judicial
Confesiones de verdugos
Los jefes paramilitares están cantando sus crímenes al por mayor. ¿Se desbordará la capacidad de la Fiscalía?
Los cuerpos de 1.033 personas fueron recuperados de las entrañas de la tierra. El balance es el consolidado que tiene la Fiscalía luego de hurgar en todo el país 858 fosas comunes entre marzo de 2006 y octubre de 2007. Los investigadores han alcanzado esta cifra aprovechando la información obtenida en las versiones libres en las que los paramilitares han confesado miles de crímenes, y también gracias a las denuncias de las víctimas y la colaboración de habitantes de las diversas zonas. Sin embargo, las más recientes confesiones de algunos jefes paras vaticinan que en pocas semanas el hallazgo de fosas y cuerpos puede aumentar en cientos, incluso en miles. Ni el más pesimista se imaginaba la barbarie y la cantidad de crímenes.
Sólo el jefe paramilitar Éver Velosa, alias ‘H.H.’ admitió hace unos días en Medellín su responsabilidad en 1.200 crímenes perpetrados en año y medio, entre 1995 y 1996, en la zona de Urabá. “Había noches en que matábamos hasta 20”, dijo. ‘H.H.’ comandó el Bloque Bananero que operó en el Urabá antioqueño y el norte de Chocó y también dirigió el Bloque Calima, conformado por más de 550 paramilitares que actuaron en Cauca y Valle del Cauca. Hasta ahora los crímenes admitidos por el jefe paramilitar están relacionados con su paso por el Urabá. Aún falta que amplíe su relato sobre las acciones del Bloque Calima, para lo que solicitó entrevistarse con sus subalternos a fin de recoger la información sobre los cementerios clandestinos que puede haber en esa zona.
Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, y Freddy Rendón, el ‘Alemán’, son otros jefes paras que hicieron importantes confesiones. Aunque sin resolver las 552 preguntas formuladas por las víctimas, ‘Jorge 40’ aceptó su responsabilidad en varias masacres perpetradas al norte del país en donde habrían sido asesinadas a sangre fría más de un centenar de personas. El temido jefe paramilitar aceptó su participación en la matanza de la Ciénaga Grande, Santa Marta, que dejó 60 pescadores muertos en 2000. Los casos de El Piñón (Magdalena) y Villanueva (La Guajira), en donde fueron masacradas alrededor de 50 personas, también fueron asumidos por Tovar Pupo. Dentro de sus víctimas también están 38 personas que cayeron en la cruel matanza del corregimiento El Salado (Bolívar) perpetrada en febrero de 2000. Este hecho también fue admitido por el paramilitar.
Por su parte, el ‘Alemán’, ex comandante del Bloque Hermes Cárdenas de las AUC, confesó 101 crímenes y aportó información para la ubicación de los cuerpos de unas 50 de sus víctimas sepultadas en fosas de Chocó.
Ante este alud de confesiones, la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, compuesta por 23 fiscales y 150 investigadores, requiere urgentemente ser ampliada. Tanto en recursos humanos cómo en técnicos. Ya se han solicitado 1.235 cargos adicionales necesarios para descongestionar el trabajo acumulado. Un esfuerzo adicional se requiere en la fase de identificación de los restos, ya que de más de 1.000 cuerpos exhumados, apenas 58 han sido plenamente identificados y entregados a sus dolientes. El panorama se hace más complejo si se tiene en cuenta que de los 2.914 paras postulados para la Ley de Justicia y Paz, sólo 63 han adelantado su versión libre. A medida que los verdugos amplíen la información, se necesitará más esfuerzo y más capacidad institucional para transformar sus declaraciones en algo de aliciente para las víctimas.