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Con el plan pistola, el ELN combina todas las peores formas de lucha

Los asesinatos de uniformados por sicarios se suman a la voladura de un oleoducto que causó una tragedia ambiental y al atentado a la Escuela de Policía que mató a 22 cadetes. En lo que va del año, la guerrilla ha puesto en marcha las más crueles estrategias de guerra.

20 de febrero de 2019

El plan pistola que el ELN puso en marcha en contra de la Policía es la última muestra de que esa guerrilla está combinando todas las peores formas de lucha. En lo que va del año, no solo perpetraron uno de los peores atentados en la historia de Bogotá, sino que generaron una tragedia ambiental en Catatumbo, secuestraron la tripulación de un helicóptero y ahora emprendieron una de las peores estrategias de guerra: el sicariato a traición de uniformados.

Cuatro policías han sido asesinados en las últimas horas. Dos patrulleros fueron abaleados este martes por un desconocido mientras almorzaban en un restaurante en El Tambo, Nariño. El matón escapó en una moto. El día anterior, dos sicarios abordaron a dos policías de la Policía Fiscal y Aduanera que estaban en un puesto de control sobre el puente José Antonio Páez, en Arauca. Les dispararon y huyeron por una trocha hacia un municipio venezolano.

Guillermo Botero, el ministro de Defensa, confirmó este miércoles que el ELN decretó un plan pistola y le ordenó a los policías de todo el país que estén alerta, incluso cuando no vistan el uniforme, ante posibles ataques de los guerrilleros.

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No es la primera vez que el ELN hace uso de esa estrategia de terror, y menos si se tiene en cuenta que uno de sus objetivos más recurrentes es la Policía. El año pasado hubo indicios, por interceptaciones telefónicas, que se había ordenado un plan pistola en el Magdalena Medio. Y en 2016, pasó algo similar en Cúcuta. Sin embargo, esas acciones ocupaban apenas una región de acción de los elenos, y esta vez la ubicación de los crímenes en dos extremos del país podría demostrar un alcance nacional en la estrategia.

Con esta arremetida, el ELN completa un comienzo de año en el que ha puesto en marcha los más bajos mecanismos de guerra. Apenas la semana pasada, el Catatumbo vivía una emergencia ambiental luego de una voladura del oleoducto Caño Limón - Coveñas. El derrame de petróleo alcanzó el río Catatumbo, a través de una quebrada que es su afluente, y amenazaba con contaminar incluso el lago Maracaibo, en Venezuela. Solo este año, los elenos han perpetrado al menos siete ataques contra ese oleoducto, que terminan siendo también atentados contra el medioambiente.

La arremetida del ELN, según Botero, es una respuesta al levantamiento de la mesa de diálogos de La Habana, que le presidente Iván Duque sentenció hace un mes, justo después de que la guerrilla cometiera uno de los peores ataques terroristas que ha padecido Bogotá. El carro bomba contra la Escuela Militar de Cadetes de la Policía causó la muerte de 22 uniformados, y la guerrilla se lo atribuyó.

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A raíz del ataque, el presidente le pidió a Cuba que capturara a los jefes guerrilleros que actuaban como negociadores en La Habana, pero esa petición no ha sido acogida. Entre tanto, las autoridades señalan la dificultad de combatir a la guerrilla, pues los cabecillas que no están en la isla, están refugiados en territorio venezolano, donde no los alcanza el brazo de la Fuerza Pública colombiana.

Precisamente, Botero dijo que la orden del plan pistola podría haber llegado del otro lado de la frontera. En el caso de los dos policías asesinados en Arauca se cree que fue una represalia por recientes incautaciones de contrabando que manejaban los elenos. Los sicarios, que se refugiaron en Venezuela, fueron enviados por Gustavo Giraldo, alias Pablito, el jefe del frente Domingo Laín, una de las estructuras más poderosas de la guerrilla, cuyo paradero también está en el país vecino.

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