JUSTICIA
El último round que perdió la Mona Jaller
Un juzgado condenó a 11 años de prisión a Giselle Jaller por los delitos de fraude procesal, falso testimonio y falsa denuncia en contra del banco BBVA. La Mona se defendió por videoconferencia, pero su paradero sigue siendo desconocido para las autoridades.
A lo largo de su vida, ‘La Mona‘ Jaller ha encarnado muchos personajes. Ha sido sucesivamente Giselle Jabour, una exitosa ejecutiva de origen libanés que trabajó en el Banco de Caldas y en el Banco de Crédito y Comercio de Colombia (BCC); Rolla Jaller Jabour, la dueña de la empresa InterTerra que firmó contratos por más de 800.000 pesos con el Ejército; y Giselle Yazji, una ambiciosa funcionaria de Washington que dijo haber sido amante de Hugo Chávez y poseer un despacho al lado del de Ivanka Trump, en la Casa Blanca.
En el panteón de los estafadores colombianos, la Mona merecería un lugar destacado, al lado de Juan Carlos Betancourt, el ladrón ‘de cinco estrellas‘ que desfalcó más de 2 millones de dólares en varios países; del falso jugador de fútbol conocido como Johnny Fernando Balanta, alias ‘El Puma‘; o del ‘Embajador de la India‘, Jaime Torres Ortiz, quien dio vida a la expresión de malicia indígena.
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Al igual que la mayoría de estos defraudadores profesionales, Giselle Jaller Jabour acabó pagando la factura de sus delitos, varios años después de haberlos cometido. El miércoles 8 de noviembre, la juez Luz Marina Ramírez la condenó a 140 meses de prisión por los delitos de fraude procesal, en concurso con falso testimonio y falsa denuncia en contra del banco BBVA.
Durante la audiencia que tuvo lugar en los juzgados de Paloquemao, la Mona Jaller -quien tuvo como defensores a varios de los abogados más exitosos del país- reapareció en videoconferencia para defender su causa. Sin embargo, ya que no indicó su lugar de residencia, fue condenada en contumacia y se dictó en su contra una orden de captura sin posibilidad de obtener beneficios de prisión domiciliaria u otros.
El proceso que tiene enredada a la Mona Jaller se origina en 1995, cuando el apoderado del Banco Ganadero -que luego pasaría a llamarse BBVA- William Monroy Victoria denunció a Giselle Jaller por haber suplantado la identidad de su hermana, Rolla Jaller, para representar a la empresa Inter Terra y solicitar al Banco Ganadero créditos por 150 y 148.5 millones de pesos.
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A raíz de esta denuncia y con estudios grafológicos que demostraron la falsedad de la firma en las actas, las escrituras públicas fueron declaradas invalidas en 1995, en una decisión que quedó inconclusa y nunca se resolvió judicialmente. De tal manera que 15 años después, el 21 de enero de 2010, Giselle Jaller volvió a usar el mismo método para falsificar las actas 38 de InterTerra Limitada y la 01 de InterTerra SAS en aras de poder transferirse acciones, así como la representación legal de la firma.
Nuevamente, los peritajes demostraron que al momento de los hechos, los presuntos firmantes del acta no se encontraban en Colombia y sus rúbricas habían sido falsificadas. Gracias a esta adulteración, Giselle Jaller pudo demandar al BBVA por el presunto delito de fraude procesal y en particular, Jabour acusó al representante legal y al dueño del banco de haber embargado sus bienes a partir de una certificación expedida por la Superintendencia bancaria, lo cual consideró legal. La justicia no le dio razón en ese punto, ni tampoco en cuanto a los pagarés que aseguró haber firmados y cancelados, lo cual nunca se demostró.
Lo increíble es que la ‘Mona Jaller‘ logró convencer a un fiscal que aceptó la demanda y trató de perseguir al banco en una cruzada sin futuro.
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Si bien la falsedad en documento público y la obtención de documento público decretados en su contra prescribieron con el tiempo, los otros cargos se mantuvieron vigentes y le valen ahora una pena de cerca de 11 años de prisión. Como en un puzzle que encaja perfectamente, las piezas del delito de Jaller se fueron encadenando a lo largo del juicio.
A partir de la falsificación de su representación legal al seno de InterTerra, Harbour cometió una falsa denuncia al demandar a BBVA sin tener la autoridad para hacerlo, lo cual empeoró con el falso testimonio que rindió ante la fiscalía el 7 de febrero de 2011, cuando manifestó ante la fiscalía ser la representante legal de la empresa, con lo cual generó un fraude procesal al inducir en error al fiscal encargado del caso.
Al igual que cuando se defendió ante el Washington Post -medio que realizó una extensa investigación sobre la continuación de sus actividades fraudulentas en ese país-, en esta ocasión, la ‘Mona Jaller‘ nuevamente negó las acusaciones en bloque.
Afirmó que siempre había realizado negocios con el banco BBVA y el Ejército de manera lícita, y que tenía la representación legal de la empresa, a pesar de las evidencias que pesaban en su contra. Sin embargo, estas pretensiones fueron desestimadas por la juez del caso. Ahora, Jaller tendrá 5 días para apelar esta sentencia, mientras las autoridades colombianas tratan de averiguar su nuevo paradero.