NACIÓN
Inseguridad en Bogotá: ¿aumentó el delito o cambió la forma de medirlo?
En los dos últimos años, el número de delitos se dobló en la capital. El incremento, sin embargo, coincide con la transformación de la metodología de registro que llevan las autoridades. La situación se extendería a todo el país.
Que la mayoría de los bogotanos se sientan inseguros en la ciudad ha sido una constante en la última década. Así lo indican las encuestas de percepción adelantadas por la Cámara de Comercio y el programa Bogotá Cómo Vamos. Si se promedian los últimos años, más o menos el 50% de los habitantes de la ciudad se sienten en peligro. Esa sensación es una de las preocupaciones de las autoridades, sobre todo si se tiene en cuenta que, al compararlos con los índices criminales de otras capitales, los números de Bogotá son positivos.
En los últimos dos años, sin embargo, esa percepción empezó a encontrar más sustento en los registros de denuncias de la criminalidad de la ciudad. Desde 2016, los datos se dispararon. De 57.399 delitos registrados en las bases de datos del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo (SIEDCO) en 2015, se escaló a 72.724 en 2016 y a 99.211 en 2017. Es decir, en dos años, la cantidad de delitos denunciados casi se dobló. Una situación así, en materia de seguridad, es alarmante.
Ese tipo de mediciones, que son las que se difunden por medios de comunicación entre la ciudadanía, tienen el efecto de empeorar la percepción de inseguridad entre la gente. Las autoridades, sin embargo, tienen una explicación para ese salto en las cifras que no necesariamente implicaría que Bogotá esté atravesando una oleada criminal.
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Hasta 2015, la Policía con el SIEDCO y la Fiscalía con el Sistema Penal Oral Acusatorio (SPOA), llevaban registros separados del delito. Pero desde el 1 de enero de 2016, con el ánimo de trazar líneas conjuntas contra el crimen, las dos entidades unificaron las cifras. La información del SPOA empezó a ser cargada al SIEDCO.
A partir de esa fecha, precisamente, es que se ve el crecimiento de las cifras. En los más de 50 años del SIEDCO, el registro de delitos nunca había superado los 60.000. Y al año siguiente de la carga del SPOA, la cuenta pasó de 70.000. A eso se le sumó que en agosto de 2017 se implementó la aplicación A Denunciar, donde, desde la virtualidad, los ciudadanos pueden reportar los hechos en los que son víctimas. La nueva coincidencia es que, con la carga del SPOA y la aplicación, los delitos llegaron casi a 100.000.
Si la Policía hubiera seguido haciendo sus mediciones del SIEDCO solo a través de los canales tradicionales de denuncia, de hecho, los delitos registrados habrían mostrado un descenso leve en los dos últimos años.
Para 2017, por ejemplo, el 34% de los delitos registrados se cargaron desde la Policía, el 16% desde la Fiscalía y el 49% desde la aplicación. Para las autoridades, "no sólo existe un efecto sustitución entre la denuncia virtual y la convencional, sino un incremento en la denuncia".
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Ahora, eso no significa que los delitos registrados con la nueva metodología no se estén cometiendo. De hecho, estas plataformas están basadas sobre la denuncia ciudadana, que siempre es mucho menor que lo delitos que realmente se perpetran. El hurto de celulares, uno de los que tiene mayor impacto sobre la percepción de inseguridad, sirve para ilustrar la situación.
Cuando a un ciudadano le roban el celular, lo reporta a la empresa proveedora del servicio para bloquear el aparato. Sin embargo, después de hacerlo, no necesariamente hace la denuncia ante las autoridades. Basado en la información de las empresas, en 2016 hubo 456.063 robos de celulares, y al año siguiente, con un leve descenso del 4%, 437.074. En cambio, a la luz del SIEDCO, a partir de las denuncias, en 2016 se registraron 12.295 y en 2017 30.801. El incremento es del 150%, en un mismo periodo.
Ahí se ven dos cosas, que el cambio de metodología en el registro de las autoridades sí disparó sus cifras de denuncia, que no necesariamente corresponden al aumento del delito. Pero también queda claro que la tasa de subregistro entre los delitos que se reportan y los que ocurren es altísima.
Bajo ese análisis, el SIEDCO, ahora reforzado por las cifras de la Fiscalía y las denuncias virtuales, es una herramienta más robusta para medir la criminalidad que la que era hace dos años. Sin embargo, como el cambio de metodología estaría teniendo un impacto en el incremento de las cifras, sus nuevos registros serían incomparables con los anteriores al 2016.
El impacto de la nueva metodología no solo estaría afectando las cifras de Bogotá, sino las de todo el país, pues el funcionamiento de SIEDCO se transformó en todas las ciudades.