PAZ

La Carta de Tatiana Cabello explicándoles a sus hijos que votará No

Semana.com le pidió a un grupo de líderes que les explicaran a sus hijos el proceso de paz. Este es el texto de la congresista, quien asegura que disentir es un acto de paz.

2 de octubre de 2016
| Foto: Semana.com

La representante a la Cámara por Bogotá y el partido Centro Democrático Tatiana Cabello es también madre de dos pequeños niños. En esta carta deja consignados los argumentos por los que está convencida de que votar No en el plebiscito es un acto de paz. La joven política, disciplinada seguidora de los lineamientos de su partido, está también profundamente convencida de que su determinación es la correcta, y en estas líneas les explica a sus hijos por qué espera que gane el No, al tiempo que les desea que una vez aprendan a leer y tengan conciencia política, también Colombia tenga al fin “verdadera paz”.

“A Santiago y Martín:

Amados hijos, hoy en día ustedes acaban de cumplir 6 y 2 añitos de vida. Aún no entienden muchas de las complejidades de nuestro país, pero el día que puedan leer a consciencia estas letras, van a comprender lo importante y trascendental del momento en que ustedes recién empezaban a vivir.

Durante más de 52 años el pueblo colombiano ha sufrido la inclemente violencia de la guerrilla de las Farc. Es por eso que yo espero, con todas las fuerzas de mi corazón, que para el momento en que puedan entender esta carta, esa violencia que ha acabado con la vida, el desarrollo y el progreso de Colombia, haya terminado. Espero que ustedes puedan, como yo no pude, crecer en un país que viva una verdadera paz. Tengo muy claro que la decisión de terminar con toda esa crueldad de las Farc es del pueblo. Es así como en esta carta voy a explicarles brevemente, pero con todo mi corazón, por qué votaré NO en el plebiscito del 2 de octubre de 2016.

Para iniciar quiero recordarles que todo lo que hago, no les quepa la menor duda, es con ustedes presentes en la mente, el corazón y el alma. Mi decisión tiene todo que ver con el país que deseo para ustedes; quiero la paz como todos los colombianos. Sin embargo, no creo que el acuerdo al que han llegado las Farc y el gobierno, vaya a llevarnos realmente a una paz estable y duradera, como se nos ha prometido. Ustedes que han sido formados con el total amor y entrega, y al tiempo han recibido el significado y valor de la disciplina y el respeto, saben que cuando se comete un acto malo es importante recibir la posibilidad del perdón, pero que se debe siempre tener presente la verdad y la consciencia de haber fallado. Es importante ofrecer las disculpas, arrepentirse de corazón, reconciliarse limpiando el daño.

Nuestra democracia es motivo de orgullo, pero también es cierto que no es una democracia perfecta. Esto no es nada diferente a un reflejo de nuestra propia imagen: la forma en que somos como ciudadanos por separado, somos como sociedad en conjunto.

¿Por qué creo que el acuerdo atenta contra nuestra sociedad, contra nuestro país?

Hijos: las Farc nunca fueron, ni por un solo día de su existencia, el ejército del pueblo como su nombre enunciaba. Esa forma ególatra de llamarse refleja solo una intención de justicia, que realmente escondía solo una triste vocación de poder a la mal. Han sido un grupo narcotraficante y terrorista, aferrado a unos principios carentes de sostén. Lo que se vivió en Colombia no fue una guerra civil porque las Farc nunca representaron verdaderamente a una porción significativa de nuestra población. Lo que se vivió aquí, lo que se vive mientras escribo esta carta, es una violencia sistemática y sostenida, perpetuada por el secuestro de inocentes, el terrorismo y el narcotráfico.

Hoy se nos dice que lo que se votará el próximo 2 de octubre es la paz. ¡No es cierto!  Porque así gane el Sí en las urnas, sobrevivirán todas las causas de la violencia. Lo que sucede es que, hábilmente, han pretendido reducir todo el conflicto colombiano a las Farc. Sin embargo, subsisten aún otros grupos armados al margen de la ley, como el ELN, las Bacrim y otros tantos que se dedican al narcotráfico.

Sin contar que, en Colombia, la corrupción y la violencia se han arraigado a nuestra sociedad. Y esto solo puede ser combatido desde la educación, las oportunidades, y la justicia por igual. Es así como me atrevo a decir con total convicción: no habrá paz por la firma de un acuerdo. No habrá paz si gana el Sí en el plebiscito. No habrá paz mientras no se dé un cambio estructural, a fondo, en el país.

El acuerdo, de ser aprobado por el pueblo colombiano, le hará daño a nuestro país. Espero que no tengan ustedes que vivir sus consecuencias. No es un buen ejemplo el ver cómo se premia con evitar la cárcel a alguien que ha ordenado matar connacionales. No es grato tener miedo porque ellos mismos pueden ahora señalar a sus enemigos (quienes en este momento están del lado de la legalidad) y llevarlos al abismo de esa cárcel que ellos no conocerán.

Espero que mi esfuerzo y el de otros, que temen como yo por las implicaciones de su implementación, calen en los colombianos y que el NO gane en las urnas. Tengo la esperanza de que el NO, convertido en mandato político, nos permita moldear los acuerdos para que se ajusten a la realidad de nuestro país, y nos lleven a la construcción de uno mejor. Un acuerdo que no incluya desde ningún lado venganza, pero tampoco burlas y concesiones.

Al acuerdo votaré NO, porque aunque haya cosas de este que considero positivas, habiéndolo leído estoy convencida de que varios de sus puntos son imposibles, otros tantos son inconvenientes y hay un par de cosas que me resultan inaceptables. La violación de derechos fundamentales, por ejemplo, como el debido proceso, la vulneración de principios inviolables como el de la cosa juzgada, no corresponden con la idea de la democracia en la que espero que crezcan.

Pero sobre todo Santiago, sobre todo Martín, creo que este acuerdo es un pésimo ejemplo para ustedes. Creo que premiar la criminalidad con un voto favorable, que implicará que el enemigo más cruel de la historia de nuestro Estado ha conocido, acceda a posiciones de poder sin pagar por sus crímenes deja para las generaciones venideras un mensaje equivocado.

¿Se han dado cuenta que he usado mucho la palabra ejemplo? Es que eso es lo que debemos hacer los adultos con los niños, para que cuando crezcan lo hagan con los que vienen a continuar con la descendencia humana. Por esto, creo de todo corazón que hago lo correcto defendiendo el NO. Sea cual sea la decisión que tome el pueblo soberano, yo seguiré trabajando para él, haciendo mi mejor esfuerzo para dejarles un país como el que sueño para ustedes.

Hijos, no se pierde nunca si se actúa con convicción y se obra por amor, así como ganar carece de significado si se hace recostado en artimañas y engaños.

Sea lo que sea, sepan que hice, hago y haré siempre lo mejor, lo correcto y lo que sea sensato para el bienestar de todo un país y –por ende– de ustedes. No al contrario. El bien general los debe cobijar, las oportunidades deben ser como las de todos y la paz deben disfrutarla como cualquiera del resto de los colombianos.

Los amo.

Tatiana Cabello”.