Justicia

El destape de Lehder

Una entrevista de Caracol pone en evidencia hasta dónde han llegado los "dineros calientes" en Colombia

1 de agosto de 1983
| Foto: SEMANA

Aun para los radio escuchas acostumbrados a las preguntas incisivas e irreverentes del equipo 6 a.m. 9 a.m., la pregunta formulada por Juan Guillermo Ríos a Carlos Lehder en la mañana del martes pasado, parecía rebasar cualquier nivel de audacia periodística conocida.

"Señor Lehder, en realidad desde hace mucho tiempo se dice en la región central de Colombia... que usted es mafioso, y perdónenos que le preguntemos así, tan frontalmente, pero queremos conocer su posición y por esa razón lo hemos llamado". Carlos Lehder, sin titubear y en tono pausado contestó: "...yo no niego que haya participodo en la gran bonanza colombiana, como tampoco niego que estemos disfrutando hoy día de una amnistía tributaria... que podría haber entrado dineros que... Ilaman calientes..." Ahí comenzó uno de los diálogos periodísticos más polémicos en mucho tiempo, que habría de ocupar las primeras páginas de todos los periódicos, convirtiéndose en el tema obligatorio de la semana.

Si Ríos había traspasado los límites de la audacia periodística, Lehder traspasaba los de la franqueza, la frescura y la desfachatez, según el ángulo en el que se viera. Con sorprendente facilidad de palabra y tuteando a sus interlocutores, el entrevistado confesaba con bastante orgullo su participación en la bonanza marimbera, puntualizando que se había limitado a prestar apoyo logístico a la misma. Durante años había vendido aviones a los narcotraficantes y su isla de las Bahamas, "Cayo Norman", había sido el puerto obligado de las rutas de la droga. Su cuantiosa fortuna, aunque proveniente indirectamente del narcotráfico había sido legalizada a través de la reciente amnistía tributaria. Lehder comparaba su situación con la de la familia Kennedy, alegando que se trataba de una fortuna cuyo origen en el contrabando de licores que posteriormente había pasado a la respetabilidad. Anunciaba también su deseo de ingresar a la política a través de una curul en el Congreso, para la cual estaba trabajando. Filosóficamente justificaba su situación invocando una célebre frase de Martí: "Para generaciones nuevas, métodos nuevos".

Los "Dineros calientes"

Los métodos nuevos de Lehder y su "generación", parecían muy difíciles de digerir para amplios sectores de la opinión pública. Aunque el tema de los "dineros calientes" estaba en boca desde hace algún tiempo, y su participación en política había sido objeto de controversias recientes, el origen de éstos nunca había sido oficialmente reconocido por sus detentores.

Muchas conjeturas que se tejían alrededor de fortunas hechas de la noche a la mañana no pasaban de ser simples chismes de salón. Esta era la primera vez que un sindicado se autodestapaba.

Caracol había entrevistado a Lehder como consecuencia de unas declaraciones hechas por el obispo de Armenia, en las que lo calificaba de "elemento peligroso" porque estaba "corrompiendo" las costumbres de las gentes, debido al hábito de "comprarlo todo". También en esa semana habían aparecido artículos en "El Espectador" y el "El Siglo", transcribiendo información de la revista pornográfica francesa OUI, en la que se hablaba de una "isla de la cocaína" de la cual sería propietario un colombiano.

Curiosamente, SEMANA se enteró de que el New York Times había publicado la misma información tres años atrás, sin que esto tuviera repercusión alguna en Colombia. Sin embargo, Lehder no era anónimo en el país. Su nombre había sido asociado a la fundación del "MAS" (Muerte a secuestradores) en noviembre de 1981, cuando estampó su firma en unos comunicados sobre "los secuestrables", que coincidían estrechamente con los planteamientos y la filosofía del MAS. En esa ocasión Lehder ironizaba sobre los recursos legales que protegen a los secuestradores cuando son capturados, impugnaba a la Comisión de los Derechos Humanos por ocuparse de ellos, más que de los secuestrados, y exaltaba la creación de una fuerza táctica anti-secuestro en la que debían participar mercenarios extranjeros del Vietnam y de Suráfrica, "grandes del F-2, guerreros del B-2, inteligencia del DAS, halcones de la fuerza aérea y tiburones de la marina".

A partir de ese momento fue identificado como el principal promotor de la campaña en contra del tratado de extradición, a travás de un despliegue masivos de anuncios en prensa, con el título de "los extraditables". Estos anuncios fueron objeto de una polémica, alrededor de la conveniencia o ética de que los medios de comunicación los publicaran, dada la asociación que la causa tenía con el narcotráfico, la mafia, o el MAS.

¿Quién es Carlos Lehder?

Antes de su "destape" la semana pasada, nadie había visto a Carlos Lehder, ni sabía qué clase de personaje era este hombre que podía desembolsar 4 millones de pesos mensuales para publicar sus proclamas en páginas en teras de los principales diarios del país.

Su nombre alemán y situación semiclandestina hacían pensar en una especie de ex criminal nazi, entrado en años, que por alguna razón vivia en Armenia y financiaba causas de derecha, y a quien todo el mundo asociaba en la mafia. El tono nacional-socialista de sus comunicados reforzaba esta impresión. Posteriormente empezaron, sin embargo, a circular rumores que rompían este esquema. Se supo que había mandado hacer una estatua de John Lennon al escultor Arenas Betancur, y que la había inaugurado con gran despliegue en Armenia.

Más adelante, quienes ataron cabos descubrieron que él era el mismo individuo a quien se habia referido Carlos Lleras cinco años atrás en un editorial de Nueva Frontera con el apodo de "El hombre de las Bahamas", al denunciar que éste había donado, mediante un inusitado intercambio, un costoso avión a la gobernación del Quindio.

Luego trascendió que Lehder había enviado un cheque en blanco a los colombianos detenidos en Cuba por narcotráfico, para cubrir el costo del retorno de éstos a Colombia, requisito exigido por el gobierno de Fidel Castro para liberarlos. Su nombre volvio a sonar en los días inmediatamente anteriores a la supuesta ejecución, en la Florida, del narcotraficante colombiano Luis Carlos Arango. Lehder, a nombre de su movimiento financió el viaje de toda la familia del acusado a los Estados Unidos. Esto era todo lo que se sabia del enigmático Carlos Lehder. Todas las incógnitas quedaron despejadas la semana pasada. El personaje que salió a flote resultó ser un hombre de 33 años, de buena apariencia, de personalidad rústica, extrovertida y de una sorprendente seguridad en si mismo, que le permitió desempeñarse como pez en el agua en su debut ante los medios de comunicación de la semana pasada.

SEMANA lo entrevistó en Armenia para reconstruir toda su trayectoria.

Su padre, José Lehder, fue un ingeniero alemán que vino a Colombia en 1925 como empleado de una compañía constructora de su país, a cuyo servicio trabajó en diversos lugares del país.

Entre otros Armenia, a donde llegó a hacer un puente, pero se quedó por el resto de la vida porque conoció alli a una acaudalada muchacha local con quien contrajo matrimonio. Tuvo tres hijos --de los cuales Carlos es el menor--y le dedicó su existencia al cuidado de una pensión, La Posada Alemana, que fue cerrada por el gobierno colombiano durante la segunda guerra mundial, a causa de la declaratoria de guerra del país a Alemania.

Tras esto, la familia se instaló en una hacienda cercana a Armenia, "El Edén", donde crecieron los hijos. De esa época, el recuerdo más vivo de Ledher era su fascinación por los aviones, DC3 y DC4, que pasaban sobre su cabeza para aterrizar en el aeropuerto vecino a su finca. Desde entonces, los aviones marcaron su vida.

"La isla de la cocaina"

Tras la separación de sus padres, a la edad de cuatro años, inicia su recorrido por diferentes internados. Hoy cuenta que en esos años aprendió que "lo que yo no consiguiera por mi mismo, nadie me lo iba a dar".

A los 15 años viajó a los Estados Unidos, y en efecto se dedicó a "conseguir" todo lo que pudo. Fue a parar al barrio Latino de la ciudad de Nueva York donde entre trabajo y trabajo, ocupaba sus ratos libres en estudiar aviación. Según él, de esta época data su sentimiento "antiimperialista" y nacionalista, pues se convirtió en lider de los latinos del barrio, experimentando de primera mano la discriminación de que éstos eran objeto. En los bajos fondos del West Side, entró por primera vez en contacto con el mundo del narcotráfico, y tres años después, escasamente cumplidos los 18 años, su nombre empezó a aparecer en las listas de sospechosos de la DEA (Drug Enforcement Administration).

Fue arrestado bajo el cargo de "conspiración" contra el gobierno de los Estados Unidos, acusado de intentar la importación de 200 libras de marihuana. Lo internaron en un reformatorio durante dos años, y posteriormente fue deportado. Aunque él alega que era inocente de las acusaciones, reconoce que salió de los Estados Unidos con suficientes recursos como para trasladarse a las Bahamas y comprar allí su primer avión. Sería el primero de muchos.

De ahí en adelante, su talento para comprar aviones baratos y venderlos caros a narcotraficantes colombianos y norteamericanos, le permitiría acumular una fortuna que, según él, ascendía al millón de dólares cuando cumplió 23 años. Con este millón, compró la paradisíaca isla Norman Key, que lo haría famoso 10 años después. A pesar del infinito potencial turístico de la isla Lehder descubrió que significaba un potencial aún mayor el hecho de que estaba ubicada a 200 millas de la costa de la Florida y a 45 millas de la capital de las Bahamas. Empezó entonces a utilizar el lugar como base de carga y descarga de los aviones y barcos que transportaban droga hacia los Estados Unidos.

Todo esto coincidió con la época dorada de la bonanza de la marihuana y de la coca, y su "isla de la cocaína", como fue conocida posteriormente, se convirtió en un punto clave a partir del momento en el que en Colombia es militarizada la Guajira como parte de una política de control mucho más estricto del tráfico de droga. Lehder guarda gratos recuerdos de esa época. Cuenta que durante las noches los narcotraficantes allí reunidos contaban apasionantes historias de sus aventuras, mientras que las actividades diurnas le reportaban millones de pesos.

Esta vida sin grandes complicaciones fue interrumpida hace 4 años, cuando el gobierno bahameño autoriza a la DEA a operar en la isla como parte de la lucha contra la droga.

Neutralizados sus negocios por la vecindad de las autoridades norteamericanas, Lehder se devuelve para Colombia. Según él, en ese momento se retiró para siempre de su viejo negocio y se dedicó a invertir sus recursos en actividades legales en el país, teoría que no compartieron las autoridades colombianas en ese momento, que, por el contrario, intensificaron las acciones contra él.

El siguiente episodio importante en su vida fue un intento de secuestro por parte del M-19, en noviembre de 1981. Su nombre había aparecido en una lista de 95 personas que la guerrilla había elaborado como potenciales víctimas de secuestro. Tras ser incautada por el ejército, Lehder y los otros menciona:; dos se reunieron para trazarse un plan de autodefensa. que sería la base del MAS original. Sin embargo, dos días después de esa reunión. Lehder es secuestrado cuando se trasladaba hacia una hacienda de su propiedad en el Quindío. Diez enmascarados interceptaron el vehículo en que iba sólo con su chofer. Herido de un tiro en un hombro, lo transportaron en un carro del cual logró escapar milagrosamente.

Un mes más tarde, enrumbaría su vida hacia el combate en todos los terrenos contra la guerrilla y los secuestros. La publicación de las proclamas de los extraditables serían la primera etapa de su vida política, que habría de extenderse hasta la creación de un movimiento, denominado "Movimiento Latino Nacional". Esta tendencia política, de corte claramente fascista, está inspirada, según reconoce su propio "ideólogo", en una mezcla del populismo de Gaitán y del nacionalsocialismo de Hitler.

Si estos son sus ideólogos, sus ejemplos más inmediatos son Torrijos y Rojas Pinilla. Los puntos básicos de su programa son lo siguientes:

1) Lucha contra la extradición.

2) Nacionalización de la banca

3) Central única, que él llama "palacio sindical".

4) Reconquista del Caquetá mediante la erradicación de la guerrilla.

5) Legalización de la dosis personal de marihuana para cada colombiano

6) Finca sin cuota inicial.

7) Respaldo de la política de Betancur de ingreso a los No-Alineados.

8) Creación de un ejército latinoamericano.

9) Combate sin cuartel tanto al imperialismo como al comunismo.

Aunque esta plataforma parecería más ridícula que peligrosa su impacto a nivel regional no ha sido desdeñable, gracias esencialmente las enormes sumas de dinero que Lehder ha invertido en impulsarla. Sus millones le han permitido aparecer ante sus seguidores como un mecenas Lehder es, en efecto, el mayor generador de empleo en el gobierno después del gobierno, y, según pudieron comprobar los redactores de SEMANA en las calles de Armenia, el ciudadano promedio lo ve como un creador de riqueza y un benefactor, no obstante conocer exactamente cuál es el origen de su fortuna. En esto se asimila al antioqueño Pablo Escobar, quien ha generado un fenómeno político comparable en su departamento.

La clave organizativa de su movimiento son los "sábados patrióticos", cuando indoctrina y adiestra militarmente a sus militantes, y cuando reúne, según sus datos, hasta 4.000 adeptos, cifra inverosímil aún teniendo en cuenta que en cada ocasión reparte $ 50.000 entre los asistentes.

Lehder estima que el número de afiliados con que cuenta en este momento asciende a 10.000, cantidad que de ser cierta, en un departamento donde la votación presidencial apenas llega a los 60.000 votos, lo convertiría en una de las principales fuerzas políticas.

Mal cálculo

A pesar del éxito que haya podido tener regionalmente, Lehder parece haber calculado mal las repercusiones que entre la opinión pública del resto del país habría tenido su "destape"

El gobierno, por su parte, se sintió retado ante la audacia de sus confesiones y SEMANA se enteró que existe una determinación de no mostrar tolerancia o pasividad ante impunidad como pretende ostentar Lehder. En este sentido, el ministro de Justicia y el Procurador nombraron un juez especial para investigar todas sus actividades, y el gobierno piensa utilizar todos los recursos legales a su disposición para aplicar sanciones ejemplarizantes que le pongan coto a la extensión de fenómenos de esta naturaleza.

Sin embargo, jurídicamente Carlos Lehder parece haberse cubierto bien las espaldas. Los delitos confesados fueron cometidos en otro país, y por lo tanto no son punibles en Colombia.

Además, su fortuna, recientemente legalizada por medio de amnistía tributaria, ya no puede ser objeto de persecución oficial.

El caso de Lehder no puede ser juzgado individualmente, sino como parte de un fenómeno sociológico que la sociedad colombiana se está viendo forzada a absorber. Durante la década de los años 70, la estructura de la riqueza en Colombia cambió como consecuencia de fenómenos coyunturales como fueron las bonanzas del contrabando y de la droga. Miles de personas vinculadas a estas actividades se hicieron a grandes fortunas, que inicialmente fueron proscritas y constituyeron una economía subterránea, pero que gradualmente han venido asimilándose a la economía tradicional, y que a través de la amnistia tributaria han quedado "limpias" de la noche a la mañana. Sin embargo, el grueso de los colombianos sigue considerando que una amnistía tributaria no constituye una amnistía moral, y de ahí el inmenso rechazo que tienen en la opinión pública nacional las pretensiones políticas de Carlos Lehder. 

El periódico de Lehder

Carlos Lehder publica un periódico semanal de su movimiento con el nombre de "Quindío Libre" SEMANA hace para sus lectores un breve análisis del tercer ejemplar de este nuevo medio de comunicación, que sin duda alguna será objeto de agitada controversia.

Con licencia N °. 0508 del ministerio de Gobierno, el periódico "Quindío Libre" tiene como slogan: "Primer periódico No Alineado de Colombia " En realidad sus características principales no son ni su no-alineamiento ni su objetividad periodística, pues sus dieciseis páginas impresas en un color verde biche están consagradas a promover las simpatías y atacar a los adversarios del llamado Movimiento Latino Nacional. Un escudo de Colombia que parece haber sido sacado de una cartilla escolar, abre la primera página como una reafirmación de su espíritu nacionalista, mientras que en el extremo superior derecho hay una frase que reza: "Este periódico no acepta publicidad de ninguna multinacional. Sólo promueve la empresa colombiana".

Escrito en un tono agresivo, lleno de adjetivos y expresiones retóricas, los blancos del número 3 son: El Tiempo, el Grupo Gran Colombiano y Virgilio Barco.

El Tiempo es atacado debido a un editorial escrito por Enrique Santos Castillo en el cual denunciaba al "Movimiento Latino Nacional " como una intromisión de los poseedores de dinero con origen dudoso en la política. Una foto en primera página iiustra la quema de ejemplares de El Tiempo en Armenia, como protesta por la no publicación en dicho diario de un manifiesto pagado en contra de la extradición de colombianos a los E. E. U. U. La arremetida continúa en páginas interiores contra sus columnistas. Allí se califica a D‘Artagnan como un "paisano infantil y pinochetesco... pelafustanillo incomprendido", para rematar transcribiendo capítulos de "El Tío ", un libro injurioso contra la familia Santos publicado hace algunos años.

Por otra parte, al Grupo Gran Colombiano le dedican una página entera con una caricatura en la que se ridiculiza su propaganda del águila a la vez que hacen un llamado a la nacionalización de la banca. Finalmente se refieren a Virgilio Barco en los siguientes términos: "Ahora que todos los vende-patrias y lacayos del imperialismo se unen tras el muñeco de Virgilio Barco,...".

Si los anteriores son los que chocan, los que agradan son Alberto Santofimio Botero, a quien se refieren en los términos más elogiosos: "El joven líder", "el fogoso y batallador parlamentario". Rojas Pinilla, Omar Torrijos y Jaime Roldós completan el mosaico de los preferidos. Consideran que tienen muchas semejanzas con el partido "Verde" alemán y en la última página le rinden un homenaje al desaparecido poeta nadaísta Gonzalo Arango.

"Quindío Libre" sólo cuesta diez pesos y como dato curioso, un único aviso publicitario se encuentra en sus páginas. Corresponde al hotel "La Posada Alemana ", propiedad de Carlos Lehder.

Dos opiniones

La participación en política de los llamados "dineros calientes" ha desatado agitadas controversias. Por este sentido SEMANA recogió dos opiniones, una de la doctora Saturia Esguerra quien recientemente fue objeto de duros comentarios por sus declaraciones sobre el tema y otra del doctor Ernesto Samper Pizano quien hace poco dirigió por este motivo duras críticas contra Alberto Santofimio Botero.

SATURIA ESGUERRA

Yo considero que, desde luego, es muy delicado que a las arcas de las movimientas políticos ingresen recursos cuya procedencia tenga un origen delictivo, y por consiguiente es fundamental que las campañas polítícas sean financiadas por el Estado, como se ha propuesto y se ha venido debatiendo en el país.

Ese es pues el estado ideal de las cosas. Sin embargo, como los costos de los partidos son muy elevados, no hay en nuestra Constítución un sistema de financiación como el que se proyecta. Todas las campañas politicas, a lo largo de mucho tiempo, reciben dinero de origen dudoso. Y respecto de los dineros invertidos por contrabandístas o traficantes de drogas, no ha existido control y es difícil que pueda haberlo. Entonces resulta vinculado en cada grupo dinero de este tipo.

Ahora se ha presentado una díscusión con motivo de las declaraciones del señor Lehder, cuando los movimientos políticos han recibido de esos recursos y eso se puede establecer. La preocupación que debe tener el país es establecer una solución defínitiva al problema.
Lo grave de los aportes de estos dineros, cualquiera que sea su origen, es que crean un compromiso, o por lo menos se dan con esa intención. Eso es lo grave, que un gremio otorgue una ayuda a cualquier candidatura con el ánimo de recibir una retribución.

Tampoco debe centrarse la preocupación en los dineros que vienen del narcotráfico exclusivamante, porque eso es aplicar un criterio selectivo. Cuando los aportes a las campañas políticas vienen del sector financiero siendo propiedad de los donantes, es igual la situación. Mientras tanto el país no puede cerrar los ojos a la realidad, de alguna manera, los dineros se estan legalizando. No otro sentido tiene la ventanilla siniestra y la amnistía, y nosotros estamos además viviendo en un país muy cambiado en donde se le está dando una destinación sana a unos dineros no sanos y ese mal menos peor.

Ahora, es diferente que esos dineros sean aportados a una causa sana, a que las personas que tienen estos dineros participen directamente en política. Eso si es grave pero dentro de un sistema democrático, salvo que exista una incompatibilidad, no se puede evitar: no es posible que se pueda evitar que sea elegida una persona de la mafia lo que se puede lograr en que tanto los partidos como los electores los rechacen.

Ernesto Samper

El caso Lehder como otros similares ha puesto presente la necesidad de lograr una financiación institucional para los partidos. Por que no es conveniente que las actividades políticas estén financiadas por ningún poder visible o subterráneo.

Lo que ha dicho Lehder es que se acogió a la anmistía patrimonial lo que constituyó un inicio de la legalización de estos "dineros calientes" cuyas consecuencias son tales que no pueden pasar inadvertidas y por el contrario, tienen que ser tenidas en cuenta particularmente en el campo de la política. Yo creo que lo más peligroso de todo esto son las condiciones de desequilibrio que establecen estos dineros.

Repito que cualquier concentración de dinero en la actividad política, venga de origenes lícitos o ilícitos es censurable en la medida en que los resultados electorales no son el producto directo de la votación libre e individual de las personas, sino de una especie de seducción de su voto.

El hecho de que Lehder se haya acogido a la anmistía patrimonial y que sus dineros puedan ser invertidos publicamente en campañas políticas es pues, el eje en el que radica el problema.

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