INVESTIGACIÓN

Las fotos de National Geographic por las que el Ejército vigiló a una fotógrafa

Lynsey Addario es una de las foto reporteras de guerra más aclamadas del mundo. Es experta en contar lo que sucede en de los frentes de batalla. Un reportaje gráfico con una estructura del ELN la pusieron en la mira de la inteligencia colombiana.

1 de mayo de 2020
Addario, quien no vive en Colombia, fue objeto de un trabajo de perfilamiento por parte de la inteligencia del Ejército, según reveló SEMANA en su más reciente portada. | Foto: Montaje Semana

Lynsey Addario conoce los vericuetos de la guerra como muy pocos en este planeta. Ha recorrido Afganistán, Irak, Yemen, Congo, Nigeria, Libia. En este último país fue secuestrada y el conflicto le arrebató a varios amigos. Sus imágenes sobre la cotidianidad del conflicto, ese detrás de cámaras de la crueldad, el miedo pero también la humanidad que se teje en la peores circunstancias, han estado en numerosos diarios del mundo, incluido The New York Times, y en las aclamadas revistas Time y National Geographic. Más de 200 mil personas la siguen en sus redes sociales y comparten constantemente los retratos que ella captura desde el interior de los frentes de batalla. 

El año pasado, Addario estuvo en Colombia, en un punto de la geografía al que le es difícil llegar a cualquier colombiano. A las orillas del río San Juan, en el Chocó profundo, la fotoreportera estuvo unos días con un frente del ELN. Captó con su lente el interior de este grupo subversivo, pero en especial lo que viven las mujeres que están en sus filas. Sus cabellos largos, sus miradas penetrantes, su belleza. 

Este fotoreportaje fue publicado por National Geographic. En la serie, Addario retrata algunos momentos de este grupo armado ilegal: la lectura de una pareja en el suelo, la llegada de provisiones al campamento, la jornadas de lavado de ropa a orillas del río. "Ahora puedo cocinar y disparar. Pero todavía no puedo pelear”, dice una de las jóvenes que retrató la periodista sobre su ingreso, a muy temprana edad, a las filas del ELN. 

 

Por cuenta de este reportaje, Addario, quien no vive en Colombia, fue objeto de un trabajo de perfilamiento por parte de la inteligencia del Ejército, según reveló SEMANA en su más reciente portada. En una de las carpetas secretas, que hace públicas la revista, se encuentra la que compila su paso por el país. La serie de documentos están clasificados bajo el título de ‘trabajo especial’. Además de sus datos personales, el documento tiene sus amigos y contactos en el país y el exterior. Cuenta, por ejemplo, que vivió en India, pero actualmente está radicada en Londres, que tiene dos hijos y que ha hecho trabajos periodísticos en zonas de conflicto en el medio oriente, Haití y África. 

Vea la investigación completa de Semana sobre las carpetas secretas

El documento reservado tiene su número de teléfono y sus correos electrónicos, así como un análisis minucioso de su perfil de Twitter y Facebook. En este último apartado, las labores de inteligencia identifican a varios periodistas del diario The New York Times que tienen contacto permanente con Addario e incluso a un hombre del que dicen “labora como rebelde”. También aparece un mapa de Colombia en donde realizan una georreferenciación de los lugares en donde ella estuvo y en el que intentan ubicar de manera precisa los lugares donde fueron tomadas las fotos que ella misma publicó en Instagram. 

En un informe de conclusiones, que también está incluido en la carpeta, se asegura que estuvo en “el área de injerencia del Frente de Guerra Occidental, donde su principal cabecilla es el comandante Uriel”. Y se habla de las personas con las que se contactó en Colombia y que quizás le habrían servido de puente para poder hacer el reportaje. En este último punto se menciona que podría tener la misma fuente que el periodista de The New York Times, Nicholas Cassey, que “también se conoció ha ingresado a las áreas de injerencia de las Farc”. 

Al igual que en otros casos, el perfilamiento terminó con un efecto dominó en donde aparecen referenciados otros tres fotógrafos del NYT que viven en Estados Unidos, así como el reconocido fotógrafo Stephen Ferry, quizás uno de los que mejor ha cubierto la guerra en Colombia. 

La investigación de SEMANA 

SEMANA publicó una detallada investigación sobre cómo algunas unidades del Ejército ejecutaron durante varios meses uno de los casos de espionaje más delicados en la historia reciente del país. Entre febrero y los primeros días de diciembre del año pasado, las actividades de más de 130 ciudadanos fueron blanco de lo que los militares llamaron “perfilaciones” y “trabajos especiales”.

En esas misiones, por medio de herramientas informáticas y de software, realizaron búsquedas y recolectaron masiva e indiscriminadamente toda la información posible de sus objetivos para elaborar informes de inteligencia militar. Teléfonos, direcciones de residencia y trabajo, correos electrónicos, amigos, familiares, hijos, colegas, contactos, infracciones de tráfico y hasta lugares de votación forman parte de estos perfiles.

SEMANA tiene en su poder decenas de estos documentos, y durante semanas entrevistó a más de diez fuentes, muchas de las cuales participaron en esta operación que incluyó al menos a 130 personas, entre periodistas, exministros, funcionarios de Presidencia, generales, políticos y sindicalistas, entre otros.

El asunto sin duda desatará una gran polémica dentro y fuera de Colombia, entre otras razones porque algunas de las unidades involucradas recibían ayudas económicas de una agencia de inteligencia extranjera. Parte de esos recursos terminaron utilizados para adquirir las herramientas para espiar las actividades de ciudadanos estadounidenses, en particular periodistas. “A los norteamericanos no les va a gustar que parte de su propia plata, de los contribuyentes, como dicen ellos, se haya desviado de los fines legítimos para la que la entregaron, la lucha contra terrorismo y narcotráfico, y terminara usada para escarbar la vida de periodistas de importantes medios de su propio país. Eso va a ser un lío”, dijo a SEMANA uno de los uniformados que realizó estos trabajos y que pidió proteger su identidad. Lynsey Addario no fue la única periodista norteamericana objeto de estas labores de vigilancia. 

Vea la investigación completa de Semana sobre las carpetas secretas