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Caso Colmenares | Revelan foto que cambiaría el rumbo del caso sobre la muerte de Colmenares
El caso del joven sigue creando controversia después de varios años de su muerte.
Luego de 10 años de la muerte del joven Luis Andrés, apareció una nueva prueba revelada por el primer reporte forense sobre el cadáver, la cual no hizo parte del juicio por la Fiscalía.
Al parecer, esta nueva prueba revelaría una de las hipótesis que se tenían del caso sobre un posible golpe en la cabeza del joven propinado con el fondo de una botella. Esta prueba sería clave para el caso, pues uno de los argumentos para darle la libertad a las dos directas implicadas fue el cuestionado informe del forense Máximo Duque, quien revisó el cuerpo después de ser hallado sin vida.
Duque fue contratado por la familia de Luis Andrés Colmenares para exhumar el cuerpo del estudiante. Para la togada que sigue el caso, no se siguieron los protocolos y se irrespetó la memoria del difunto, pues sus restos fueron puestos en piso de tierra, cartones y manipulados sin tapabocas ni las mínimas normas.
En la imagen revelada recientemente, se puede ver la herida con la forma de la base de una botella. “Hay una herida en la región supraciliar derecha; es una fractura en esta región que tiene una forma muy característica, es una forma ovalada de la herida. Las heridas se producen de conformidad con el elemento que hace la herida”, detalló el perito Rubén Darío Angulo, la primera persona que tuvo acceso al expediente de Colmenares y la fotografía citada.
Para el perito, la posible caída que tuvo Colmenares en el caño del parque El Virrey no pudo producirle una herida en el cráneo: “Es muy nítida, muy específica, de bordes muy regulares. Y en el caño hay un material rugoso que iría a producir, de pronto, la fractura, pero en otras características”.
Controversias del caso
Según la jueza 11 de conocimiento de Bogotá, Paula Astrid Jiménez, el cuerpo tenía una fractura significativa en el rostro de Colmenares, la cual lo habría dejado inconsciente por su gravedad. A lo largo del proceso esta lesión se ha explicado de dos formas: de un lado, el abogado Jaime Lombana, la Fiscalía y la familia Colmenares han dicho que fue un golpe contundente; del otro, Duque fue más allá y dijo que la lesión reflejaba un botellazo que habría recibido el joven.
Por su parte, la defensa de Laura y Jessy insistió en que se trataba de una herida causada por los adoquines del canal cuando se dio la fatal caída.
El soporte científico para justificar el supuesto crimen de Colmenares fue desvirtuado en los estrados judiciales y el veredicto de la jueza señaló que no había razones que permitieran hablar de la llamada ‘señal patrón’: “La herida no se produjo por un golpe propinado por un tercero, sino a causa del golpe por caída de altura”.
Otra controversia fueron las hemorragias presentes en las cervicales superiores del cadáver, reportadas por el forense Duque en su exhumación y las cuales no fueron advertidas en la necropsia inicial. La jueza hizo un recuento de los conceptos que emitieron los expertos sobre el punto y concluyó que el “hallazgo” fue otro yerro de Máximo Duque.
Las referidas hemorragias realmente se ocasionaron por cuenta de la disección burda que practicó este galeno con un cuchillo de cocina, sobre cartones y desprendiendo las partes del cadáver a la fuerza. “Duque interpretó como hemorragias un material negruzco de un cadáver en alto estado de descomposición”. Señaló, además, que el forense ni siquiera fue a un laboratorio para establecer lo que reportó a la ligera en su informe.
Estudio del acueducto
Una de las grandes preguntas del caso Colmenares es si el caudal que corrió por el canal recolector de aguas lluvias en esa noche de Halloween podría arrastrar un cuerpo, como lo ha sostenido la defensa de Laura y Jessy, o si ello es imposible, como lo argumentó insistentemente la Fiscalía.
Para resolver la pregunta habría sido de gran utilidad conocer lo que pudiese aportar al respecto la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá. Lo más paradójico es que la entidad pública ordenó a sus expertos elaborar un minucioso estudio que se hizo, pero que nunca se expuso en el estrado.
El estudio analiza el trazado y la capacidad del canal, los puntos recolectores y los registros pluviométricos próximos. Estas variables son sometidas a un complejo cálculo que emplea fórmulas físico-matemáticas y así se logra estimar el nivel que habría alcanzado el afluente por cuenta de las precipitaciones.
“Aproximadamente de las 8 p. m. hasta las 10 p. m. cayó el 30 por ciento de la lluvia total y el otro 70 por ciento cayó entre las 2 a. m. y las 4 a. m.”, dice el documento, y tras varios algoritmos concluye que en aquella noche “la altura de la lámina de agua para este caudal (canal El Virrey) puede estar cerca de los 99 cm”.
Después de más de 8 años, el proceso sigue siendo investigado en segunda instancia en el Tribunal Superior de Bogotá.