Nación
Caso Matamba: tras las huellas de los dueños de la finca donde se escondía el mafioso
El director de la Policía Antinarcóticos, el general Ricardo Alarcón, reveló que se mantienen abiertas varias indagaciones por el caso de Juan Larinson Castro, quien murió en el municipio de Bolívar, Santander, en un enfrentamiento con la Policía.
La muerte de Juan Larinson Castro Estupiñan, alias Matamba, en un operativo de la Policía en zona rural del municipio de Bolívar, en el departamento de Santander, dejó varias preguntas sin respuesta.
Una de ellas es de quién es la finca en donde se encontraba escondido el capo del narcotráfico, luego de fugarse de la cárcel La Picota, el pasado mes de marzo. Por este motivo, el director de la Policía Antinarcóticos, le confirmó a SEMANA, que se abrió una investigación para saber de quién es la casa de campo donde pasó sus últimos días Matamba escapando de las autoridades.
“Eso está en investigación por el momento, es una zona ganadera donde se encontraba, hay varias fincas de este tipo, es una zona jurisdicción del municipio de Bolívar, en Santander, pero está cerca a Cimitarra, en Boyacá. En este sentido, continuamos con las investigaciones, especialmente para determinar los dueños y establecer quiénes son, las personas que vivían allí. Eso ya se desarrollará en el término de los próximos días”, señaló el general.
De igual manera, indicó que frente a un posible delito, será la Fiscalía General de la Nación la que determine si los dueños pueden ser objeto de alguna responsabilidad penal.
Como se recordará, alias Matamba apareció en el radar público por varios hechos, pero el que más llamó la atención, fue su habilidad para conformar, casi que en tiempo récord, un ejército de matones en el departamento de Nariño, para quedarse con el control del negocio del narcotráfico.
Allí, logró crear la denominada banda criminal La Cordillera, que tenía entre sus integrantes a destacados oficiales activos y en retiro del Ejército, a quienes les pagaba millonarias sumas de dinero, con el propósito que le entregaran información confidencial sobre el desarrollo de operaciones militares.
Los militares también le brindaban apoyo, dice la Fiscalía, en la guerra que sostenía Matamba con las disidencias de las Farc y el ELN. Entre estos tres grupos generaron una guerra en Nariño, que llevó a desplazamiento de campesinos, asesinato de líderes sociales, confinamientos, entre otros.
Al final, las autoridades capturaron a más de una docena de militares activos y en retiro, por su presunta colaboración con Matamba.
El otro hecho que hizo tristemente visible a Matamba, fue la fuga de la cárcel La Picota que protagonizó el pasado mes de marzo. En complicidad con funcionario del Inpec, el detenido salió como Pedro por su casa, vestido de dragoneante.
Según la información que se ha conocido, el plan para sacar a Matamba de la cárcel costó cuatro millones de euros, y lo financiaron exparamilitares del Magdalena Medio, quienes querían a Castro Estupiñán para que conformara un nuevo ejército de matones para adueñarse del negocio del narcotráfico en las regiones donde estaba el Clan del Golfo.
De acuerdo con la investigación, los nuevos socios de Matamba querían llevar el campo que quedó con la captura y extradición de Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, quien fue extraditado hacia Estados Unidos.
Dos meses y ocho días fue lo que completó Matamba fugado de la cárcel. Las autoridades, para lograr su ubicación, acudieron a varios procesos, que llevaron a la ubicación de una ‘bruja’, una mujer que se encontraba en Maracaibo, Venezuela, y quien habla constantemente con ella para pedirle consejos.
Con los datos que recopilaban de sus conversaciones, fueron haciendo los investigadores un mapa sobre el lugar donde posiblemente podía estar. Con dicha información acudieron a otras fuentes humanas, quienes ayudaron a ubicar el sitio exacto donde se encontraba el capo del narcotráfico.
Con el lugar definido, las autoridades tenían que comprobar que estuviera allí. Para la verificación usaron aviones no tripulados con los que se monitoreaban los movimientos en la humilde casa de campo en la que se encontraba escondido el fugitivo.
Luego de varios días de seguimiento, los comandos jungla de la Policía Antinarcóticos ingresaron a la casa de campo, en donde se enfrentaron a tiros con Castro Estupiñán, quien finalmente murió en medio de los combates.