CONGRESO
Santos y la promesa tardía que no pudo cumplirle al deporte
El Congreso no aprobó el último proyecto presentado por el presidente en sus ocho años de gobierno. La transformación de Coldeportes será asunto del nuevo mandatario.
Así como Nelson Mandela apostó por el rugby para unir a Sudáfrica, Juan Manuel Santos se aferró al deporte en su propósito de unidad nacional. En buena parte, tuvo éxito. Ningún otro presidente en la historia del país coincidió con los mayores éxitos del deporte nacional: el primer título mundial en Atletismo, una medalla de oro en juegos olímpicos, el quinto lugar de la Selección Colombia en un mundial de fútbol, y el renacer del ciclismo colombiano con dos nuevos títulos, un Giro de Italia y una Vuelta a España.
Santos, en el primer tiempo de su primer mandato, sorprendió al país cuando intervino en una decisión del resorte exclusivo de la Federación Colombiana de Fútbol.
En agosto del 2011, el entrenador Hernán Darío Bolillo Gómez se hundía en un escándalo de proporciones nacionales por haber agredido a una mujer en un bar de salsa en el centro de Bogotá. Casi todo el país se vino encima contra el técnico antioqueño. Santos terció en la controversia al sugerir la contratación de un entrenador extranjero, con el argumento que podría significarle al fútbol colombiano "nueva sangre y nuevas ideas". Días más tarde, la Federación despidió al Bolillo, y contrató al argentino José Pékerman.
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Para fortuna de Santos, la Selección Colombia con Pékerman se clasificó al mundial de Brasil. El presidente no se perdía ningún encuentro de la eliminatoria, y hasta terminó siendo considerado un talismán por los futbolistas, a quienes recibió en varias oportunidades en la Casa de Nariño. Después de 16 años, la Selección volvía a un mundial.
Mientras Santos se la jugaba en el país por conquistar su reelección, en Brasil la Selección le ganaba a Grecia, Costa de Marfil y Japón, y en un hecho sin antecedentes, clasificó hasta los cuartos de final al vencer a Uruguay. Nunca antes Colombia había llegado tan lejos en un mundial, terminó en el quinto lugar y James Rodríguez se consagró como el goleador de la competición.
Dos años antes, la bicicrosista Mariana Pajón consiguió la medalla de oro en los olímpicos de Londres; en los juegos de Río de Janeiro del 2016 repitió la gesta. Otra antioqueña, Catherine Ibargüen se colgó el oro en el salto triple en los olímpicos de Brasil. Nadie discute que se trataron de los mejores años del deporte colombiano.
Faltaba el ciclismo. Antes de la reelección presidencial y del mundial de Brasil, en junio de 2014 Nairo Quintana se coronó campeón del Giro de Italia y Rigoberto Urán fue segundo. Nunca antes dos colombianos habían compartido lo más alto del podio en una de las principales carreras ciclisticas del calendario mundial. En septiembre del 2016, un mes antes de que se firmara el acuerdo de paz con las Farc y del plebiscito para refrendarlos, Nairo Quintana ganó la vuelta a España y el tercer cajón del podio fue para el bogotano Esteban Chaves. Santos podía sacar pecho como el presidente que más deportistas condecoró en la Casa de Nariño.
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Todo parecía luna de miel entre Santos y los deportistas hasta el 2017. El proyecto de presupuesto nacional redujo en un 70% el rubro de inversión para este sector. Aquellos deportistas que el presidente condecoró, ahora lo cuestionaban. Al presidente le dolio más que las críticas que recibía a diario por parte del uribismo.
En octubre del año pasado, Santos trató de calmar las aguas con los deportistas al aclarar que la reducción de recursos obedecía exclusivamente a infraestructura, pero que los subsidios e incentivos a los atletas se mantendría intacto. Aquel compromiso vino con una promesa. El 19 de octubre del 2017, en Cali, Santos anunció que convertiría a Coldeportes de departamento administrativo adscrito a la presidencia, al ministerio número 17 del gabinete, el Ministerio del Deporte.
En su administración, Santos solo había ido hasta el congreso a radicar dos documentos. En 2010, en persona, presentó la ley de reparación a las víctimas y restitución de tierras, y afirmó que si el proyecto se convertía en ley, “habría valido la pena ser presidente”. El 21 de noviembre del 2016 volvió al Capitolio para radicar el acuerdo de paz firmado en el teatro Colón.
Y el pasado 3 de abril, Santos volvió al Congreso para llevar personalmente un proyecto de ley. Se trataba precisamente del ministerio del Deporte. Además, le puso mensaje de urgencia, para que los congresistas le dieran un trámite abreviado. “Para que el próximo gobierno se inaugure nombrando el primer ministro del Deporte de Colombia”.
Este miércoles, la comisiones primeras de Senado y Cámara dejaron a Santos colgado de la brocha y sin cumplir la última promesa que le hizo a los deportistas. Decidieron aplazar el proyecto hasta la próxima legislatura.
“Quieren inventarse un ministerio para que salga el gobierno a decir que fue el que creó el ministerio, cuando no lo hizo en ocho años. Eso es politiquería”, dijo María Fernanda Cabal (Centro Democrático).
“No es necesario crear un nuevo ministerio, es un acto de demagogia de este gobierno”, aseguró Germán Navas (Polo Democrático).
“Es inadecuado que el 15 de mayo, cuando el gobierno está empacando maletas para irse, se acuerde de crear un ministerio. Además, este proyecto solo era el cambio de nombre de coldeportes y no va a traer mayores beneficios a los deportistas. No es serio crear un ministerio sin mayores soportes, solo para sacar la medalla como para irse como el presidente del deporte”, dijo Angélica Lozano (Alianza Verde).
Santos, como Mandela, se aferró al deporte para unir al país. Tuvo la fortuna que sus ocho años de administración coincidieron con los de mayor éxito de los deportistas nacionales en el mundo. Quiso irse de la Casa de Nariño como el presidente del deporte, pero el Congreso no le quiso imponer la medalla. La promesa tardía del ministerio del Deporte, Santos no la pudo cumplir.