja la Fifa, una multinacional. Y la Federación Colombiana de Fútbol no le debe un peso al Gobierno ni a Coldeportes. Ellos viven de sus propios recursos. La Fifa les acaba de girar 8 millones de dólares. ¿Por qué? Porque la Fifa auxilia a sus federaciones y tiene contratos de televisión y de esponsorización. Eso parece pedante, pero es cierto. ¿Qué ganamos nosotros con decir que se vaya Jesurún? Ya hicieron la asamblea y ya dijeron que ese comité ejecutivo seguía, y seguirá por cuatro años más. Y les voy a dar una mala noticia. Después de esos cuatro años, Jesurún tiene para cuatro años más, de acuerdo con la ley. Nosotros podemos bramar, llorar, empelotarnos, manifestarnos, hacer absolutamente todo, parar el país, y no pasa nada. Esa es una empresa privada y así la manejan.
V.D.: ¿Qué opinión tiene frente al escándalo de las boletas y la sanción de la Superintendencia?
C.V.: Soy pragmático. La Superintendencia impuso un castigo, pero todavía no es cosa juzgada. La Federación pagó y hay una apelación. Si llegare a suceder que niegan lo expuesto por la Superintendencia, le tienen que devolver la plata a la Federación. En el caso de la boletería, todos los días dijeron que ya los iban a meter a la cárcel, vengo escuchando eso hace cuatro años, y ahí siguen en la calle y viajan. Si hay una prueba, muéstrenla. Si hay una prueba contra Jesurún, González, Mejía o Jaramillo, listo, me la pasan. Pero mientras no haya cosa juzgada, tengo que callarme la boca.
V.D.: ¿Cuál ha sido el mejor jugador de fútbol en la historia de Colombia?
C.V.: A mi gusto, Willington Ortiz y Faustino Asprilla.
V.D.: ¿El mejor técnico que ha tenido la selección Colombia?
C.V.: Francisco Maturana.
V. D.: ¿A usted le gustaría ser técnico de la selección Colombia?
C.V.: No, vivo feliz, estoy en el equipo que nunca pierde. El de los periodistas.
V.D.: ¿Messi o Cristiano?
C.V.: Johan Cruyff. Él, en 1972, despuntó como un adelantado. Hacía lo que hoy hacen los jugadores del Liverpool y del Chelsea con gran novedad, y estoy hablando de 1972.
V.D.: El narcotráfico se infiltró en el fútbol. ¿Eso se acabó?
C.V.: Creo que sí. Esos señores en esa época conseguían los equipos para apostar. Ese tipo de gente ya no está. Y si está, está en otros menesteres. El fútbol de ahora es mucho más pobre, con mucho dirigente inexperto, que conoce muy poquito el juego.
V.D.: Sé que el Once Caldas es el equipo de su corazón, pero ¿cuál es el mejor equipo de hoy en Colombia?
C.V.: El que mejor está jugando hoy es Millonarios, es el mejor de los últimos dos o tres años. El fútbol ha sido injusto con Millonarios, debió haber ganado un título.
V.D.: ¿Qué piensa del DIM?
C.V.: El Deportivo Independiente Medellín, el equipo del pueblo, es manejado hoy por un gran amigo, Julio Comesaña. Es un equipo que ha tenido muchos golpes y el más grande golpe que tiene es el vecino de plaza, es que es muy jodido cuando el vecino come caviar y yo chupo hueso poroso.
V.D.: Habla del Nacional…
C.V.: Claro, Nacional, campeón de la Libertadores dos veces, juega la Sudamericana, la Intercontinental, el Mundial de Clubes, y en el DIM chupan hueso poroso. Entonces, es muy bravo cuando uno tiene a ese tipo de vecino, quiere subir de estrato y a veces no alcanza.
V.D.: ¿Usted está de acuerdo con “Junior, tu papá”?
C.V.: Eso se lo inventó Perea y seguramente debe ser el papá de varios…
V.D.: ¿Quién es el mejor comentarista deportivo de Colombia?
C.V.: Iván Mejía es un hombre muy capaz; Wbeimar Muñoz se preparó muy bien y estudió muchísimo; y hay otra línea de periodismo menos táctico, como nosotros, que es el caso de Hernán Peláez. Él es un historiador, una biblioteca andante, pero en materia táctica, de estar a la par de qué se está jugando, creo que Iván y Wbeimar son los mejores.
V.D.: ¿Qué es lo más triste que le ha tocado en 50 años de fútbol?
C.V.: A mí me tocó ver morir a Foé en el partido Camerún-Colombia. Me tocó verlo morir allá en la Copa Confederaciones en Lyon. El día anterior había comprado una camiseta del Olympique de Lyon, con su apellido detrás, la camiseta número 8, y lo vi morir ese día. Con el profesor Luis Fernando Montoya comenté la final por RCN Televisión de Atlético Nacional, habíamos llegado de Japón y como dos semanas después de verlo casi estaba muriéndose. En lo eminentemente futbolístico, a uno si le dan duro algunos golpes. A mí me dio muy duro la eliminación de Colombia en el Mundial de Italia 90, cuando jugamos con Camerún. Eso que pasó en la cancha lo había advertido Maturana cuando estaban listos para salir al campo. Él le dijo a René: “Míralo”, y le señaló a Roger Milla; le dijo: “Míralo, no te vas a sobrar con él, respira debajo del agua”, y así entraron al campo y ¿cómo perdimos? Por una sobrada entre Perea y René frente a ese muñeco y nos sacaron. Ese día, la verdad, sentí un golpe futbolístico deportivo muy grande.
V.D.: ¿Y cómo recuerda la muerte de Andrés Escobar?
C.V.: Fue muy triste. En aquella época armaron un mito y una leyenda que podíamos ser campeones del mundo. Eso es muy difícil. Revise la historia y siempre ganan los mismos. Se necesita perrenque para llegar allá. Entonces, el equipo llegó muy presionado, y Andrés no tuvo nada que ver en eso. El autogol es una cosa circunstancial, es parte del fútbol. Me quedé por seguridad en San Francisco y lo mismo le dijeron a Andrés y él dijo: “No, a mí no me pasa nada, yo me voy”. Y mire usted en lo que terminó eso, realmente lamentable, porque era un muchacho muy inteligente. Era el más cercano al cuerpo técnico, lo que quiere decir que hubiera sido un técnico. Era un tipo de categoría, de estirpe, elegante, fino, muy bien hablado, culto. Qué pena.
V.D.: Profe, ¿ha tenido muchos problemas de seguridad?
C.V.: Seguramente, lo amenazarán a uno ahí todos esos babosos que aparecen en esas cloacas, pero, pues, realmente gracias a Dios yo tengo un blindaje, y el blindaje es que Dios está con nosotros, y yo creo que también la acompaña mucho a usted.
V.D.: Estoy convencida de eso, Profe. Cuando los narcos estaban metidos en el fútbol, ¿alguna vez le hicieron ofrecimientos?
C.V.: El mico sabe a qué palo trepa. Creo que la gente ve en mí a un tipo hosco, al que no es bueno arrimarse, un tipo de mal carácter. Eso hace parte de mi blindaje, pongo mi cara de 37 y trato de mantener unas distancias muy grandes con otra gente. Yo no recibo ni boletas gratis. Yo compro abonos para la selección.
V.D.: ¿Cómo está viendo el país político?
C.V.: Polarizado, se están usando las viejas tretas del engaño, la mentira para conducir a la gente al error. A mí lo único que me preocupa de todo esto es que estamos criando una casta que se está acostumbrando a que les regalen las cosas. De eso se aprovechan los politiqueros para ofrecer cosas. Pero ahora les prometen mercados, subsidios, que le van a quitar a los que tienen para darles a los otros y todo ese montón de cosas que realmente tienen un trasfondo de engaño. Van maleducando a la gente convirtiéndola en subsidiada, entonces, quieren que les regalen el estudio, la salud, la universidad, la casa, que les regalen todo, y no puede ser. Todos tenemos que hacer un esfuerzo, trabajar. A mí me sorprende ver en las esquinas tipos vigorosos, fuertes, y mujeres que perfectamente podrían trabajar y prefieren pedir limosna.
V.D.: ¿Tiene algún candidato que le guste?
C.V.: No, a mí definitivamente el candidato de la izquierda no me gusta.
V.D.: ¿De qué candidato habla?
C.V.: Del señor Petro. No me gusta porque no comulgo con sus ideas. Yo voy siempre a la final de la Champions sagradamente. Esta vez no estaré porque el 29 de mayo son las elecciones. Quiero estar para cumplir con el deber ciudadano y no tener que lamentarme porque otros elijan por mí.
V.D.: Petro va punteando. ¿Cómo se imagina el país gobernado por él?
C.V.: Me lo imagino como Venezuela, como lo que va a ser Chile en cuatro meses, como lo que ha pasado en Nicaragua y Cuba. De todas maneras, tengo la esperanza de que el país elija bien. Sé que hay que mejorar muchas cosas que andan muy mal. Pero, porque unas cosas andan muy mal, no podemos volver mal lo que medianamente anda bien.
V.D.: Mucha gente cree que Petro es el cambio…
C.V.: Sí, él cambia para mal. En el tema de salud, lo que él propone es un cambio para mal; en el tema de pensión, lo que él ofrece es un cambio para mal; en el caso del petróleo, nosotros con qué vamos a subsidiar todo lo que él desea regalar si no tenemos a los que más tributan y que pertenecen a esa industria. Soy respetuoso de la empresa privada. Yo creo en la empresa privada. Quiero un cambio, pero para bien.
V.D.: ¿Se considera de derecha o de qué sector ideológico?
C.V.: Solo soy ciudadano que paga impuestos y tengo derecho a reclamar y hacer lo que se me dé la gana hasta que me lo prohíban.
V.D.: ¿Cree que alguien se lo podría prohibir?
C.V.: Sí, claro, después del 7 de agosto, esos gobiernos autoritarios, esos dictadores, le cierran a uno la boca. Ya ha pasado en otras partes, y podría darse que aquí también la libertad de prensa pase a un segundo plano, ¿no? Eso ha pasado. Lo primero que hicieron en Venezuela fue cerrar Radio Caracas Televisión, ¿no se acuerda?
V.D.: Si Gustavo Petro gana, ¿se va de Colombia?
C.V.: ¿Por qué me voy a ir?
V.D.: Se queda…
C.V.: Sí, claro. ¿Por qué me voy a ir? ¿Es que él se adueña de todas las cosas o qué? Si sale presidente él, ¿se queda con todo lo de uno? No sé si entonces tocará pedir limosna, pero mientras tanto el país tiene que seguir adelante, tenemos que seguir trabajando, luchando, y seguiré opinando como me lo permitan, como ciudadano, como hombre que paga impuestos, y seguiré hablando de fútbol y seguiré diciendo todas las cosas a las que tengo derecho.
V.D.: ¿Qué opina del aborto a los seis meses de embarazo?
C.V.: Horrible. Es que a los seis meses hay vida. ¿Quién les dijo que de la noche a la mañana todos los principios desaparecieron? Ese tipo de decisiones tiene que pasar por las mayorías, en una decisión masiva y popular. Uno no puede estar jugando con la vida de las personas desde el Poder Judicial, Legislativo o Ejecutivo. La vida hay que respetarla.
V.D.: ¿Está de acuerdo con el matrimonio entre parejas del mismo sexo?
C.V.: Ese es un tema muy espinoso, no me meto en la vida de nadie. Creo que la familia, como está constituida, tiene una sola forma, no hay otra. Pero respeto las posiciones en contrario.
V.D.: ¿Cómo le dicen los nietos?
C.V.: Antonio me dice abuelo y Hannah me dice abuelito Carlitos o abuelo Carlos Antonio.
V.D.: Antonio debe ser su ñaña.
C.V.: Es mi ñaña, lo pusieron así por mí, sí. También es ñaña de la abuela.
V.D.: ¿Y ya es experto en fútbol?
C.V.: Increíble, pero no le gusta.
V.D.: No puede ser…
C.V.: Está jugando baloncesto, Vicky.
V.D.: ¡Bello! En casa de herrero, cuchillo de palo, dicen.
C.V.: Yo no lo quiero forzar. Él está en un colegio futbolero, o sea que, en cualquier momento, le nacerá y, si no le nace, tranquilo. Lo importante es que sea juicioso y un hombre de bien.
V.D.: Profesor, ¿cómo se siente de tener a un hijo de periodista? Aunque no se dedicó a los deportes. Le hablo de Luis Carlos.
C.V.: Lo habíamos preparado para otra cosa. Me alegra mucho, lo hace muy bien. Es un muchacho que se preparó para ser un gran economista, y lo está haciendo muy bien como periodista. Yo, la verdad, no me he metido en su carrera. Trato en la medida de lo posible de guardar la distancia, él es absolutamente autónomo e independiente. Y sabe lo que hace, en La FM le ha ido muy bien.
V.D.: ¿Cuándo va a escribir un libro?
C.V.: Cuando tenga tiempo. Yo por ahora no tengo tiempo.
V.D.: Cuando le dicen que se retire, ¿le da piedra?
C.V.: ¿Por qué? No. Eso sí, me voy a retirar el día en que yo quiera. Esa decisión la voy a tomar yo. Sueño con el día en el que me siente en la radio y les diga: hasta aquí llegué, hoy fue mi último día, hasta luego. Y me fui porque quise. O en la televisión, comentando un partido, decirles: bueno, señores, yo a partir de mañana no vengo más a trabajar. Y se acabó. O sea que esa decisión la voy a tomar yo, Dios mediante. Nadie la va a tomar por mí. Eso sí tenga la más absoluta seguridad.
V.D.: ¿Qué le dice a la gente que lo oye con devoción?
C.V.: Les agradezco mucho. Y a los que no, también. Mi misión en los medios es que la gente prenda la televisión o la radio para estar de acuerdo conmigo o para despotricar e insultarme. Me da exactamente lo mismo. Pero lo importante es que prendan la radio o el televisor.
V.D.: ¿Qué le quedó de esa época de confrontación con Iván Mejía?
C.V.: Yo lo hablo con Iván cada rato. El que buscaba pleito era él, gritaba y decía cosas. Yo no lo oía. Yo le digo a él: Iván, yo ni te oía. Yo no sabía. A mí venían y me decían: que Iván en el programa dijo tal cosa. ¿Y qué hago, pues? No, o sea, todo el mundo creó ese mito. Pero, la verdad, él disparaba y yo no contestaba. Lo mismo que Perea, disparaba y yo no contestaba. Con Mejía trabajamos juntos, lo hicimos muy bien, muy cómodos en WIN, hasta que él decidió irse y se despidió. Pero sigo pensando que él es un hombre muy útil, que tendría que volver, sí o sí, y que aquello fue parte de la juventud y, pues, a él le gustaba picar peleas y de pronto no encontró el sparring conmigo. Pero, fíjese, que al final resultamos siendo muy buenos amigos y buenos compañeros, y espero que vuelva. Se lo he pedido mil veces, se lo confieso, Vicky. Pero Iván no quiere, yo le he pedido que vuelva, pero sus razones tendrá para no volver.
V.D.: Oiga, y cuando Iván Mejía le decía “el Ciego”…
C.A.V: Imagínese, usted. Eso qué tiene que ver, no tiene nada. Cuando yo aparecí por primera vez con un tablero y fichas, decían que yo jugaba a las damas chinas (risas).
V.D.: Finalmente, ¿les quiere decir algo a su esposa, sus hijos y sus nietos, después de haberse tenido que ausentar tantas veces en estos 50 años de larga carrera en el periodismo deportivo?
C.V.: Yo creo que en los 50 años el gran trofeo es mi familia. De ahí para allá puedo construir lo demás. Es muy difícil hacer eso solo. Ellos han sido parte vital, fundamental. Si no pude estar en algunos momentos de esa larga historia, creo que lo he compensado con el tiempo. Lo único que buscaba era que tuvieran todos un bienestar y la posibilidad de educarse y crecer, y creo que eso en parte lo he logrado.
V.D.: Salúdeme a Succar, a Molina, a Agustín, a Lalo, a todos allá en RCN Radio y dígales que los quiero mucho…
C.V.: Allá también la queremos mucho.
V.D.: Y ojalá lo vea comentando los partidos de mi hijo Salomón…
C.V.: (Risas) Lo voy a hacer, seguro que lo voy a hacer. Un beso, Vicky, y un saludo para todos.