VIOLENCIA
Continúa persecución en el Cauca, asesinaron a tres indígenas
Las víctimas, entre 18 y 24 años, estaban en un puesto de control en la vereda California, jurisdicción del resguardo de Canoas.
No para la violencia en el Cauca. Al incremento de asesinatos a líderes sociales y defensores de Derechos Humanos, se suman los continuos ataques contra comunidades indígenas que realizan labores de control en el territorio.
Los últimos hechos se registraron este domingo dos de agosto, en la vereda California, jurisdicción del resguardo Canoa, municipio de Santander de Quilichao. Allí, hombres armados que se movilizaban en motocicletas asesinaron a los indígenas Brayan Stiven Guetio, de 18 años; Manuel David Larrahondo, de 24 años, y Lizardo Collazos Findo, de 23 años.
Estas muertes se presentan cuando ese departamento, en materia de violencia, vive unos meses agitados. Según un reciente estudio liderado por Indepaz, los grupos al margen de la ley han asesinado a 59 líderes sociales.
Han fallecido presidentes de juntas de acción comunal, dirigentes campesinos y gremiales, ambientalistas y defensores de derechos humanos. Los asesinan en forma atroz. Los criminales buscan acabar con el individuo y enterrar de tajo cualquier asomo de procesos de organización comunitaria.
Cauca, con 230 asesinatos de líderes y defensores de derechos humanos en los últimos cuatro años, encabeza la lista de los departamentos más violentos de Colombia. Antioquia ocupa el segundo lugar con 133 casos, según el más reciente estudio de Indepaz.
En 2016, cuando las Farc entregaron las armas, Cauca registró cinco homicidios de líderes. Para 2017 ese número creció a 33 y en 2018 a 59. La curva de la otra pandemia en ese departamento se desbordó en 2019 con 72 líderes asesinados. Y aún el pico no está a la vista. De continuar con el actual ritmo de muerte, 2020 terminaría con la lamentable cifra de 100 personas asesinadas en un solo departamento por ejercer liderazgo comunitario.
La mayoría de esos 230 asesinatos se han registrado en el norte del departamento entre los municipios de Miranda, Corinto, Toribío y Caloto, que conforman el ‘triángulo de la marihuana’. En estos territorios despacha la temible columna disidente Dagoberto Ramos, que, además de atentar contra líderes sociales y dirigentes campesinos, ha emprendido el macabro plan de exterminio de las autoridades indígenas.