ENTREVISTA

Las incógnitas en la investigación por la muerte de 43 estudiantes en Ayotzinapa

A la llamada "verdad histórica" del caso Ayotzinapa que apunta a que los jóvenes fueron entregados a narcos que los asesinaron e incineraron los restos, le faltan muchas piezas. SEMANA habló con Ángela María Buitrago, la abogada colombiana que a través de la CIDH sigue las pistas.

25 de septiembre de 2017
| Foto: Cortesía El Espectador

SEMANA.: Esta semana se cumplieron tres años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en México, ¿ya se sabe qué paso con ellos?

A. B.: Aún no. Hay que mantener en la memoria este hecho. Esta es una forma de reivindicar la desaparición y seguir trabajando en la búsqueda de los muchachos. Es una labor importante para mantenerlos en la memoria. Nosotros ya terminamos la medida cautelar. Sin embargo, hace un mes la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) estuvo en México verificando qué tanto se ha avanzado en las líneas de investigación que dejamos en dos informes que entregamos. 

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SEMANA.: ¿Qué tanto se ha avanzado en la investigación?

A. B.: La semana pasada el gobierno mexicano se estuvo reuniendo con los padres de los 43 estudiantes en busca de consenso. Hace tres meses, más o menos, los padres se levantaron de la mesa porque sentían que no hay avances y que la Procuraduría está estancada. Ahora, de nuevo están retomando las conversaciones para llegar a nuevos acercamientos. Sé que la investigación arrojó nuevos resultados hace dos meses y que fueron citados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 

SEMANA.: ¿Con qué se encontraron?

A. B.: Hubo una audiencia pública en la que el gobierno aceptó que por lo menos diez celulares de los muchachos estaban activos después de la una de la mañana. 

SEMANA.: ¿Por qué es importante el detalle?

A. B.: Tiene una importancia especial para nosotros porque la versión oficial parte de la idea de que todos los muchachos habían sido incinerados en el basurero de Cocula. Sin embargo, cuando llegamos a la investigación encontramos que había deficiencias investigativas. Es decir, demoras en la recolección de material y elementos descuidados en términos de recuperación de información. Pero sobretodo había cosas que no eran coherentes con la versión del basurero de Cocula. 

SEMANA.: Desde que la comisión de la CIDH llegó a la investigación, ¿con que se encontraron?

A. B.: Cuando llegamos empezamos a recoger información y revisar el expediente. En ese proceso encontramos una serie de elementos que apuntaban a demostrar que había falencias en la teoría del basurero de Cocula, que es la versión oficial que se entregó. Contratamos, como grupo interdisciplinario, a un perito del fuego, al doctor José Torero. 

SEMANA.: ¿Qué tanto le aportó a la investigación?

A. B.: Él fue uno de los hombres que llamó Estados Unidos para ver por qué se incendiaron las Torres Gemelas. Es un gran científico, desde el punto de vista del fuego. Él a través de su peritaje determinó que era imposible que se hubiera realizado una quema de esa magnitud y tampoco encontró elementos para pensar que hubo un incendio de esas dimensiones en septiembre de 2014, que fue el mes en que ocurrieron los hechos. 

SEMANA.: Esa inconsistencia fue la primer pista importante ustedes encontraron, ¿qué más hallaron en el camino?

A. B.: El otro elemento importante tiene que ver con la telefonía. Encontramos que hay varios teléfonos que suenan después de la una de la mañana. Ese detalle es importante porque la historia armada del basurero señala que las personas que afirman haber quemado a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, habían también quemado los celulares y todo lo que ellos tenían a las doce de la noche. Pero hay cosas que no encajan. Hay líneas telefónicas que sonaron en la madrugada. De hecho, tenemos el dato concreto de uno de los estudiantes que le pone un mensaje a su mamá a la una y media para que le ponga una recarga a su celular. 

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SEMANA.: ¿Cuál es la conclusión?

A. B.: Esas pistas apuntaban a que no era cierta en su integridad la versión del basurero de Cocula. Es decir, los testimonios de los cinco miembros de los Guerreros Unidos que supuestamente estuvieron en el basurero son inconsistente. Son diez líneas telefónicas las que sonaron después de la medianoche. 

SEMANA.: ¿Hay más inconsistencia?

A. B.: Sí, se decía que todos habían salido para una zona conocida como Cocula. Sin embargo, encontramos que muchos de los elementos probatorios muestran que hubo muchachos que fueron retenidos en la carretera que sale hacia México. Es decir, que 13 y 15 personas iban en dirección a la población de Huitzuco, un punto contrario a Cocula. Las líneas telefónicas pegaban en una red y una antena en Huitzuco. Según entiendo, eso también lo aceptó el Estado mexicano y con ello se corrobora lo que nosotros dijimos en la medida cautelar. 

SEMANA.: ¿A qué se refiere?

A. B.: Hay elementos que corroboran que no es del todo cierto el tema del basurero de Cocula. Los muchachos no fueron todos al mismo lugar. Existen datos técnicos y electrónicos que permiten determinar su movimiento y eso hay que seguirlo investigando. Por eso, la otra medida cautelar que permite hacer un seguimiento muy cercano de la CIDH a las siete líneas de investigación que quedaron abiertas cuando nosotros salimos. 

SEMANA.: ¿Cuáles son?

A. B.: Primero, hay que indagar sobre las otras posibilidades dadas por el mismo expediente. Es decir, había otros perpetradores o presuntos perpetradores. Todavía no hay sentencia y hay pistas que apuntan a otras líneas de investigación. Una de ellas se dirige a Pueblo Viejo y señala a otros actores como la policía municipal de Huitzuco. Y es que se habla también de las autoridades a nivel estatal. Por eso, hay que investigar: quiénes participaron, quiénes conocieron los hechos y quiénes estuvieron en el lugar de los hechos y no dieron la información correspondiente.

SEMANA.: Explíquese...

A. B.: Sí, quiénes, como el Ejército, conocieron desde el principio hacia donde iban los muchachos pero nunca dejaron realizar un solo interrogatorio. De hecho, en nuestros informes dejamos una serie de preguntas a cada uno de los militares que estuvo presente la noche del 26 y 27 de septiembre donde desaparecieron los muchachos. Esto es debajo del puente del Palacio de Justicia en Iguala. Las personas, el Ministerio Publico y la policía de la Procuraduría estuvieron esa noche viendo qué estaba pasando con los muchachos. No solamente hay que profundizar en los temas de qué paso con los muchachos,  sino también de quiénes saben qué paso y por qué no hicieron lo que tenían que hacer.

SEMANA.: Y, ¿cuáles son las otras?

A. B.: Pedimos que se investigarán las líneas telefónicas. Cuando salimos había mucha información que habíamos solicitado y que todavía no había llegado. También se solicitó que se generaran actividades conjuntas con el FBI porque aparece el famoso quinto bus de Iguala que salió escoltado a diferencia de los otros que fueron destruidos. Esta pista podría conducir a la hipótesis de que llevaban elementos particulares que tienen que ver con el tráfico de heroína de Iguala a Chicago. Todo eso lo dejamos como tarea. Las recomendaciones, en disposición del mandato, son de obligatorio cumplimiento para las autoridades mexicanas. 

SEMANA.: Cuando se conoció la versión del incendio del basurero de Cocula, se habló de unos restos que fueron identificados. ¿Los restos de los estudiantes ya aparecieron o esa es otra incógnita que hay por resolver?

A. B.: Sólo hay un resto identificado y otro que apareció a través de un procedimiento no científico. No está todavía privado y ni siquiera fue en el basurero de Cocula sino en un lugar que se conoce como el río San Juan.

SEMANA.: ¿Qué encontraron?

A. B.: Es un solo huesito de Alexander Mora. Había restos hallados en el basurero de Cocula donde se botaban de todo. Restos de seres humanos, animales y otras cosas. Sin embargo, ninguno de ellos corresponde a los muchachos. El único resto que es de uno de ellos, es un resto muy pequeño, que aparece en una bolsa del río que queda a un kilómetro y medio del basurero. La zona donde se encontró ese huesito fue manipulada el día anterior al hallazgo. Según videos divulgados por medios de comunicación, personas que pertenecían a la Procuraduría estuvieron en el lugar. Lo más llamativo, es que nunca quedó constancia de que esos peritos estuvieron allí. 

SEMANA.: ¿Cuál fue su reacción?

A. B.: Formulamos una denuncia, teníamos capacidad para hacerla. No sabemos en qué va. Esto independientemente de que el veedor consideró que se habían infringido no sólo normas disciplinarias sino penales. De hecho, el veedor de la Procuraduria tuvo que renunciar en el momento que salió el informe. 

SEMANA.: Con tantas inconsistencias que presenta la versión oficial, ahora ¿qué línea sigue el Gobierno?

A. B.: Todavía defienden la teoría del basurero de Cocula, ese es el tema que desde la oficialidad se defiende. Pero cuando dicen que sí había celulares activos y desplazamiento para otro lado, vimos que esa verdad absoluta de que fueron quemados en el basurero de Cocula no resiste un análisis serio. La verisón no ha cambiado oficialmente porque los juicios siguen todavía con esa versión. Ellos detuvieron a 125 personas y parten de la base de cinco declaraciones de los perpetradores. Con esto, dejaron de mirar doce declaraciones más de otros perpetradores que contradicen la versión inicial del basurero de Cocula.

SEMANA.: Explíquese...

A. B.: Si hablamos numéricamente, la versión del basurero de Cocula la tienen cinco miembros de Guerreros Unidos pero a la vez otros diez miembros del grupo criminal sitúan los hechos en Pueblo Viejo, en la Colonia Guadalupe y otros sitios. La Procuraduría solo se dedicó al basurero y olvidó al resto. 

SEMANA: ¿Cómo es visto todo este proceso por los padres de los 43 estudiantes?

A. B: Muchas de las investigaciones que se realizaron fue por el permanente deseo e impulso de los padres de seguir buscando a sus hijos. Lo que se ha evidenciado estos años también es por la persistencia de ellos que quieren encontrar a sus muchachos. No tienen respuestas. Ellos han sido unas víctimas absolutas de esta incertidumbre que no termina. Su papel ha sido heroico, de involucrarse jornadas permanentes para reclamar la necesidad de que les digan dónde están sus hijos. Su pape también ha sido histórico. Tenemos casos de padres que perdieron a sus dos hijos. Los padres terminaron siendo unas víctimas absolutas de un sistema, de una paquidermia de que no hay quién le conduela qué pasó con el tema y simplemente les dicen dejémoslo así.