TESTIMONIO

“Me tocó vivir sin agua y sin luz. Mi esposo me quitó todo”

La violencia económica en el estrato seis es igual de aterradora, pero quizá más silenciosa. El caso de Constanza López, quien se atrevió a denunciar a su esposo, un prominente empresario, se convirtió en un hito en las altas cortes.

19 de octubre de 2016
Constanza López. | Foto: Cortesía

El 16 de diciembre del 2008, al enterarse del trámite del divorcio, Alfonso Ismael Escobar Barrera, un prominente empresario, revisor fiscal y dueño de la empresa BDO Colombia, agredió físicamente a su esposa. La tomó por el cuello. Al ser valorada por Medicina Legal fue dictaminada con una incapacidad de tres días.

Así comenzó la lucha jurídica de Constanza López para poner fin a 21 años de matrimonio, en los que fue agredida física, sicológica y económicamente. Su caso se convirtió en un hito en las altas cortes, al punto de que la Corte Constitucional llegó a cuestionar el propio sistema judicial por el manejo del caso y como hecho inédito a ordenar la protección de Constanza por lo que se denomina “violencia económica”. La Corte Suprema de Justicia acaba de ratificar la condena en contra de Alfonso Escobar.

“Yo vivía en nuestro apartamento en Rosales. Cuando salió la primera denuncia, el señor desocupó el apartamento, sacó muebles, enseres; en un acto grotesco, agresivo, desalmado e inhumano se llevó todo. Me tocó vivir sin agua, sin luz, sin gas, sin servicios públicos, sin administración, sin comida, sin carros, sin servicios médicos”, relata Constanza.

En ese inicio del pleito hasta la hija de la pareja resultó siendo víctima de agresiones verbales y amenazas. Alfonso Escobar tuvo que ser obligado, mediante orden judicial, a girar una cuota alimentaria y de estudios para ella, quien finalmente pudo terminar la universidad.

A favor de Constanza se han dictado siete medidas de protección, de las cuales –asegura ella—“las ha violado todas”. Aunque está agradecida después de tantos años cuestiona el que su proceso judicial estuvo lleno de “fraudes” y que haya tardado tanto cuando estaba de por medio su integridad física.

En este largo proceso sobresale una decisión de la Sala de Familia del Tribunal Superior de Bogotá, que argumentó que la violencia entre la pareja había sido recíproca y por ello le negó la posibilidad de acceder a una cuota de alimentos. Este pronunciamiento, precisamente, fue objeto de cuestionamientos de parte de la Corte Constitucional.

Alfonso Ismael Escobar fue condenado a 72 meses de prisión por el delito de violencia intrafamiliar, sentencia que paga en prisión domiciliaria y con permiso de trabajo. Esta condición no fue revocada por la Corte Suprema de Justicia.

“Hay momentos en que el túnel es oscuro, no hay salida, pero afortunadamente hay principios morales y religiosos que te sostienen. Espero que se tomen cartas en el asunto porque el señor no ha debido pagar su condena en casa por cárcel. Espero que se acaten los fallos con brevedad. No entiendo para qué existen medidas de protección cuando él violó el acuerdo de no acercarse a menos de 60 metros”.

Constanza fue diagnosticada con trastorno depresivo recurrente por cuenta de los malos tratos; era tratada de “loca, estúpida, ignorante y mitómana” por su esposo. Ella espera que su caso impulse a muchas mujeres que sufren en silencio un tipo de violencia de la que en círculos sociales de estrato seis nadie quiere hablar.

“No entiendo por qué el miedo de mujeres de estrato 6 a denunciar. El hecho de pagar impuestos más altos o servicios de metro cuadrado más altos no hace a las personas más honorables o educadas. Si es por poder económico, hay que acomodarse, hoy se tiene, mañana no se tiene. Pero no se puede permitir darles mal ejemplo a los hijos”.

Para la Corte Constitucional, la violencia económica es imperceptible y silenciosa a la luz de las autoridades y de la comunidad. El agresor, por su poder económico, adecua su comportamiento financiero frente a la víctima para hacerla dependiente de sus decisiones.

Constanza se convirtió en la mujer que abrió las puertas de la justicia al silencioso mundo de la violencia intrafamiliar estrato 6. “Me da pesar y tristeza ver el ser en el que se convirtió la persona con la que decidí compartir mi vida y que es el papá de mi hija”, asegura. Ella espera que las cosas sigan su curso y pueda continuar, lejos de las amenazas, con su vida familiar.