CHOCÓ
Pobladores de Alto Baudó temen un nuevo ‘Bojayá’
Cientos de civiles están refugiados en el mismo municipio donde Los Urabeños se resguardan del ELN.
Ahora el temor que ronda entre algunos habitantes del Chocó es que la tragedia se repita, pero esta vez en el municipio de Alto Baudó. Se trata de un recóndito sitio en el occidente del departamento.
Uno de los puntos más críticos es el corregimiento de Chachajo. Desde hace por lo menos una década, el Frente Cimarrón del ELN ha controlado prácticamente este sector pero desde hace tres meses el panorama está cambiando. ¿Por qué? Por la llegada sin freno de la banda criminal Los Urabeños, quienes se hacen llamar Autodefensas Gaitanistas.
Esta banda dedicada también al negocio del narcotráfico, llegó con el ánimo de desplazar a otro grupo criminal conocido como Los Rastrojos, que por años ha estado asentado en el sur de Chocó principalmente, y a la guerrilla del ELN, que ha controlado el centro y el norte del territorio.
“Los enfrentamientos contra los paramilitares, porque para nosotros siguen siendo eso, han obligado al ELN a correrse hacia Chachajo y ahora Los Urabeños se resguardaron allí”, explicó para Semana.com un líder de derechos humanos de la zona que prefirió no revelar su nombre.
Al parecer, a mediados de este mes un grupo de 200 miembros de Los Urabeños atacó al ELN en el Río Baudó y luego llegó hasta Chachajo. El grupo ilegal no permite la salida de los civiles del poblado y, de paso, decomisó todos los celulares para que estos no tuvieran comunicación con el exterior. Esto, según la más reciente denuncia del Consejo Comunitario General de Baudó, producida el 19 de junio. La fuerza pública, por su parte, tiene registrado que el grupo fue de 35 hombres y que ya abandonaron Chachajo.
Si bien el tamaño del grupo armado ilegal que hoy se refugia en Chachajo no es comparable con el de las autodefensas y las FARC que destruyeron Bojayá hace12 años, en Alto Baudó la situación es la misma porque otra vez la población civil se encuentra en medio del fuego cruzado.
A esto se suma la dificultad que han tenido los organismos de atención humanitaria para llegar al lugar. Pero también hay quejas de la comunidad en el sentido que las Fuerzas Militares de la zona no reconocen que existe una grave amenaza mientras que estas responden que sí están actuando.
El papel de la fuerza pública
Los mismos pobladores pidieron a la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, responsable de la zona, que actúe pronto en esta compleja situación. Pero, según ellos, la respuesta ha sido muy diferente a la que buscaban.
“Tanto dirigentes de Acaba (Consejo Comunitario General del Río Baudó), como activistas de derechos humanos y miembros de la Diócesis de Quibdó prendieron las alarmas ante el comandante de la Fuerza de Tarea. Infortunadamente él (general Rubén Alzate) no considera que haya una amenaza grave y se mantiene en la posición de que las tropas tienen asegurada esa región”, señala la última denuncia emitida por la comunidad.
Por su parte, el general afirma que esas organizaciones no le han hablado. "Yo he llamado al alcalde del Alto Baudó e incluso esta semana tuve una reunión con él y con la representante de las etnias afrodescendientes de Chocó. Aquí sí estamos actuando. Tal vez hace falta comunicar más pero lo que no quiero es crear estupor, más incertidumbre de la que tienen allá", afirmó para Semana.com.
Desde hace dos semanas, de San Francisco de Cugucho –zona rural de Alto Baudó- se desplazaron 300 indígenas hacia Puerto Indio y casi 100 afrodescendientes tuvieron que huir del mismo lugar hacia Mojaudó y Puerto Ángel, según reportes de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Colombia (OCHA).
La Defensoría del Pueblo puso sus ojos sobre este desplazamiento y alertó sobre la crisis humanitaria que padecen seis comunidades del Alto Baudó. Para la entidad no son 400 afectados, sino 538. A esto se suma el desplazamiento de 2.500 personas, pertenecientes a 28 comunidades, hace poco más de un mes en Alto Baudó.
Pero, ¿cuál es el interés de los grupos armados? La cruz pesa especialmente sobre Chachajo y San Francisco de Cugucho por su posición geográfica. Son puntos clave para comunicar al Atrato con el océano Pacífico, es decir, que son una puerta de oro para salir o entrar a Colombia con cualquier tipo de carga, sea droga o armas. Además de esto, Chachajo es el canal fluvial para acceder al sur chocoano.
Este interés de los grupos ilegales no es nuevo. Hace cinco años Los Rastrojos fueron el grupo armado que incursionó en Chocó, especialmente en el sur del departamento. Su arremetida y los enfrentamientos con el ELN ocasionaron por lo menos tres desplazamientos masivos, uno de ellos con cerca de 4.000 indígenas.
Andrés Celis, coordinador de la Unidad de Protección de la Agencia de la ONU para los Refugiados en Colombia afirma que esta “es una crisis recurrente que cada tanto se repite en la zona y nunca ha tenido una solución”.
Con ello indica que esta no es una situación aislada y que es de esa manera que debe atenderse. “Independientemente de cómo califiquemos el conflicto, todavía hay un impacto significativo sobre la población, especialmente en territorios como estos. Por eso se debe pensar una respuesta distinta adicional a la de llegar con asistencia humanitaria cuando ya está la emergencia”, agregó.
Los desplazamientos masivos y los enfrentamientos entre grupos armados ilegales, tanto históricos como recientes, siempre han preocupado a la población de Alto Baudó. Pero ahora ellos sienten un peligro inminente por lo que pueda ocurrir en Chachajo, consideran que no son atendidos por la fuerza pública y que están a la merced de los grupos armados ilegales.