"No queremos entregarles otras 16 curules a las Farc": conservadores

SEMANA: ¿Por qué resultaron los conservadores criticando la reforma política y las 16 circunscripciones de paz que primero apoyaron?

Juan Diego Gómez: Estábamos buscando una alternativa para que hundiendo las 16 circunscripciones pudiéramos encontrar un camino para crear esas 16 curules para las víctimas en la reforma política. Pero luego fue el mismo Ministro del Interior el que apareció pidiendo su hundimiento.

SEMANA: ¿Y qué fue lo que no les gustó para promover el hundimiento? Eso también lo hicieron los ‘azules’...

J.D.G.: Es que eso ya no era una reforma estructural. No garantizaba independencia del organismo electoral; no daba garantías a los partidos pequeños; no iba en defensa de la institucionalidad y, en concreto, no le servía al país. Lo que se necesita es una reforma que sirva para organizar a los partidos, con una ley de bancadas avanzada, que beneficie a los partidos pequeños, que incluya las posibles coaliciones y la posibilidad de abandonar las colectividades cuando abandonen sus principios. Esto es lo que fortalecería la democracia.

SEMANA: Pero ustedes la apoyaron desde el principio…

J.D.G.: La reforma política se comenzó a deformar cuando aparecieron el transfuguismo, las coaliciones entre partidos y cuando aparecen los artículos que cambiaron el espíritu del proyecto. La Misión de Observación Electoral, que ayudó a diseñarla, solicitó que se retirara, al igual que lo hicieron otros sectores.

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SEMANA: ¿Hoy se hundirán las circunscripciones especiales de paz?

J.D.G.: El Partido Conservador tomó una decisión en bancada, que se resume de forma concreta. Las Farc ya tienen 5 curules en Senado y 5 en Cámara, y cuando se superpone el mapa de esas 16 circunscripciones aparecen las disidencias, milicianos, cultivos ilícitos y grupos armados. Nos preocupa que en esos sitios se pueda votar dos veces, por las curules ordinarias y por estas especiales, lo que genera alianzas perversas. Además, en esas zonas se planteó que se suspendieran las elecciones si había amenazas de orden público. Pero todo eso es un canto a la bandera, por lo que terminaríamos entregando 16 curules más a las Farc y a grupos armados asociados al narcotráfico.

SEMANA: ¿Eso se traduce en que se hunde hoy este proyecto?

J.D.G.: La decisión del Partido Conservador es no acompañar el proyecto y no veo un camino claro que permitiera darle viabilidad. Solo quedaría el camino de que hundiéndose este proyecto, luego se presentara una reforma constitucional creando las curules, las circunscripciones y definiendo la forma en que las víctimas serán representadas.

SEMANA: Esa propuesta la promueve el uribismo desde el Centro Democrático…

J.D.G.: El Centro Democrático lo planteó después de que nosotros ya lo habíamos trabajado. Eso se viene trabajando desde la subcomisión que se creó para analizar la viabilidad de este proyecto; incluso, se propuso que las organizaciones de víctimas definieran unas ternas y fuera el Presidente de la República, o el propio Congreso, el que de allí decidiera quién llega a esas curules. Eso se haría de manera directa.

SEMANA: En el Congreso se dice que el cambio de opinión entre los conservadores se dio porque la ‘mermelada’ les llegó tarde…

J.D.G.: No. Todos sabemos que la ley de garantías a nivel territorial ya comenzó. Hoy la maniobrabilidad de cualquier ministerio o entidad del Estado es muy poca frente a un proceso electoral que ya tiene corriendo su calendario. Ese argumento, el de la ‘mermelada’, le ha hecho mucho daño al debate. Los planteamientos de la senadora Claudia López, entre otros sectores, frente a ese tema, no es acorde con la verdad, porque el partido ha acompañado la mayoría de los proyectos de desarrollo legislativo de la paz, presentando solo algunos reparos concretos en la JEP, en la reforma política y en las circunscripciones especiales. Es que, frente a este último, las Farc ya tienen 10 curules y no queremos que tengan otras 16, sino que en verdad sean para las víctimas.

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SEMANA: Concretamente, senador: ¿esperaban o no ‘mermelada’ para apoyar la paz?

J.D.G.: No, de ninguna manera. El Partido Conservador acompañó la reelección del presidente Santos en su propósito de la paz, eso debe recordarse. Además, el Partido Conservador ha tenido una representación en el Gobierno, que ha cambiado. Hemos tenido los ministerios de Agricultura, de Hacienda, de Minas y otras entidades que, por los cambios que hace el propio Ejecutivo, ha ido variando.

SEMANA: ¿Ve gobernabilidad en lo que resta del Gobierno de Santos?

J.D.G.: El prestigio frente a la paz, la popularidad y el manejo del Congreso no está fácil. Pero creo que al final el país quiere el proceso de paz, pero no de cualquier manera. Los conservadores hemos apoyado el 90 por ciento de la agenda legislativa para la implementación de los acuerdos.