Álvaro Uribe Vélez
Álvaro Uribe Vélez | Foto: Semana Video

NACIÓN

Con los ojos en 2022, Uribe recupera la libertad

Aunque ya no ocupa ningún cargo en el Congreso, el expresidente desempeñará un rol definitivo en la política. Ya ha advertido que no dejará que el país caiga en el socialismo. “Gracias a Dios”, trinó Uribe sobre su libertad.

10 de octubre de 2020

Unos días después de haber sido detenido en prisión domiciliaria en su finca El Ubérrimo, a las afueras de Montería, el expresidente Álvaro Uribe Vélez dio una entrevista en la que explicaba que no iba a volver a lanzarse a un cargo de elección popular: “Me consideran un peligro para la sociedad porque soy frentero”, les dijo a Vicky Dávila y María Isabel Rueda en SEMANA TV. “No debo volver a ser candidato a nada, pero yo no voy a dejar de luchar por mi patria, que tiene riesgos graves y son las amenazas socialistas”.

Con sus palabras, Uribe dejó en claro dos cosas. La primera, que a pesar de estar detenido no había perdido ese carácter que lo convirtió en uno de los políticos más populares –y recientemente más cuestionados– en la historia de Colombia. La segunda, que sin importar si esté preso o en libertad, ocupando una curul en el Senado o enviando tuits desde su finca, nunca se va a retirar del todo de la vida política.

Ahora que fue puesto en libertad, seguirá enfrentando dificultades. Aunque su liberación es victoria nada despreciable, aún debe enfrentar un proceso activo por manipulación de testigos que quedó en manos de la Fiscalía. Todo gracias a la decisión que tomó el pasado 18 de agosto de renunciar a su curul en el Senado. Aunque eso puede ser visto como una jugada estratégica, en su carta de renuncia el expresidente dijo que la justicia le había violado ocho garantías procesales.

“La medida de aseguramiento con detención domiciliaria, con la violación de ocho garantías procesales, con interceptaciones ilegales y dolosas (...) anula cualquier expectativa de poder regresar al Senado, institución en la cual procuré ser cumplido y aportar con estudio a los diferentes temas”, dijo en su carta. Y terminaba con una frase contundente: “La lucha por la defensa de la libertad de Colombia es un imperativo irrenunciable”.

Sin embargo, ahora que no es senador tiene todo a su favor para sacarle el mayor provecho al mayor activo que tiene: su voz.

Vea la audiencia en la que quedó en libertad Álvaro Uribe

Los objetivos del expresidente

Desde hace un tiempo, una de las más profundas preocupaciones de Uribe es lo que él llama “la Colombia del 2022”. Así denominó en esa misma entrevista con Vicky Dávila su preocupación por las próximas elecciones presidenciales. Fiel a su carácter y a su pasado, a Uribe le roba el aliento pensar en manos de quién quedará el Gobierno. Esa frase fue una manera de referirse, indirectamente, a la intranquilidad que le despierta que el próximo presidente sea alguien de un sector político de lo que él llama “la izquierda”.

De hecho, durante el tiempo en que Uribe estuvo detenido, nunca dejó de estar activo en las redes sociales. Tuvo exactamente la misma presencia que ha tenido desde que dejó la Presidencia en 2012.

Desde El Ubérrimo defendió sus posturas en el proceso y participó con su opinión en muchos temas coyunturales del país, como la inauguración del Túnel de La Línea y los indicadores económicos diarios. Aunque por esto fue blanco de muchas críticas, lo cierto es que Uribe nunca perdió ese derecho.

En realidad, después de haber renunciado a su cargo como senador, pudo ejercer sus opiniones incluso de una manera más extensa que antes: “Uribe, detenido o no, es uno de los dos hombres con mayor influencia de opinión que tiene el país”, le dijo a SEMANA el analista político Carlos Suárez, uno de los estrategas más reconocidos en la arena electoral, que en el pasado trabajó con políticos como Álex Char y Dilian Francisca Toro. “Mientras estuvo detenido, no perdió su derecho de opinar: él estaba con detención domiciliaria, pero no incomunicado y mucho menos condenado. Uribe goza de todos sus derechos políticos, que puede ejercer a través de cualquier medio lícito. Nada le impide a Uribe opinar y nadie puede impedir que sus opiniones se hagan públicas”.

Asimismo, el abogado Francisco Bernate resaltó que aunque en Colombia las personas detenidas tienen limitada su libertad, conservan sus derechos. “Un preso tiene derecho al trabajo, a asociarse, a la libertad de expresión, al voto. Los colombianos estamos facultados para hacer todo aquello que nos esté permitido y solo nos debemos impedir de realizar lo que esté prohibido. No hay ninguna regla que impida el uso de las redes sociales”, dijo. “Caso diferente es que la persona haya agredido a través de redes sociales y el juez le imponga la obligación de abstenerse de utilizarlas”.

Pero ese nunca fue el caso del expresidente Uribe.

Sin embargo, más allá de la fuerza que su opinión ejerce sobre el pulso de la política colombiana, la verdadera pregunta es si Uribe va a poder convertir una situación de desventaja, como lo fue su detención, en un punto a favor.

De acuerdo con el analista Carlos Suárez, a pesar de no tener una silla en el Congreso, el expresidente seguirá siendo una voz esencial en el panorama: “Uribe en libertad puede actuar como cualquier ciudadano y su papel principal, seguramente, será unir y fortalecer a su partido para enfrentar unas elecciones a Congreso, en las que él no irá en listas”, le dijo a SEMANA. “Y a partir de esa misma estrategia, intentará conseguir una candidatura presidencial viable para el 2022”.

No sería extraño que Uribe saliera fortalecido de esta situación. El mismo abogado Abelardo de la Espriella lo dijo hace unas semanas, en uno de sus trinos, cuando acuñó un apodo para el expresidente: “el tigre del Ubérrimo”.


La estrategia 2022

Hace unas semanas, cuando Uribe fue detenido, la senadora Paloma Valencia dijo que Colombia estaba ante “un momento muy triste” después de que “uno de los colombianos más importantes de la historia” perdió su libertad.

El mismo 12 de agosto, tan pronto se conoció la orden de la Corte Suprema de Justicia de detener al expresidente, la senadora propuso una idea casi titánica e imposible: sacar adelante una Asamblea Nacional Constituyente con la que, según ella, los problemas de la justicia se iban a solucionar.

“El Centro Democrático tiene la idea de hacer una gran reforma a la justicia para poder crear instituciones que representen a todos los colombianos y en las que todos podamos confiar, y precisamente por eso hemos considerado que los mecanismos de participación democrática son los ideales para eso, para que el ciudadano pueda participar y tomar las decisiones sobre esas instituciones que queremos construir”, señaló la senadora.

Uribe, sin embargo, desestimó la propuesta y en la entrevista con Vicky Dávila y María Isabel Rueda dijo que era más fácil tramitar la justicia a través de un referendo, al que le añadió otras propuestas: “que ese referendo disminuya el Congreso y cree el Ingreso Solidario para los mayores de 65 años”, dijo durante la conversación.

Ese puede ser uno de los caballos de batalla del expresidente ahora que se encuentra en libertad. Sin embargo, su mayor objetivo serán las elecciones de 2022. En un país donde la crisis por el coronavirus está causando fuertes reveses económicos, no dar chance a que sectores políticos adversos a él tomen ventaja es, tal vez, su mayor prioridad. Claro, después de su defensa en el caso por el que está siendo investigado.

En ese sentido, Carlos Suárez señala que la estrategia de Uribe se debe enfocar en crear una candidatura viable que sea aceptada por un espectro político más allá de la derecha, sin dejar de ser confiable para sus bases electorales: “Después de Santos y Duque, tal vez, el mayor de los problemas de Uribe sea encontrar un candidato que supere los temores de sus propios seguidores. La narrativa está ya jugada y las encuestas, como la de Gallup, la avalan: atajar al ‘castrochavismo’ será una de las banderas y la segura candidatura de Petro también la avala”, dijo el analista.

Así las cosas, posiblemente Uribe saldrá a jugar para 2022 con unos números que no son los mismos de la centro derecha y derecha del país con los que contaba en el pasado, cuando sus ideas ganaron las elecciones presidenciales de 2010 y 2018. “Su estrategia se dividirá en varias aristas. Una de ellas, contarle al país moderno cuál es el verdadero Uribe, porque las nuevas generaciones conocen de él la narrativa que han instalado sus rivales políticos”, opina Suárez.

Y en esa búsqueda, Uribe tiene aliados. Los principales, su familia: tanto su esposa, Lina Moreno, como sus hijos, Tomás y Jerónimo Uribe, dieron declaraciones públicas para defenderlo cuando estuvo detenido.

“Quiero mucho a mi familia, yo quiero mucho a esta patria, en eso tal vez he sido demasiado cansón. He extendido muchísimo mi carrera política y me preocupa mucho el futuro”, les dijo a Vicky Dávila y María Isabel Rueda en la única entrevista que dio durante su reclusión domiciliaria. “Es que si el Gobierno de Juan Manuel Santos, proempresa privada, hizo tanto daño, ¿cómo será un gobierno de resentidos contra la empresa privada?”.

Y aunque desde hace varios meses expresó su deseo de pasar más tiempo con su familia y sus nietos, para una personalidad como la de él es imposible dejar de enfocarse, con el celular en mano, en sus propias obsesiones.