NACIÓN
Pretelt, suspendido de la Corte Constitucional
En histórica decisión, el Senado admitió la acusación contra el magistrado de la Corte Constitucional por el delito de concusión. Afrontará un juicio político en el Congreso y uno penal en la Corte Suprema de Justicia.
Este 24 de agosto Jorge Ignacio Pretelt pasó a la historia. No por las consecuencias de alguna de sus sentencias en su calidad de magistrado de la Corte Constitucional, sino porque se convirtió en el primer aforado en ser suspendido de su cargo. El Senado admitió una acusación en su contra por el delito de concusión y al hacerlo, dispuso que el magistrado debía apartarse de su cargo.
También por primera vez en la historia reciente, por lo menos desde cuando se sancionó la Constitución de 1991, los senadores colombianos se vistieron de jueces y determinaron con su voto que el magistrado Pretelt debe ser juzgado por haber pedido, presuntamente, $500 millones parta favorecer la selección de una tutela de la firma Fidupetrol.
La decisión del Senado significa que el magistrado deberá defenderse fuera de su cargo en la Corte Constitucional, y le esperan dos juicios: uno disciplinario, por indignidad política, ante el propio Senado, y otro de consecuencias penales, ante la Corte Suprema de Justicia.
Nunca antes en la historia del país un magistrado ha sido juzgado por este alto tribunal, como tampoco nunca antes un proceso de la Comisión de Acusaciones llegaba hasta esta instancia.
La decisión se adoptó después de tres días y más de 32 horas de un intenso y caluroso debate que acaparó la atención de decenas de medios de comunicación nacionales que no se levantaron de sus lugares en las tribunas de la plenaria.
A las 2:50 de la tarde se leyó el resultado de la última y definitiva votación: 55 votaron a favor de aceptar la acusación. Sólo cinco por el archivo del proceso.
El Centro Democrático se marginó de la votación, argumentando que se debía declarar la nulidad de la actuación y denunciando la injerencia indebida por parte del presidente de la República, Juan Manuel Santos. Los senadores del uribismo, durante las tres sesiones, promovieron la intervención del magistrado Jorge Pretelt, quien tuvo la oportunidad de defenderse en la plenaria antes de la votación.
“Es una injusticia”
“No sé cuántos de ustedes se habrán leído el expediente. Es una gran injusticia la que ustedes van a cometer hoy”. Estas palabras, pronunciadas por el magistrado Jorge Pretelt durante su largo discurso en la plenaria del Senado, parecieron ser de resignación, como si ya diera por descontado que la mayoría de senadores vote en su contra y admita la acusación hecha por la Cámara de Representantes por el delito de concusión.
Desde la Constitución de 1991, nunca antes un aforado había llegado al Senado para defenderse de una investigación en su contra. Pretelt, quien el pasado 15 de diciembre fue acusado por, presuntamente, haber pedido $500 millones a la firma Fidupetrol, fue autorizado para hablar en la plenaria.
Por una hora se le concedió la palabra. Ingresó al recinto sin su abogado, Abelardo de la Espriella, quien tuvo que esperarlo de puertas para afuera. Prometió no pronunciar un discurso político, aunque dijo que políticos eran los intereses que lo querían sacar de la Corte. “Por mis posiciones frente al aborto, al proceso de paz, frente al matrimonio homosexual…”
Subió al atril con una voluminosa carpeta de la que sacaba folios para demostrar que no había una sola prueba en el expediente que lo comprometiera con los delitos que se le endilgan. Agradeció al Senado por oírlo, pues se quejó de que ni la Comisión de Acusaciones, ni la plenaria de la Cámara lo hicieron. “Me acusan en sesiones clandestinas”.
“No es posible que hoy vayan aprobar una acusación del investigador Julián Bedoya sacándome de la Corte Constitucional (…) Les asiste razón a mi defensa y al Ministerio Público cuando afirman que las diligencias no arrojaron medios de prueba que permitan probar que recibí la suma de 500 millones de pesos…”
“Ni recibí dinero, ni pedí dinero. Cómo me van acusar si desaparecieron las circunstancias de tiempo, modo y lugar. Dice el acusador que yo soy inteligente y que no dejé huellas. No, señor. Está demostrado en el expediente que no recibí dinero, que no pedí dinero y que el abogado Víctor Pacheco no estuvo en mi casa”.
En su discurso mencionó los seis indicios que reposan en la acusación en su contra y los desvirtuó uno a uno. Y aseguró que dos días antes de que lo escogieran presidente de la Corte Constitucional, el 2 de febrero del 2015, “el fiscal Eduardo Montealegre, el vicefiscal Jorge Perdomo, y el secretario (Juan Pablo) Duque de la Comisión de Acusaciones empezaron a buscar y rebuscar pruebas en mi contra. Recaudaron pruebas, pero ¿dónde está la prueba reina?”
Pretelt también demostró que no votó a favor de los intereses de Fidupetrol y leyó los testimonios de los magistrados de la Corte, y del propio abogado Víctor Pacheco, para demostrar que el Senado no puede aprobar una acusación carente de fundamentos jurídicos.
“Con todas las pruebas a mi favor, el Senado va a tomar una decisión que ipso facto me deja fuera de la Corte Constitucional. Me quieren sancionar con una decisión que no tiene recurso, y algunos tienen la desfachatez de decir que se trata de un simple trámite y no de una decisión de fondo”. El magistrado aseguró que la acusación en su contra “tiene más de una veintena de yerros”.
Pretelt se extendió por más de una hora. Insistió en que lo estaban sometiendo a un juicio político y se bajó del atril a la espera de la decisión del Senado, que lo dejó fuera de la Corte.