Análisis
Centro Esperanza sigue en ‘cuidados intensivos’ tras enfrentamiento de Íngrid Betancourt y Alejandro Gaviria
El exrector de los Andes se ha negado ir a varias reuniones convocadas para examinar la crisis. La reclamación airada de Íngrid parece sumar aliados dentro de la convergencia.
Como si se tratara de un paciente con evolución crítica, la coalición Centro Esperanza sigue en cuidados intensivos y no da muestras de vida, tras el duro enfrentamiento entre Ingrid Betancourt y Alejandro Gaviria, en el cara a cara de SEMANA y El Tiempo, este martes.
Gaviria, muy sentido por lo que llamó “la asonada” de Íngrid, al acusarlo en público de llevar corruptos y clientelistas a la coalición, se negó a asistir ayer a dos reuniones de sus compañeros.
No quiso asistir a la reunión de las tres de la tarde ni a la de las 7 p. m. de ayer.
Gaviria está tan indignado con lo sucedido, que está dispuesto a que “todo se vaya para la mierda”. Así se lo dijo a Sergio Fajardo al terminar el encuentro de SEMANA y El Tiempo.
Lo más leído
El enojo del exrector de los Andes va más allá de Íngrid, pues siente que otros miembros de la coalición también están en su contra.
De hecho, luego de terminar el encuentro convocado por SEMANA y El Tiempo, Juan Manuel Galán trinó un mensaje que parece dirigido también contra Gaviria.
“Dime con quien haces campaña y te diré quién eres”, expresó Galán en su mensaje, y repuso: “Nuestro equipo del Nuevo Liberalismo es un reflejo de cómo vamos a gobernar. Con gente capacitada, escuchando a la ciudadanía, sin maquinarias políticas”.
Galán también señaló, en el mismo tono de Ingrid, que “haremos llamados de atención a la coalición sobre este tema, porque el candidato que resulte triunfador en la consulta presidencial, tiene que ser capaz de pararse con la frente en alto y decirles a los colombianos: le apostamos a una transformación de este país”.
Galán tampoco fue muy amable con Gaviria tras el cara a cara y luego se negó a asistir a la reunión convocada para ayer tarde con sus compañeros.
En sus intervenciones públicas, Galán suele hablar más del Nuevo Liberalismo que de la Centro Esperanza, como si estuviera perdiendo interés por esta última.
Ya había dado muestras de privilegiar el partido heredado de su padre sobre la alianza, cuando decidió presentar sus propias listas a Congreso.
Y hace apenas una semana sorprendió con la propuesta de que la coalición no inscriba más de tres precandidatos para la consulta que definirá el candidato presidencial de unidad.
Una fuente de la coalición le dijo a SEMANA que Galán podría estar pensando en tomar distancia de la alianza y concentrarse más en su propio partido.
El otro que le cayó encima a Gaviria fue Robledo, quien nunca fue partidario de su ingreso a la coalición.
Robledo, quien no asistió a la conversación con SEMANA y El Tiempo por haber dado positivo en la prueba de covid-19, apoyó la arremetida de Ingrid contra Gaviria, a través de su cuenta de Twitter.
“Acertada la crítica de Íngrid Betancourt a Alejandro Gaviria, por aceptar el respaldo de un senador de Cambio Radical a su precandidatura en la Coalición Centro Esperanza. Tiene que haber límites. Y es inaceptable la forma que Gaviria usó frente al justo cuestionamiento de Íngrid”, escribió Robledo.
Tampoco Fajardo fue solidario con Gaviria. Se limitó a deplorar el impase.
Ingrid podría estar buscando fortalecerse dentro de la coalición, aprovechando que su partido, Verde Oxígeno, fue el que les dio el aval a Sergio Fajardo y Carlos Amaya. Con ella son tres precandidatos del mismo partido.
Nadie hasta ahora ha salido a defender a Gaviria de los ataques de Ingrid, lo cual lo pone a la defensiva. Por eso se ha negado a asistir a las reuniones citadas.
Eso sí, algunas voces liberales salieron en apoyo a Gaviria, y por el lenguaje utilizado parecería que fue coordinado. Desde la Dirección Liberal le expresaron “solidaridad” y en tono de ironía aseguraron que “Ingrid siempre se ha sentido de mejor familia”.
Las pasiones, las envidias, los celos entre los precandidatos del centro político que iba a sacar al país de la polarización, parece hacerle perder fuerza y confianza en la opinión.
“Se ha fracturado la confianza”, le dijo uno de ellos a SEMANA.
Hasta el veterano Humberto de la Calle, el patriarca de esta convergencia, que declinó sus aspiraciones presidenciales para encabezar una de las listas de candidatos al Senado, ha amenazado sistemáticamente con renunciar. Se le ha visto fatigado y tratando de sacar ánimos cada vez que se supera una crisis.
Los precandidatos de Centro Esperanza ya han tenido que sacar varias declaraciones reafirmando su unidad después de las trifulcas internas, lo que parece desgastar a la convergencia. El último fue hace apenas tres días.
Llegar al punto en que sus integrantes no pueden generar un clima de discusión interna, ni asistir a las citas, y casi no poder mirarse a la cara, es un signo crítico. Es terminar con el diálogo y ponerlo en riesgo todo.
Las discusiones sobre mecánica política parecen estar consumiendo este proyecto político a solo 45 días de la consulta interna en la que los colombianos le darán su veredicto.
Los ojos de muchos colombianos están puestos hoy sobre esta coalición que surgió con la promesa de acabar con la polarización.
Los 7 precandidatos de Centro Esperanza intentarán volverse a encontrar hoy para “lavar la ropa sucia en casa” y buscar salidas a esta nueva crisis que no parece un episodio más, sino un asunto estructural de la alianza.