NACIÓN
Así funciona el sistema de ahorro y crédito que les evita a los colombianos el 'gota a gota'
Los habitantes de territorios afectados por la violencia se cansaron de tener que elegir entre los bancos, el 'marranito' y los sistemas abusivos de ahorro. Así se organizaron.
A Ofelia nunca le ha faltado la alcancía en casa, siempre ha tenido la idea del ahorro como algo importante. Sin embargo, cada que se veía en apuros llegaba hasta el ‘marranito’ y vaciaba las monedas para pagar lo que hiciera falta en la casa o en su tienda.
Hace cuatro años uno de sus vecinos la invitó a conformar un grupo de ahorro con otros 17 de la vereda La Paulina, del corregimiento Puerto Valdivia, en el norte de Antioquia. Aceptó la invitación y se pusieron a ahorrar. “Hay gente que se ha retirado del grupo o se ha ido de la vereda pero no hemos dejado acabar el grupo, hemos estado luchando para que siga”, asegura.
¿Por qué este grupo de vecinos se esfuerza para que sobreviva un grupo de ahorro?, doña Ofelia lo explica claro: “El grupo de ahorro a mí me ha ayudado mucho, en primer lugar a economizar mejor el dinero, ponerle más fundamento; en segundo lugar, en el fondo social me han colaborado mucho con la enfermedad de mi esposo, me han regalado del fondo social para una cita, para llevarlo a Medellín, para la medicina…”.
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Este grupo no solo tiene como premisa ‘ahorrar y ahorrar’, sino prestarse entre ellos a intereses de apenas un 3 por ciento o inferior a este; además tiene un fondo social voluntario que los integrantes alimentan en cada encuentro para atender frente a alguna calidad, ya sea de sus miembros, de sus familias o de la comunidad.
El grupo donde ahorra doña Ofelia es uno de los 55 que se han conformado en Valdivia, desde que la metodología de los Grupos Locales de Ahorro y Crédito (GLAC) llegó al municipio hace casi cinco años lo que ha permitido que más de 1.200 hombres y mujeres ahorraran. Incluso, hasta diciembre de 2016 se han ahorrado más de 11 millones de dólares, según cifras oficiales del Programa Celi N/S promotor de la metodología.
“Es una metodología que pretende promover la inclusión financiera a pequeña escala, mediante la reconstrucción de tejido social”, afirma Luisa Fernanda Hoyos, coordinadora de la Asociación de Mujeres de Corazón, quienes acompañan esta metodología de inclusión financiera.
Los grupos de personas interesadas en ahorrar –mínimo 11 y máximo 19 participantes– se reúnen en sus empresas, familias u organizaciones. Estas “deben ser personas de confianza, que entre ellos mismos se conozcan y sepan quiénes son y, lo más importante, que tengan la capacidad y la intención de trabajar en equipo”, explica Luisa, y añade que persiguen tres propósitos claros: el ahorro, el fondo social voluntario y crédito que les permite a los integrantes mejorar sus condiciones de vida.
El ahorro se hace mediante la compra de acciones, cada participante puede comprar mínimo una y máximo cinco acciones. El valor de la acción es asignado por los participantes en el reglamento que se crea antes de iniciar el grupo.
La legalidad es una de las apuestas más importantes de estos grupos de ahorro en dos sentidos concretos: por un lado, lo aclara la líder de este grupo de mujeres, “trabajamos bajo las normas expedidas por la Superintendencia Financiera” que evita que sean una captadora ilegal de dinero, además, con el porcentaje de interés de los créditos combaten la tasa de usura y los pagadiarios, también conocidos como ‘gota-gota’ comunes en gran parte del territorio nacional donde los intereses de cualquier préstamo oscilan entre 20 por ciento y 30 por ciento.
En cuanto a lo financiero, Luisa reconoce la importancia de los GLAC, pero para ella uno de los logros fundamentales de esta metodología ha sido la unión de las comunidades y el aporte a la reconstrucción de tejido social; si se tiene en cuenta que Valdivia ha sido uno de los municipios antioqueños más golpeados por la violencia con la presencia histórica de todos los actores armados y cultivos ilícitos. “Ya no se encuentran en pro del objetivo (ahorrar) sino en pro de lo social y la relación con mi vecina, mi amiga, a los que ya conocen”, comenta la coordinadora.
La alcancía de doña Ofelia sigue en el mismo sitio de siempre mientras hace todo lo posible para tener con qué comprar las acciones cada 15 días en el Grupo de Ahorro. Sabe que al finalizar el año, todo el ahorro y los intereses de sus préstamos y los de sus compañeros, se devolverán a ellos y podrán recoger el fruto de su esfuerzo anual, con el que se ayuda para surtir la tienda, para comprarle la ropa nueva de diciembre a su hija de 10 años y para seguir acompañando a su esposo en la enfermedad.
Por Yenifer Aristizábal
En Twitter: @YenAristizabal
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