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Con estos kits habrían logrado sobrevivir los cuatro niños en la selva del Guaviare
Los implementos fueron lanzados por helicópteros en el marco de la Operación Esperanza.
Dentro de la Operación Esperanza, en el que Fuerzas Especiales del Ejército, los organismos de rescate y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) activaron las entrega y disposición de unos kits de alimentación con el fin de abastecer y alimentar a los cuatro menores desaparecidos.
Cabe recordar que tras más de un mes de labores de rastreo y enfrentando las adversidades climáticas y las condiciones naturales que expone el ecosistema selvático en el Caquetá, el ICBF dispuso de unos kits de supervivencia que fueron lanzados en distintos puntos clave, con el fin que los menores desaparecidos pudieran encontrarlos y alimentarse.
“Estos kits de supervivencia suministrados por el ICBF contienen los siguientes elementos: fariña (comida nativa de la región), sueros orales, agua, bocadillos, galletas y un encendedor”, explicó el mayor Jesús Rivera Ortiz, comandante de la Operación Esperanza.
Otro de los puntos importantes y clave de este tipo de entrega y despliegue de los kits de alimentación, los cuales eran lanzados desde helicópteros, era que los menores se quedaran en estos lugares o en puntos cercanos a donde pudieran encontrar las cajas con comida, ya que esto permitiría que las labores de búsqueda y rescate se facilitaran.
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Los hermanos de 13, 9, 4 años y el bebé de 1 año estuvieron desaparecidos luego de que la aeronave en la que viajaban cayera en la Amazonia colombiana hace más de un mes. Allí, más de 150 soldados buscaron a los menores, de acuerdo al Ejército Nacional.
Para la entrega de estos kits de supervivencia, varios helicópteros y otros recursos tecnológicos fueron puestos a total disposición de los equipos mencionados anteriormente. Asimismo, el espacio aéreo estaba siendo cubierto también por la Fuerza Aérea Colombiana y Aviación del Ejército Nacional, los cuales realizaron perifoneos en el área y ayudaron con la distribución de kits de supervivencia.
Por otra parte, también hubo entrega de kits para los organismos de rescate, entidades y voluntarios que participaron de la búsqueda de los menores.
En medio del desarrollo y continuidad de la Operación Esperanza, la cual consistía en la búsqueda de los cuatro menores de edad desaparecidos, luego del accidente aéreo de una avioneta Cessna 206 el pasado primero de mayo, comandos del Ejército hicieron la entrega de alimentación a los diferentes organismos que actuaron en las labores de rastreo de los niños, en la espesa selva del Caquetá.
En este mismo sentido, fueron enviados y entregados porciones de arroz chino y comida caliente para que las Fuerzas Especiales del Ejército, los organismos de rescate, las comunidades indígenas y los voluntarios se alimentaran y recargaran sus energías dentro de la labor titánica que realizaron en el marco de la Operación Esperanza.
Desde helicópteros de la Fuerza Aérea Colombiana, efectivos de las Fuerzas Especiales arrojaron los alimentos a la selva; ayudándose de lonas, arneses y sogas, los militares hicieron la inserción de la comida para las personas que participaron de la búsqueda de los niños.
La selva no ayudaba a la búsqueda
La dificultad del terreno y la abundante selva del Caquetá no facilitaron la labor de los uniformados y de las Fuerzas Especiales que adelantaron la Operación Esperanza.
En la zona, árboles gigantescos de hasta 40 metros, animales salvajes y fuertes lluvias dificultaron la búsqueda. No obstante, la selva no fue inconveniente para que indígenas de pueblos cercanos se sumaran a las labores de rescate.
Por su parte, el líder de Línea Flora Instituto Sinchi, Nicolás Castaño Arboleda, en diálogo con El Colombiano, indicó las condiciones climáticas que se viven en esta selva colombiana.
“En el día, los rayos de luz se cuelan entre las ramas de los árboles y hace que el calor sofoque por dentro. Al mismo tiempo, la humedad crece y el ambiente se hace pesado”, explicó Castaño Arboleda.
“Existen plantas venenosas, tallos y frutos con espinas. La planta más venenosa se llama curare y es utilizada por las comunidades indígenas para cazar porque genera parálisis respiratoria”, aseveró Castaño.
Indígenas de la zona acostumbrados a moverse entre la Amazonia, donde viven animales salvajes y las tormentas eléctricas son recurrentes, estuvieron en la búsqueda.