NACIÓN
Con video, población en Cauca denuncia cómo queda en medio del fuego cruzado
La situación de orden público se ha recrudecido en los últimos meses, con presencia de varios actores ilegales armados y la Fuerza Pública intentando repelerlos.
Integrantes de la comunidad en Cauca denunciaron cómo están en medio del fuego cruzado en el municipio de Toribío. En un video publicado a través de varias cuentas en redes sociales se da cuenta de la intensidad del cruce de disparos entre la Fuerza Pública y los actores ilegales.
Este es el video con el que la comunidad en Cauca denuncia cómo queda en medio de las balas
La población de Toribío, nororiente del Cauca, reviviendo los momentos más dramáticos del conflicto armado. Enfrentamientos entre grupos ilegales y la fuerza pública, dejan de nuevo a la población en medio del fuego cruzado. (video de la comunidad) pic.twitter.com/WJ8cpaas94
— Javier Jules (@javierjules) March 18, 2021
A propósito de la ola de violencia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) denunció la creciente violencia que enfrentan los excombatientes de las Farc en proceso de reincorporación a la vida civil en el sur del país, donde operan disidentes de la disuelta guerrilla. Desde la firma del acuerdo de paz en noviembre de 2016, el organismo que supervisa la reincorporación de unos 7.000 exguerrilleros ha documentado 248 asesinatos de excombatientes, 73 de ellos ocurridos en 2020.
Las condiciones de seguridad de estos hombres y mujeres “se han deteriorado considerablemente en los últimos meses” en la zona limítrofe de los departamentos de Meta, Caquetá y Guaviare, según indicó la misión de verificación del acuerdo de paz de las Naciones Unidas en su informe trimestral. En esas regiones, donde la presencia del Estado “es limitada”, guerrilleros que no se acogieron al pacto de paz están “amenazando y atacando a excombatientes (...) poniendo así en peligro el proceso de reincorporación”, señala el documento.
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Una muestra de ese deterioro es que la mayoría de asesinatos de exguerilleros ocurrieron el año pasado en Meta (11), seguido de Valle del Cauca (8) y Cauca (8), en el suroeste del país. Unos 2.300 combatientes distribuidos en varios grupos conforman las llamadas disidencias de las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), que se apartaron del histórico acuerdo de paz y se dedican mayoritariamente al narcotráfico y a la minería ilegal, según inteligencia militar.
Según el informe, la violencia se ensaña particularmente con los exguerrilleros que llevan a cabo su proceso de reincorporación por fuera de los en Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), previstos inicialmente en el acuerdo y fuertemente custodiados por la fuerza pública, donde solamente quedan unos 2.500 excombatientes.
Alrededor de 35% de los asesinatos registrados en 2020 ocurrieron dentro o en inmediaciones de “nuevas” áreas de reincorporación, donde “no hay despliegues de seguridad específicos”, precisa el organismo. Según la ONU, “la limitada presencia del Estado, las económicas ilícitas y la presencia de grupos armados ilegales” en zonas que dejó vacante la guerrilla son los principales factores que explican la “violencia continua” en zonas de reincorporación de excombatientes.
Hasta el momento, la Fiscalía General de la Nación ha logrado 34 condenas en el marco de investigaciones sobre 289 ataques contra guerrilleros que dejaron las armas. Aunque el pacto de paz disminuyó la violencia política, Colombia vive un conflicto que en casi sesenta años ha dejado más de nueve millones de víctimas, principalmente desplazados.
El país atravesó en 2020 una de las peores olas de violencia desde la firma del acuerdo, con 90 masacres consignadas por el observatorio Independiente Indepaz, que el Gobierno atribuye a grupos que se financian del narcotráfico. Una situación similar se ha registrado en Buenaventura, donde la violencia aumentó considerablemente, así como los casos de inseguridad.
Catorce obispos del Pacífico de Colombia denunciaron hace dos semanas amenazas contra miembros de la Iglesia y una nueva ola de violencia que envuelve a la población de esa región, en medio de la peor arremetida de grupos armados desde la firma del acuerdo de paz con las Farc. Tras una reunión de dos días en Buenaventura, los sacerdotes católicos alertaron sobre “amenazas contra la vida” del obispo de esa ciudad, monseñor Rubén Darío Jaramillo, y “otros servidores de la comunidad”.
Durante una rueda de prensa virtual, los clérigos también denunciaron una creciente violencia en los departamentos del Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, que bordean el Océano Pacifico, y son blanco de disputas entre grupos que se financian del narcotráfico.