Entrevista
Comisión de la Verdad, en jaque tras la renuncia y las revelaciones del comisionado Carlos Ospina
El mayor (r) Carlos Ospina destapa en SEMANA sus razones para renunciar a la Comisión de la Verdad. Habla de los sesgos y relata la falta de equilibrio que hubo en el trato del expresidente Uribe frente a Juan Manuel Santos. Asegura que el informe final le hará daño al país.
SEMANA: Su renuncia a la Comisión de la Verdad terminó dejando muchas verdades de este organismo. ¿Cuál fue la gota que le rebosó la copa?
Carlos Ospina: Fue una copa que se fue llenando. Las mayorías allí imponen su punto de vista. Algunas de mis iniciativas no fueron tenidas en cuenta. Aun así, continué casi cuatro años.
SEMANA: Más puntual la pregunta. ¿Ese informe que hará la Comisión de la Verdad lo tenía tranquilo
C.O.: No. No estaba tranquilo. Básicamente, el informe va a poner la mayor responsabilidad del conflicto en el Estado, sus instituciones, la fuerza pública y los empresarios. Y muy poco sobre los otros actores del conflicto, como las guerrillas. En una lucha armada, la responsabilidad es de los dos bandos que están enfrentados.
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SEMANA: ¿Qué le va a faltar a este informe?
C.O.: Muchos puntos de la historia del conflicto armado se quedarán seguramente por fuera. Pero lo que debíamos ver era más que el informe fuera equilibrado. Vi puntos que no se estaban tocando, pero que eran fundamentales. Por ejemplo, los niños y niñas violadas por las Farc se tocaron tangencialmente. No se les dio la voz profunda de todo lo que sufrieron.
SEMANA: Pero sí se va a decir que la mayor responsabilidad del conflicto fue del Estado y que los malos del paseo son los militares…
C.O.: Exacto. Esa es la construcción que se tiene. Y en eso no estoy de acuerdo. Estuve 21 años en el Ejército. Algunos miembros han cometido delitos, pero son una minoría. Son menos del 1 por ciento. Y no podemos generalizar que la institución militar fue una organización criminal porque no lo fue. No lo acepto.
SEMANA: ¿Sintió que hay intereses políticos en la Comisión de la Verdad?
C.O.: Claro que sí. El ser humano es un ente político por naturaleza. Durante nuestra vida todos conformamos una ideología. Pero si no podemos hacer nuestra actividad en una forma neutral, es muy difícil.
SEMANA: La mayoría de comisionados tienen una formación o una orientación de izquierda...
C.O.: Sí. Y, por el contrario, yo fui estigmatizado y señalado por ser el militar, por ser el institucional. Y entonces no aceptaban mi posición porque yo venía de otro lado. No soy ni de izquierda ni de derecha, yo soy institucional. No puedo afirmar que la mayoría de los comisionados sean de izquierda, pero de donde vienen sus procesos sí son de izquierda.
SEMANA: ¿Por eso es que no hay equilibrio en el informe final?
C.O.: Tendríamos que conocer primero el informe final, pero de lo que se ha venido haciendo hasta ahora en la construcción, no veo el equilibrio.
SEMANA: ¿Cuándo se presenta ese informe final?
C.O.: Por mandato constitucional, el 28 de julio.SEMANA: Después de elecciones… C.O.: Sí, después de elecciones.
SEMANA: ¿En este informe en qué quedan las Farc?
C.O.: Solamente voy a dar un ejemplo. Nos reunimos con las familias de la masacre de los concejales de Rivera. Ellos hicieron 16 preguntas. Las Farc si contestaron dos fue mucho. Las Farc les deben la verdad. Pero no se logró y creo que ya no se va a lograr. Este ejemplo se repite en muchos casos: los niños de Rosa Blanca, los mambrúes. ¿Por qué los reclutaron? ¿Por qué los violaron? ¿Por qué los usaron como una máquina de guerra?... ¿Los desaparecidos de las Fuerzas Armadas dónde están? ¿Por qué asesinaron a Raquel Mercado? ¿Por qué hicieron la masacre de Tacueyó? Conocer esa verdad es necesario. Esa es la verdad social que el pueblo colombiano necesita. No una verdad maquillada... de esas de ‘lo lamento, qué vaina’.
SEMANA: ¿Usted cree que será una verdad maquillada?
C.O.: No hablaría así del informe. La Comisión no va a sacar la verdad maquillada, pero es que la verdad no la tiene que sacar la Comisión, sino los actores armados, las Farc.
SEMANA: ¿Entonces se podría decir que no es verdad completa?
C.O.: Sí. No es una verdad completa. Por cualquier tipo de razones. Porque no quisieron, porque la gente no quiso hablar…
SEMANA: ¿El padre Francisco de Roux en qué está en todo esto? ¿Ha permitido la construcción de una verdad incompleta?
C.O.: No soy yo quien cuestione al padre Francisco de Roux. La ley nos daba la priorización de ciertas verdades. Entonces se han centrado en unas verdades, dejando de lado otras.
SEMANA: ¿Pero él patrocinaba eso?
C.O.: Uno de los problemas que yo tuve es que la construcción de la verdad se ha hecho colectivamente, colegiadamente; y pues colegiadamente se toman las decisiones. Por eso, al no aceptar lo que se construyó colectivamente, dije “yo no voy a firmar ese informe final. Me aparto de la Comisión”.
SEMANA: ¿Usted y su equipo incomodaban ahí?
C.O.: Da tristeza, pero no encajamos a pesar de todos mis esfuerzos. El comité de escogencia no hizo una selección 50/50. En la particularidad, todos los comisionados tienen que estar ahí. Pero se equivocó en buscar un equilibrio. Los grupos de izquierda, históricamente, también secuestraron la verdad. Yo era el único militar, ¿pero había un empresario, un ganadero, un campesino, un comerciante? No. No había.
SEMANA: ¿Qué otros temas no se tocaron? ¿La injerencia extranjera, por ejemplo?
C.O.: Se tocó profundamente la injerencia de Estados Unidos dentro del conflicto, el Plan Colombia. Pero se tocó tangencialmente la injerencia de Rusia, por ejemplo.
SEMANA: Al parecer al Plan Colombia lo despedazaron...
C.O.: No lo diría tanto así. Pero al Plan Colombia no podemos estigmatizarlo como un plan de guerra, sino un plan de desarrollo de un país hermano que nos da la mano para salir de este momento tan difícil. Analizan a profundidad el Plan Colombia, pero no la injerencia de otros países.
SEMANA: ¿Por qué sí hablan de Estados Unidos, pero no de Venezuela y Rusia?
C.O.: Es una buena pregunta, pero esa respuesta no la tengo. Le entregué al presidente de la Comisión un libro que tengo de este asunto.
SEMANA: Hubo momentos complejos en el trabajo de la Comisión. Al expresidente Uribe lo interrogaron, lo acusaron, pero a Juan Manuel Santos sí lo recibieron con bombos y platillos. ¿Por qué ese desbalance?
C.O.: En una entrevista o una conversación, lo primero que vemos es la empatía, la confianza. Entonces si uno piensa que el presidente Uribe es responsable, pues en la conversación lo que hace uno en la entrevista es tratar de confirmarlo. Pero si uno piensa que Juan Manuel Santos es el salvador, el que nos trajo la paz, pues uno siente gran simpatía cuando él llega a hablar. Entonces lógico, no va a haber tensiones.
SEMANA: Pero eso no es lógico. Todos deberían ser tratados por igual.
C.O.: Sí. Vuelvo y pongo el ejemplo. Cuando yo quise llevar las niñas de Rosa Blanca, quise llevarlas en iguales condiciones que lo hicieron con los responsables de esa violencia, con esa dignidad. No por allá, en un cuarto oscuro. Pero no fue posible. Ya no es posible seguramente.
SEMANA: ¿El expresidente Álvaro Uribe será también culpable de todo junto con su Gobierno?
C.O.: Nosotros no tenemos un señalamiento por mandato. Vamos a mirar en forma colectiva. Seguramente sí va a salir que durante su mandato salieron las mayores violaciones a los derechos humanos, como los llamados falsos positivos, las desapariciones, el incremento del paramilitarismo y de los grupos insurgentes, sin hacer un señalamiento van a decir la responsabilidad está ahí.
SEMANA: ¿Usted qué piensa del video viral en el que el padre de Roux se veía diciendo “aprecio mucho a Pablo Beltrán, tengo una admiración por él”, del ELN?
C.O.: Ese video hay que verlo en contexto porque las palabras sí las dijo el padre Francisco de Roux en otras circunstancias. Pero como le dije al padre, yo no admiro a los militares que van a la JEP a reconocer que asesinaron civiles. Para mí, valiente habría sido decir ‘no lo hago’. Eso sí habría sido valiente.
SEMANA: Por ejemplo, la comisionada Lucía González dijo “Salud, Jesús Santrich, necesitamos de su sabiduría y su alegría”...
C.O.: Yo nunca le encontré sabiduría y ojalá que en paz descanse.
SEMANA: Ojalá que se queme en el infierno. Era una sabiduría delictiva.
C.O.: Una sabiduría para hacer el mal no es sabiduría.
SEMANA: Otro momento polémico fue la comparecencia del expresidente Ernesto Samper. ¿Cómo le pareció?
C.O.: Yo no estuve. Me marginé. El resultado es que no dieron la explicación por la muerte de Álvaro Gómez. A mí me interesó el caso, cómo se desvió la investigación y cómo hubo unos intereses profundos que señalaron al Ejército. A unas personas las detuvieron. Señalaron al cartel del Norte del Valle, a la Sijín, y luego dicen las Farc “nosotros lo hicimos”. Yo ahí le creo a la familia, no les creo a las Farc.
SEMANA: ¿Cree que Ernesto Samper dijo la verdad?
C.O.: El expresidente le debe al país y a la familia una respuesta más profunda de lo que ha dicho.
SEMANA: ¿Por qué no les cree a las Farc?
C.O.: No tengo una conclusión. Con algunos investigadores se hizo una especie de boceto del entorno, ya tengo un borrador. Desafortunadamente, no puede ser concluyente, lo cierto es que dudo que hayan sido las Farc.
SEMANA: ¿Por qué se echarían la culpa?
C.O.: Es un concepto muy personal. Pero en estas situaciones, cuando alguien mata 50 personas, dice que mató 51 porque sabe que no le va a pasar nada adicional. Antes queda como un valiente al decir “yo lo hice”.
SEMANA: No le parece que se han trastocado los papeles. ¿Cómo se exalta como valiente a un criminal? ¿No es lo mínimo reconocer lo que se hizo? ¡Eso no es valentía!
C.O.: Una de las cosas que me ha dolido es que cuando hacíamos nuestros encuentros, ponían a los actores principales al frente, el paramilitar, el guerrillero de las Farc, y las víctimas por allá al fondo. Hay un proceso con protagonismos de los que fueron responsables los victimarios, y a las pobres víctimas las dejamos abajo sin que nadie les pregunte cuál fue su dolor. A veces cambiamos esos papeles.
SEMANA: Usted no compartió eso y decidió no seguir.
C.O.: Renuncio porque me duele mi país, porque no quiero que el informe le haga tanto daño a Colombia, porque allí se acaba con las instituciones. Si hay problemas en esos organismos hay que mejorarlos, pero engrandecer al país y no crear divisiones, odios y rencores.