NACIÓN

Cartagena llora la partida de Gregorio Herrera, el eterno anfitrión de La Vitrola

El reconocido gerente y maître, de 58 años, fue hallado muerto en el baño de su casa. Como un ser humano excepcional y el mejor en su trabajo, así lo definen sus amigos y clientes.

28 de octubre de 2020
Gregorio Herrera, reconocido como una de los mejores anfitriones de Cartagena, falleció en las últimas horas.
Gregorio Herrera, reconocido como una de los mejores anfitriones de Cartagena, falleció en las últimas horas. | Foto: Archivo Particular - Cortesía

Entero de lino blanco, impoluto. De conversación excepcional. Un trabajador ejemplar. Un costeño de pura cepa, de racamandaca. El caballero de la buena atención. Esos son los recuerdos de algunos que lo conocieron y hoy lamentan el sorpresivo fallecimiento de Gregorio Herrera Severiche, el eterno anfitrión de La Vitrola, en Cartagena.

La noticia tomó por asalto a sus amigos y asiduos visitantes, regados por toda la geografía colombiana y del mundo. Gregorio se convirtió con su trabajo como maître en un personaje en medio de tantas celebridades a las que atendió durante 26 años de trabajo.

Eso sí, nunca se creyó el cuento, aunque fuese a él a quien personas del común y personalidades le pidieran una foto, algunos como manifestación de cariño y admiración, y otros como testimonio para alardear. La lista es inacabable, desde el nobel colombiano Gabriel García Márquez, la reina Sofía de España, pasando por Shakira o Carlos Vives; actores y directores de cine, cantantes, escritores políticos. Todos, todos querían con Gregorio.

Lo mismo recibía a un amigo en la puerta, lo llevaba hasta la mesa, le recomendaba platos o bebidas, que tomaba la orden, se sentaba a conversar un rato y al final llegaba con la cuenta. Siempre fue ejemplo para su equipo, era de los primeros en llegar, un poco antes de la 9 de la mañana, y el último en salir, hasta que no quedaba ningún cliente y se cuadrara todo lo del negocio.

Aunque nació en Buenavista, Córdoba, desde los 5 años vivió en Cartagena y durante más de dos décadas, con trabajo y estudio de los que hacía, se convirtió en una personaje del Centro Histórico, un referente del gremios de restauradores de la ciudad, pero sobre todo del buen servicio.

Gregorio fue hallado muerto en su casa la mañana de este martes. Según los primeros reportes policiales se habría disparado con un arma después de ingresar al baño. Alcanzó a ser trasladado a la Clínica del Mar, pero allí llegó sin signos vitales.

A La Vitrola, la bella esquina amarilla y altos techos verdes, llegó después de exitosas experiencias administrando icónicos hoteles de la ciudad, como El Dorado, Caribe y Cartagena a Real. Fue él quien abrió la puerta para el primer servicio el día de la inauguración y a quien muchos esperaban encontrar a partir del 4 de noviembre, fecha para la que está planificada la reapertura del restaurante después de varios meses de cierre por la pandemia.

Allí, en el bello local de la Calle Baloco, de la Ciudad Amurallada, era casi imposible hablar con él un par de minutos seguidos sin que alguien se le acercara a saludarlo o a pedirle un consejo. Para Gregorio, su trabajo era diversión y una colección de triunfos personales, así se lo contó al diario El Universal en una entrevista publicada en el año 2013.

“Aquí vendemos 50 por ciento en alimentos y bebidas y el otro 50 por ciento es servicio. Y esto último es lo más importante”, le dijo ese día a la periodista Johana Corrales, y esta frase es ahora una de las que mejor sirve para definirlo. Eso era Gregorio, según sus amigos y colegas del gremio de la ciudad: el mejor en su especialidad. “Más que de vender productos se trata de calor humano”, insistía siempre en las recurrentes notas de prensa.

Los mensajes de tristeza por la partida de Gregorio vienen de todas partes. El salsero José Alberto “El Canario” publicó en su cuenta de Instagram unas conmovedoras palabras. Lo definió como su “hermano”, un amigo y “un ser cariñosamente excepcional”.

La Asociación de Bares de Colombia (Asobares) también expresó su tristeza y se solidarizó con la familia. “No tenemos palabras para expresar el sentimiento que nos embarga”, indicó el gremio.

Juan Pablo Borge, del grupo empresarial La Movida, lo define como un ser solidario, que no conocía la envidia y, sobre todo, amigo furibundo de su amigos. Si lo tuviese que definir dice que habría que decir que era un loco emprendedor y el mejor en el servicio.

“Sin duda mi mentor en calle Baloco. Me vio llegar y, simplemente, me tendió la mano. Le debo mucho a este gran ser humano. Buen miembro de familia, trabajador hasta la médula, era un ejemplo a seguir. Mejor dicho, podría escribir un libro. Eres una gran pérdida para nuestro gremio. Eras un gran soporte para todos. ¡Hermano mío, q. e. p. d., te quiero con cojones”, escribió Borge, quien tiene su negocio en la misma calle de La Vitrola.

Según contaron algunos amigos, en los últimos días dedicó buena parte de sus energías a repartir donaciones a amigos, conocidos y extraños que estaban pasando un mal momento por la crisis generada por la pandemia. Esos fueron algunos de los últimos testimonios de su filosofía de vida: servir.