POLÉMICA
Caso Uribe: ¿por qué las llamadas de Santos desataron una tormenta en la Corte Constitucional?
En la Corte Constitucional hay vientos cruzados. Lo que contó el magistrado Alejandro Linares sobre supuestas llamadas del expresidente Santos a algunos magistrados mientras se discutía una tutela del caso Uribe armó una crisis que llegó a los tribunales.
Esta semana se conocieron dos denuncias: una ante la Fiscalía en contra del expresidente Juan Manuel Santos por supuesto abuso de autoridad, y otra ante la Comisión de Acusación contra el magistrado Alejandro Linares por posible omisión de denuncia y tráfico de influencias. Los dos casos están relacionados con la decisión que negó la tutela con la que el expresidente Álvaro Uribe buscaba tumbar su calidad de imputado. En la trasescena hay una pelea que pocos conocen. Un magistrado que pidió permiso para viajar a Rusia evitando la controversia y muchos desencuentros.
SEMANA revela los detalles inéditos de la tensión que se vivió en los últimos días en la Corte Constitucional, que cada vez parece más una bomba con conteo regresivo, y que podría desmoronar la aparente calma del máximo tribunal de justicia en Colombia. No es para menos.
Esta vez, el florero de Llorente que ha generado revuelo, y que llevó a los defensores del expresidente Uribe a presentar las dos denuncias, fueron las explosivas palabras (y para algunos imprudentes) del magistrado Alejandro Linares, justamente en entrevista con SEMANA. Su frase fue: “Entiendo que algunos colegas recibieron llamadas de ambos expresidentes (Juan Manuel Santos y César Gaviria), pero yo hablo con ellos sobre temas distintos”. Tan pronto Linares lanzó esta frase, los abogados del equipo de defensa del expresidente Uribe, Jaime Lombana y Jaime Granados, empezaron a armar toda una artillería judicial.
El argumento es que Santos se habría aprovechado de su condición de expresidente para llamar a “sugerir” y “presionar” a los magistrados. Y, si Linares supo de estas llamadas, tenía la obligación de denunciar cualquier intento de manipulación a la justicia. SEMANA conversó con los dos abogados para indagar los motivos que los llevaron a presentar dichas denuncias. “Linares dijo públicamente, incluso a este medio, que se habían recibido llamadas del expresidente Santos en el trámite de esa tutela. Como es de público conocimiento, Juan Manuel Santos es un enemigo político declarado del expresidente Uribe, ternó al magistrado Linares e intervino en ternar a otros magistrados. En ese orden de ideas, no haberlo puesto en conocimiento de las autoridades competentes es una omisión en el deber de denunciar. Lo confesó, pero no denunció”, le dijo Granados a SEMANA.
Lo más leído
El equipo de defensa del expresidente Uribe cuestiona a Santos por haber ejercido, presuntamente, influencia en la decisión ante uno o varios magistrados. Esto constituiría, según explicaron, un tráfico de influencias.Entre algunos magistrados, según conoció SEMANA, crece la idea de que Santos y Linares son amigos, se hablan e intercambian opiniones sobre asuntos de la Corte, aunque él insiste en que abordan otros temas menos densos.
Pero eso no es todo. Linares, en entrevista con SEMANA, fue más allá y pronunció una frase que hoy lo tiene ad portas de quedar por fuera de una de las decisiones más importantes que tomará la Corte en 2022: la despenalización o no del aborto. “El estudio de ese tema es un verdadero chicharrón”, calificativo que no cayó nada bien y no lo pudieron digerir sus compañeros de sala.
¿Una Corte en crisis?
Tras las palabras de Linares fue tal la molestia que varios compañeros del magistrado sintieron que se les expuso ante la opinión pública afectando la reputación y la honorabilidad que caracterizan al máximo tribunal de justicia en el país. Incluso lo dicho en la entrevista fue objeto de discusión por parte de la Corte Constitucional en su Sala Plena. En la candente reunión, Linares reconoció haberse equivocado, tanto que se comprometió a ofrecerle excusas al país, según pudo confirmar SEMANA.
En la siguiente Sala Plena, cuando todos estaban a la espera de las palabras del magistrado, el silencio fue la respuesta, y el tema quedó archivado pese a que entre los togados se discutió la posibilidad de un proyecto de declaración o comunicado que nunca llegó. En la siguiente reunión, en la última Sala Plena del año, había una silla vacía: la de Linares.
Para sorpresa de todos, el magistrado había solicitado permiso para ausentarse. SEMANA pudo confirmar que salió del país con destino a Rusia, al parecer, para desconectarse de todo lo que estaba ocurriendo. No hubo excusas pero sí las vacaciones.
Se trata de vientos cruzados, que vienen desde el día que la Corte le negó la tutela al expresidente Uribe y que amenazan ahora con una tormenta. Este será uno de los días más recordados en la historia judicial de Colombia por el agite, por el deber que tuvieron los magistrados de dejar sus teléfonos en casa y por las filtraciones que algún togado le estaba haciendo a algunos periodistas. Tuvieron que acudir al Palacio de Justicia para tomar la decisión, y la votación fue apretada, terminó cinco contra cuatro. Ese día fue tal la tempestad que se armó que ocurrió algo que hasta hoy era un hecho desconocido.
El presidente de la Corte, Antonio Lizarazo, planteó renunciar a esa dignidad por no haber podido garantizar que no se dieran filtraciones. Sus compañeros no aceptaron la propuesta. A la innegable pelea dentro de la Corte Constitucional le cayó la noche con el inicio de la vacancia judicial. Pero no es un asunto resuelto. Linares, en 2022, tendrá que ponerles nuevamente la cara no solo a sus compañeros, sino a la justicia, pues ahora deberá responder por su imprudencia y por no presentar denuncia de una posible intromisión de Santos. Lo propio deberá hacer el expresidente, ahora contra las cuerdas judicialmente, pues sus llamadas deberán tener una clara explicación, esta vez, ante la Fiscalía.