PROCESO

Lo que falta para la paz es poco, pero grueso

Aunque el presidente Santos espera con optimismo que el 20 de julio se firme el acuerdo final con las Farc, Timochenko dijo en Twitter que faltaba ‘pelo para el moño’. Esto es lo que está pendiente.

25 de junio de 2016
La gente puso este arreglo floral bajo la estatua de Bolívar, de Bogotá, para simbolizar su alegría por el acuerdo. | Foto: Estéban Vega La-Rotta

El acuerdo sobre el cese del fuego, la dejación de armas y las garantías de seguridad, así como el hecho de que las Farc aceptarán cualquier decisión que tome la Corte Constitucional respeto al plebiscito, ha desatado una euforia general y la sensación de que solo falta por acordar aspectos menores en la Mesa de La Habana. No hay tal. Aún quedan temas muy sensibles como la reincorporación y la implementación. Puede que alrededor de muchos de ellos no haya grandes diferencias, pero sí requieren mucha carpintería y, sobre todo, sincronización en el tiempo y gran coordinación con diferentes instituciones del Estado. La pregunta es si agotar la agenda pendiente será tarea de días, de semanas o de meses.

1. Terminar el punto tres: el fin del conflicto

Aunque los acuerdos de cese del fuego, dejación de armas y garantía de seguridad presentados el jueves en La Habana eran lo más grueso del punto de fin del conflicto, aún está crudo un tema igualmente sensible: la reincorporación de los combatientes de las Farc. Esta guerrilla propugna por un modelo muy diferente a los que conoce el país, como el del M-19 o el de las autodefensas, y más aún del que han tenido los desmovilizados individuales. Ellos quieren una reincorporación colectiva, basada en proyectos cooperativos, y de fuerte arraigo territorial a través de una especie de comunidades llamadas hasta ahora Terrepaz. En el gobierno hay conciencia de que hay que construir un nuevo modelo, pero hay interrogantes sobre cómo se financiarán estos proyectos, cómo será el sostenimiento de las personas durante los primeros meses, y qué tipo de oferta individual se mantendrá para quienes no deseen hacer parte de estas comunidades.

2. Terminar el punto seis: implementación, verificación y refrendación

Aunque ya se resolvió el aspecto más controversial de este punto, la refrendación, prácticamente no se ha hablado del resto. ¿Cómo se implementarán los acuerdos? ¿Se mantendrá la Mesa de La Habana como una especie de mesa del posacuerdo? ¿Cómo será el seguimiento y la veeduría al cumplimiento de todo el paquete acordado? ¿Quién hará el acompañamiento internacional? ¿Cómo se van a dirimir las diferencias que necesariamente surgirán? ¿Cómo se financiará la implementación? ¿Cómo se difundirán los acuerdos?

3. La hoja de ruta

Relacionado con lo anterior, una de las discusiones que mantiene dividida a la Mesa de Conversaciones es la hoja de ruta no solo para llegar al acuerdo final –considerado el Día D– sino para la implementación. No se trata de hacer un cronograma sino de sincronizar compromisos que tienen que cumplirse simultáneamente, y que involucran a muchas personas e instituciones. Se debe lograr una secuencia lógica de la implementación. Allí hay todavía un abismo en las posiciones.

4. Abordar los pendientes del punto agrario y de drogas

Como se sabe hay más de 30 temas en el congelador, que son salvedades o aspectos precisos donde no hubo acuerdo en la mesa. Algunos puntos son menos complejos como ponerle una cifra de hectáreas al Fondo de Tierras. Otros como el debate sobre la distribución de la tierra terminarán como parte de la agenda política de las Farc cuando se conviertan en partido. Pero la lista es larga y el tiempo apremia.

5. Las curules para las regiones

Ya se han resuelto algunas salvedades del punto político, pero aún no se han definido exactamente las 10 o 12 regiones en las cuáles habrá circunscripción especial de paz. Tampoco se sabe si se citarán elecciones atípicas de manera inmediata para cumplir con este punto o se esperará a 2018. Tampoco se ha hablado de las curules directas que tendrían las Farc en el Congreso.

6. El tribunal especial para la paz

En el acuerdo de justicia se determinó que ni las Farc ni el gobierno elegirán a los magistrados que harán parte del tribunal especial de paz, sino que ambas partes por consenso escogerán tres instituciones que seleccionen a estos juristas. Esto no se ha definido pero ya hay algunas ideas sobre la mesa: el Vaticano, la ONU y posiblemente la Corte Suprema de Justicia.

7. La ley de amnistía

Ya existe un borrador de esta ley, acordada por las partes. Sin embargo, hay un problema. La misma debería estar lista en el momento en que empiece la dejación de armas, para que cada combatiente que entregue su fusil pueda tener resuelta su situación jurídica, si no tiene crímenes de guerra. Pero ahora, la vigencia del acto legislativo que permite el fast track y el trámite veloz de estas leyes quedó amarrado a la refrendación previa, y en consecuencia la ley solo se podría presentar en octubre. Esto también afecta a los presos de las Farc a quienes se les acusa de rebelión y delitos conexos que deberían salir libres después de la firma del acuerdo.

8. La décima conferencia de las Farc

Una vez firmado el acuerdo final, las Farc necesitan un tiempo para refrendar con sus combatientes lo pactado y sobre todo para convertirse en partido político. Esa décima conferencia, donde reunirán a por lo menos 500 dirigentes guerrilleros, debería hacerse antes del plebiscito.

9. El caso Simón Trinidad

Las Farc nombraron a este jefe guerrillero, preso en Estados Unidos, coordinador nacional de la dejación de armas. El secretario de Estado de ese país, John Kerry, les dijo a las Farc que una vez firmaran el acuerdo final hablaban del tema. Existe la posibilidad de un indulto o de que termine de pagar su pena en Colombia. En todo caso, el presidente Barack Obama tendrá que esperar a que pasen las elecciones para otorgar cualquier beneficio.

10. ¿Pacto político?

Las Farc no se han bajado de la idea de una constituyente posacuerdo. Esta le suena a muchos sectores del país porque ven que es la única forma para reformar una justicia que está agonizante. El gobierno nunca la ha descartado del todo pero le ve peligros como revivir la reelección presidencial. Para llegar a ella, o incluso para implementar los acuerdos, aún sin constituyente, se requiere un nuevo pacto político que ponga al país a mirar hacia adelante e imaginar un futuro mejor. La pregunta es quiénes serán los arquitectos de ese pacto.