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Así funciona el complejo negocio de tráfico de migrantes

Nunca en la historia del país tantos migrantes irregulares habían pisado suelo colombiano. Provienen de Cuba, Haití, Congo, Nepal, Pakistán y hasta de Siria. Semana.com investigó cómo funciona este fenómeno.

29 de julio de 2016
Según censo de la Defensoría del Pueblo actualmente 1.273 cubanos están en Turbo y 300 de ellos son menores de edad. | Foto: Archivo SEMANA

El tráfico de migrantes irregulares se está convirtiendo no sólo en un problema para las autoridades, sino en un apetecido negocio de unos cuantos.

Los ‘coyotes’, como se llama a quienes transportan a cientos de extranjeros que buscan llegar a Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa, principalmente, saben moverse tan bien, que las autoridades poco pueden dar con ellos. Algunos advierten que este negocio es casi tan lucrativo como el narcotráfico y mucho menos riesgoso.

Así lo señalan integrantes del grupo élite de la Fiscalía contra este delito, que se conformó en marzo pasado para enfrentar una problemática sin precedentes en el país. Mientras en el 2006 se reportaron 43 casos de tráfico de migrantes, a junio de este año la cifra ya alcanzaba los 9.377.

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Colombia se convirtió en un país de tránsito para estas personas porque tiene una posición geográfica estratégica.

Pero este fenómeno también se explica por otros motivos: por un lado, hay algunos países que le ofrecen beneficios especiales a esta población, lo que incentiva a los migrantes a hacer la compleja travesía, y por otro lado, están las laxas políticas migratorias de algunas naciones vecinas que facilitan su tránsito.

Este año, según Migración Colombia, han pisado suelo colombiano –con el fin de saltar al centro y al norte de América– extranjeros provenientes principalmente de Cuba (3.010 casos) y Haití (3.516 casos). Pero en el listado aparecen también Congo (457 casos), Ghana (409), Senegal (330), Nepal (307), Bangladesh (229), Pakistán (162), Somalia (118), India (95), China (15) y Siria (9).

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El 92 % de estas personas arriban a Colombia cruzando de manera irregular las fronteras, y el resto, utilizando documentación falsa. Independientemente de las rutas que utilizan, el destino es el mismo: el golfo de Urabá, en donde se embarcan en lanchas rápidas o en barcos de carga para llegar hasta Panamá (habitualmente a la playa La Miel) y desde ahí continuar el recorrido.

Los ‘coyotes’ son los que mandan en la travesía. Algunos son antiguos traficantes de drogas que cambiaron el narcotráfico por este negocio. La Fiscalía estima que estas organizaciones cobran entre 2.000 y 3.000 dólares por atravesar el país. Aunque esa tarifa se puede duplicar dependiendo de la complejidad del caso; por ejemplo, si implica la emisión de documentación falsa o transporte aéreo.

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Las rutas más populares vía aérea empiezan en Brasil y Ecuador, pasan por el aeropuerto El Dorado de Bogotá y continúan por tierra hasta Turbo. Si es vía terrestre, utilizan la frontera con Ecuador. Los migrantes cruzan el puente Rumichaca en Ipiales (Nariño) y luego recorren el trayecto Popayán-Cali-Pereira-Medellín, hasta llegar a Turbo (Antioquia).

Otra vía tradicional terrestre es el Amazonas brasileño (Tabatinga o Manaos), a donde llegan principalmente migrantes asiáticos y africanos, vía aérea, con la pretensión de atravesar a Leticia y volar hasta Bogotá.

Si este plan no resulta, la siguiente alternativa es de alto riesgo: atravesar los 120 kilómetros de selva virgen que separan Puerto Nariño de Tarapacá (ambos en Amazonas), ahí abordar una embarcación hasta Puerto Asís (Putumayo) y continuar el recorrido por tierra. Esta travesía es especialmente peligrosa. No hay registros oficiales, pero hay el rumor de migrantes que no sobrevivieron a la selva.

“Los ‘coyotes’ o traficantes tratan a estas personas como mercancía”, aseguró Christian Krüger Sarmiento, director general de Migración Colombia. “La mayoría de los migrantes irregulares son personas que salen de su país no para delinquir, sino en busca de oportunidades. Son migraciones económicas, laborales”.

Tampoco es un secreto que en el golfo de Urabá los traficantes prefieren volcar las balsas en las que transportan a los migrantes, antes que ser detenidos por las autoridades. También hay relatos que indican que estos ‘coyotes’, cuando están arribando a la playa panameña La Miel, dejan a los migrantes abandonados en el mar y no alcanzan a llegar a tierra.

En los últimos dos años las autoridades han capturado 86 personas relacionadas con el tráfico de migrantes, que podrían enfrentar entre ocho y 12 años de prisión. Los casos más relevantes en la Fiscalía son el ‘Cipres I’, en el que terminaron involucrados siete funcionarios de Migración Colombia que fueron condenados a 12,5 años de prisión. Ellos permitían el paso de migrantes por el aeropuerto, adulterando documentos con sellos de Migración sin que cumplieran los requisitos.

También está el “Caso coyotes”, en el que 13 personas fueron condenadas a 4,6 años de prisión. “Recogían a los migrantes en Tulcán, Ecuador; los pasaban de coyote a coyote por tramos, por Nariño, Cauca, Valle, Antioquia, con destino final Turbo. Ahí los entregaban a otros para que los pasaran a Panamá, con destino final Norteamérica”, señala un documento de la Fiscalía.

Además, se reseña el caso ‘Easy Border’, en el que fueron capturadas 26 personas en Pasto y Medellín que recogían a los extranjeros en el puente internacional Rumichaca.

Sin duda el caso más sonado en el país por estos días es el de los cubanos que se encuentran en el municipio de Turbo (Antioquia). La Personería calcula que actualmente hay 1.273 (300 de ellos menores de edad) en condiciones de vulnerabilidad. Aunque la ley colombiana establece que las autoridades migratorias tienen 36 horas para definir la situación de los migrantes irregulares (quienes normalmente son deportados a su país de origen o a la frontera por la que ingresaron), este grupo de cubanos lleva semanas allí. Ellos ocupan un predio privado al que no pueden acceder las autoridades. Mientras tanto, Migración Colombia gestiona el permiso para ingresar y resolver su situación.

Aunque la petición de ellos es que Colombia los envíe vía aérea a México (como en el pasado lo hicieron Costa Rica y Panamá), el director de Migración advierte que es imposible porque el país pasaría a ser cómplice del delito de tráfico. “Además, México ya notificó que no recibiría más vuelos de este tipo”, concluyó.

Hoy Colombia es sólo un país de tránsito para estas personas. Pero el Gobierno prevé que pronto se podría convertir en un país de destino, en el que buscarán quedarse. Y ese será un problema aún mayor.

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