NACIÓN

Colombia y Ecuador, ¿qué pasa si regresa el correísmo al poder?

¿Se deteriorarán las relaciones diplomáticas que pasan por su mejor momento en el gobierno de Iván Duque si conquista el poder Andrés Arauz, el candidato de Rafael Correa? Análisis SEMANA.

13 de febrero de 2021
Rafael Correa y Andrés Arauz
Rafael Correa y Andrés Arauz | Foto: Instagram Andrés Arauz y Rafael Correa

Ecuador avanza hacia una segunda vuelta presidencial tras unas elecciones el fin de semana pasado donde Andrés Arauz, el economista de izquierda del corazón de Rafael Correa, obtuvo la mayor cantidad de votos entre sus demás competidores, pero no los suficientes para habitar el Palacio de Carondelet.

Mientras el país vecino se sume en una profunda crisis fiscal como consecuencia de la covid-19 y sus electores analizan en quién confiar el Gobierno que dejará Lenín Moreno, en Colombia ronda la especulación sobre la posible llegada de Arauz al poder. Y las consecuencias diplomáticas que traerá para ambos países el resurgimiento del expresidente Correa, quien gobernará desde Quito en cuerpo ajeno y quien seguramente desempolvará antiguas rencillas políticas entre ambas naciones.

Y mucho más, después de las revelaciones del computador de alias Uriel, del Bloque Occidental del ELN, que publicó SEMANA, donde la campaña del candidato del correísmo aparece involucrada con unos aparentes préstamos económicos del grupo guerrillero, un escándalo que Correa desmintió tajantemente, pero del que su candidato guardó silencio. El tema podría agudizarse tras el encuentro de los fiscales de ambos países interesados en el cruce de la información para avanzar en la investigación, un hecho que Correa consideró como un ‘show’.

Las diferencias de Correa en el pasado fueron con el expresidente Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, quien siendo ministro de Defensa ordenó en 2008 el bombardeo al campamento de Raúl Reyes, uno de los mayores trofeos de las FARC, quien permanecía escondido en el país vecino, lo que desató una tormenta diplomática que terminó con la orden de captura ecuatoriana al hoy Nobel de Paz. Lo mismo que las fumigaciones con glifosato en la frontera que, según las autoridades en Quito, afectaba a las provincias de Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos.

No obstante, con Duque en la Casa de Nariño, el escenario es otro. El hoy mandatario ha sido prudente frente a las elecciones en el vecino país, no ha pronunciado palabra alguna frente al tema y el propio Correa caracterizado por sus ataques se refirió al mandatario con respeto en diálogo con SEMANA.

Sin embargo, las relaciones entre Duque y Lenín Moreno –hoy principal enemigo de Correa– pasan por su mejor momento. “(…) En las relaciones Colombia-Ecuador siempre ha predominado la amistad y los propósitos comunes…”, dijo el líder ecuatoriano.

El 10 de enero pasado se encontraron en la frontera entre ambos países, revisaron el estado de algunas obras de infraestructura que beneficia a la zona limítrofe, conversaron sobre covid-19, relaciones comerciales entre ambas naciones y Venezuela, un tema que los inquieta y en el que coinciden.

Aunque Andrés Arauz se convirtió en el favorito durante la primera vuelta, en la segunda y definitiva el escenario sería distinto, dependiendo del candidato que enfrente.

Como Yaku Pérez –el líder indígena que ha despertado furor en América Latina– y Guillermo Lasso, un banquero de extrema derecha, se compiten por escaso margen el segundo puesto en la segunda vuelta, e incluso el segundo ya pasó al primero por estrecho margen y el Consejo Nacional Electoral contaría de nuevo los votos, con cualquiera de los dos el mapa sería diferente.

Fernando Balda, excandidato presidencial en Ecuador, le contó a SEMANA que, aunque Guillermo Lasso, el aspirante de la derecha y el que más le conviene a este país como socio estratégico no tiene mayor opción en segunda vuelta, a Colombia le interesaría que Yaku Pérez (quien perteneció al correísmo, pero se declaró en rebeldía y oposición) pasara a la segunda vuelta y compitiera con Arauz porque los votos de Xavier Hervas, el candidato de la extrema izquierda que quedó de cuarto, se le sumarían al indígena y lo llevarían a triunfar por encima del candidato de Correa.

En cambio, si la contienda final es entre Arauz y Guillermo Lasso, los votantes de Yaku Pérez, indígenas, agricultores y ecologistas podrían endosar sus votos al elegido de Correa, quien garantizaría su triunfo.

“Andrés Arauz ha demostrado que continuará con la línea de Rafael Correa de protección al narcoterrorismo, de poca cooperación en el combate al narcotráfico en la frontera porque les deberá favores al ELN, así como Correa le debía favores a las FARC”, explicó Balda.

Fernando Cepeda, fundador del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de los Andes, opinó en SEMANA que no se puede esconder que existe un gran resentimiento de Correa frente a Colombia. Sin embargo, la decisión de Iván Duque de regular a migrantes venezolanos envió un mensaje de hermandad a América Latina.

Pero más allá de eso, Colombia ha demostrado que las relaciones diplomáticas están por encima de los gobiernos de turno y de los presidentes. Y más con Duque en el poder, un gobernante pacífico que tiene clara la importancia de la diplomacia.

“A este país lo que le conviene es tener relaciones con naciones que crean en las democracias, que mantienen el sistema democrático sin importar la ideología del gobierno que escoja su pueblo”, dijo a SEMANA el representante a la Cámara por Colombianos en el Exterior, Juan David Vélez.

Colombia –según el congresista– debe tener relaciones proactivas con su país hermano. “Esperamos que el nuevo presidente entienda que somos un buen vecino y con quien se puede trabajar de manera coordinada en todos los flagelos que tenemos en la frontera”, agregó.

La conveniencia entre las dos naciones es mutua porque por la frontera, especialmente entre Nariño y Putumayo, existen problemas de años aún sin resolver de tajo, como el tráfico de armas, de personas, contrabando y tráfico de drogas auspiciado por grupos armados que se mueven entre ambos países y se ‘alimentan’ de los cultivos ilícitos.

Por esto, el reto será que el nuevo mandatario de los ecuatorianos se sintonice con los problemas fronterizos y comprenda la necesidad de avanzar con las buenas relaciones que resurgieron con Lenín Moreno, porque no se puede tener excelentes vínculos con Europa y no entre vecinos, según el internacionalista Fernando Cepeda.

Y más, cuando hay una hoja de ruta de cooperación entre ambas naciones, intereses comerciales y grandes obras por venir como el puente y punto fronterizo sobre el río Mataje que fortalecerá a futuro el comercio binacional, además de la propuesta de eliminar el “roaming” internacional entre los dos países buscando unificar las líneas telefónicas y mejorar la comunicación entre las poblaciones de la línea divisoria.

En conclusión, no hay que temer. La eventual elección de Arauz no puede suponer un deterioro en las relaciones con Colombia, más allá de unas reglas de juego claras frente a la posible fumigación con glifosato en la frontera y un discurso marcado sobre la protección de los indígenas y migrantes por parte del ecuatoriano.

Además, el candidato de Correa –como concluye el exdiplomático Julio Londoño– no necesariamente podría convertirse en una simple marioneta y hacer lo que diga su tutor. O al menos, eso ha demostrado la historia.