POLÍTICA
La lucha de los hermanos Galán
El Consejo Nacional Electoral rechazó la solicitud de los hijos de Luis Carlos Galán para revivir el movimiento de su padre. Las razones de la petición son más complejas de lo pensado: el Consejo de Estado tendrá que analizarlas.
Hace más de un año los hermanos Juan Manuel y Carlos Fernando Galán empezaron la batalla por recuperar el Nuevo Liberalismo, el movimiento que formó su padre Luis Carlos en 1984, y con el que han buscado hacer política en elecciones recientes. Ambos fueron senadores al mismo tiempo –Juan Manuel por el Partido Liberal y Carlos Fernando por Cambio Radical—y, en el período anterior se distanciaron de sus partidos. Juan Manuel, el mayor, insistió en presentarse a la elección presidencial de 2018, pero se apartó de las directivas liberales cuando acordaron hacer la consulta interna que eligió a Humberto de la Calle. Y Carlos Fernando se fue de su partido cuando congresistas de Cambio Radical decidieron apoyar a Iván Duque después de la primera vuelta. “No me puedo identificar con el proyecto político del Centro Democrático, pues no coincide con mis principios” , aseguró el senador al renunciar, de paso, a su curul.
En esas condiciones, para los Galán se volvió aún más importante dar la pelea por recuperar la personería del Nuevo Liberalismo. Después de pasar por el Congreso ambos se ven en el Ejecutivo. Juan Manuel no descarta ser presidente, y Carlos Fernando está en el sonajero a la Alcaldía de Bogotá. Sin haber anunciado candidatura alguna, en una medición realizada por el Centro Nacional de Consultoría la semana pasada, obtuvo el 12 por ciento de intención de voto para ese cargo.
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Su principal argumento para revivir la personería del partido tiene que ver con el acuerdo de paz firmado entre el Estado y las Farc. En este, dice que en el marco del fin del conflicto “se removerán obstáculos y se harán los cambios institucionales para que los partidos y movimientos obtengan la personería jurídica”. También establece un régimen de transición de ocho años para promover nuevos partidos, incluyendo algunos que “habiendo tenido representación en el Congreso hubieran perdido la personería”.
Ese tema quedó incluido en el acuerdo de paz debido a que las Farc plantearon dos puntos durante las conversaciones. Que la violencia ha tenido relación con la existencia de un régimen político cerrado y que la Unión Patriótica, el partido creado en 1985 por las Farc para promover que sus militantes participaran en política, recuperara la personería como consecuencia del acuerdo.
Los Galán han hecho esfuerzos por demostrar que el nuevo liberalismo sufrió un exterminio similar al de la UP.
Para los Galán, el Nuevo Liberalismo llegó a su final con el asesinato de su padre, en 1989. Argumentan que al igual que en el caso de la UP, el Partido sufrió una campaña de exterminio en la que, además del narcotráfico, también participaron paramilitares, militares y representantes del Estado. Señalan que sí hubo sistematicidad, pues en la época de esplendor del partido murieron asesinadas figuras como Alberto Villamizar, Enrique Parejo y Rodrigo Lara Bonilla, así como más de cien militantes, entre concejales, diputados y activistas.
Sin embargo, en marzo pasado el Consejo Nacional Electoral negó esa solicitud con el argumento de que a pesar de los lamentables hechos de violencia política que sufrió el movimiento Nuevo Liberalismo, no quedó demostrado en el caso concreto que esos hechos impidieran su continuidad y superar el umbral. “Al contrario, se demostró que el movimiento pudo recuperar la personería jurídica en el año 2000 y pudo participar en las contiendas electorales siguientes con la obtención de algunos escaños en el Congreso”.
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El CNE también consideró que el fin de la personería jurídica del Nuevo Liberalismo no se debió a las acciones de violencia contra el movimiento, sino a que en 1989 el propio Luis Carlos Galán pidió cancelarla. Lo hizo como consecuencia de un acuerdo de las directivas liberales del momento, Ernesto Samper, Alberto Santofimio, Miguel Pinedo, Hernando Durán Dussán y William Jaramillo. Galán habría aceptado renunciar a la personería de su propio movimiento, a cambio de que el candidato presidencial de 1990 se escogiera por consulta popular, de que se planteara una reforma ala Constitución de 1886 y que el oficialismo liberal impulsara aspectos puntales de la agenda legislativa.
Los Galán presentaron un recurso de nulidad contra esa decisión con base en dos razones. La primera, que el Nuevo Liberalismo que logró escaños en el Congreso no era el mismo movimiento que había liderado su padre, sino otro que había copiado el nombre en cabeza del congresista liberal de Santander, Carlos Ardila Ballesteros. La segunda, más política, que Galán renunció a la personería engañado por el partido. “No en vano, nunca pidió presentarse a la consulta porque lo asesinaron”, asegura Carlos Fernando. Insiste en que Alberto Santofimio fue condenado por el crimen de Galán, que Miguel Pinedo hizo parte del escándalo del paramilitarismo y que, uno de los sicarios que le disparó a Galán, habría vinculado a Hernando Durán Dussán con las mafias que ordenaron asesinarlo. “A mi papá le hicieron una trampa, renunció a la personería engañado”, dice. Esa es la misma versión que sostiene el senador de la Alianza Verde Iván Marulanda, compañero de Galán en el Nuevo Liberalismo.
Con el apoyo de la Procuraduría, y esas aclaraciones, el CNE volvió a estudiar la petición. Y si bien el magistrado Luis Guillermo Pérez, que representa a los sectores alternativos, le dio ponencia positiva a la posibilidad de que el galanismo recuperara su personería, el tribunal la rechazó con una votación de 7 a 1.
A los Galán les queda el recurso del Consejo de Estado, que también venía estudiando el caso desde el año pasado. Si su petición no prospera en esa instancia, procederían a tomar otras medidas judiciales, como tutelas, para por ejemplo argumentar su derecho a participar en política en condiciones de igualdad con otras fuerzas como la UP.
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No es fácil la discusión sobre cuáles fuerzas quedaron exterminadas como consecuencia del conflicto y acerca de cómo perdieron su personería. Treinta solicitudes similares cursaron ante el CNE, y este no le ha devuelto la personería a ningún movimiento aparte de la UP. Así, se la negó a la Alianza Democrática de Andrés Pastrana, a Carlos Moreno de Caro e incluso a Esperanza, Paz y Libertad, el movimiento político surgido de la desmovilización del EPL que también sufrió las consecuencias de la violencia. El caso del Nuevo Liberalismo es más complejo y el Consejo de Estado tendrá que volver a ponderar si hubo exterminio. Debería decidir pronto, en principio. Los hermanos Juan Manuel y Carlos Fernando tienen claro sobre todo que no quieren dejar de participar en las elecciones locales de 2019, lo que sí hicieron en las presidenciales y en las parlamentarias.