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Colombia tiene el gramo de cocaína más barato del mundo. | Foto: THINKSTOCK

ENTREVISTA

¿Por qué aumenta el consumo de drogas ilegales y se reduce el de las legales?

A propósito de los resultados del Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar, SEMANA habló con el experto Julian Quintero, quien cree que es necesario modernizar el enfoque con el que se enfrenta este problema.

14 de junio de 2018

Los ministerios de Justicia, Educación y Salud presentaron los resultados del Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Poblacion Escolar Colombia. Tras conocerse el aumento del consumo de sustancias psicoactivas ilegales, el Fiscal General Néstor Humberto Martínez aseguró que en la próxima legislatura del Congreso radicará un proyecto de Ley para multiplicar esfuerzos y endurecer las penas contra el microtráfico. ¿Será esta la respuesta?. SEMANA conversó al respecto con Julián Quintero, investigador y director ejecutivo de la Corporación Acción Técnica Social, quien lleva más de 15 años investigando y buscando alternativas para el abordaje del consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales.

SEMANA: ¿Cuáles son los hallazgos más significativos de este estudio?  

Julián Quintero: Aunque parezca mínimo, el descenso en el consumo de alcohol y tabaco es un logro de la sociedad en su conjunto, demuestra que las campañas, la regulación, la educación, las restricciones y el rechazo social a las consecuencias derivadas de estos abusos, como la violencia y el cáncer han dado resultado. El alcohol bajó del 46.6 por ciento al 37 y tabaco del 12.7 por ciento al 12.8, entre el 2011 y el 2016. No obstante, hay que estar alerta con la aparición de alcoholes artesanales y destilados tipo Chirrinchi, Bolegancho, Biche, etc.  

Hay aumento considerable en el consumo de todas las sustancias ilegales como marihuana, cocaína, éxtasis, basuco y lsd, lo que demuestra que las estrategias para contener el consumo de sustancias ilegales no están funcionando.

La confirmación en el aumento del consumo de sustancias legales de uso indebido o con fines recreativos como son el llamado “Popper” o “dick” que aumento del 1.9 al 2.2 por ciento entre 2011 y 2016 y los medicamentos por prescripción tanto tranquilizantes como estimulantes. El aumento en el consumo de drogas por parte de las mujeres fue más significativo. Pasaron del 12 por ciento en 2011 al 14.2 en el 2016 que quizás no solo responda a un aumento en el consumo, sino además a un contexto social más flexible con el estigma que les permite asumirlo y reconocerlo.

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SEMANA: Sobre las sustancias ¿cuáles son las principales preocupaciones?

J.Q.: Sobre la marihuana, es necesario que el gobierno nacional, los medios de comunicación y la industria del cannabis haga un mea culpa por la manera como se viene socializando la regulación del cannabis medicinal, pues pudo tener efecto sobre la disminución de la percepción del riesgo para el consumo recreativo. La industria del cannabis tenía obligaciones en responsabilidad social empresarial y en prevención del consumo que fueron eliminadas en la última fase de la regulación gracias a su cabildeo. El consumo de cannabis recreativo de alta potencia en adolescentes está presentando efectos adversos y dañinos en los más jóvenes. Preocupa mucho que la marihuana sea la sustancia a la que les es más fácil acceder en un 37.3 por ciento, seguida de el basuco 12.4 por ciento lo que implica que están muy cerca en su oferta.  

SEMANA: En cuanto al "Popper" o el "Dick"...

J.Q.: Es necesario diferenciar que lo que se conoce como popper es el nombre genérico o comercial de los "nitritos de aquilo" que son líquidos que producen vapores los cuales se consumen por inhalación. Su uso recreativo se da desde la década de los 70; en los últimos años se ha masificado su consumo en Colombia por su venta legal y libre a través de los sex shop, pues al ser vasodilatadores permiten las relaciones sexuales y aumentan la sensación de placer.

No obstante, su valor en el mercado que oscila entre 20 y 30.000 pesos la botellita, nos genera preguntas sobre la masificación de este consumo en los estudiantes de bajos recursos y rurales. Por esta razón creemos que lo que los estudiantes llaman popper, no son "nitritos de aquilo", sino "cloruro de metileno" o "diclorometano", un químico que se utiliza como solvente y como limpiador de equipos tecnológicos. Esta sustancia que tiene un olor produce efectos similares a los del "popper" pero se le conoce como "Dick" o “ladys” y su venta es entre 3 y 5.000 pesos la botellita. Esta sustancia es comprada en galones y se reembasa en botellas de popper recicladas. Nos preocupa el consumo significativo en los estudiantes rurales y la normalización de su consumo. Nos preocupa que estas sustancias como los medicamentos de prescripción son sustancias legales y prohibirlas no puede ser la solución.  

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SEMANA: En cuanto a la cocaína…

J.Q.: Nos llena de preocupación que siga aumentando su consumo de manera sostenida desde la primera encuesta de escolares en el año 2004 fue de 1.8 por ciento y en 2016 de 2.7. Preocupa además que lo que estén consumiendo sea cocaína de muy mala calidad o en ocasiones ni siquiera sea cocaína, pues es muy poco probable encontrar un gramo de cocaína mayor al 50 por ciento de pureza por debajo de los 20.000 pesos el gramo, además contamos con factores que nos ponen en desventaja frente al resto del mundo.

SEMANA: ¿Cuáles?

J.Q.: Primero que tenemos el gramo de cocaína más barato del mundo, en promedio 5.4 Euros (17.890 pesos) mientras que en el mundo está en 79.5 euros (263.394 pesos) un gramo de calidad media. Segundo, somos uno de los países que tienen más consumo en un sola sesión de uso de cocaína, este oscila entre 0.6 y 1.0 gramos por sesión, y tercero, somos el país donde más rápido llega un gramo de cocaína a domicilio, es decir, donde se puede tener mayor acceso a la sustancias.

SEMANA: ¿Qué ha pasado con las estrategias de prevención y con el control del microtráfico?

J.Q.: Los principales responsables de este aumento son los grupos criminales encargados de producir y distribuir estas sustancias. No obstante, vemos que las estrategias del gobierno se quedan cortas y no dan los resultados esperados. Por ejemplo, según informe publicado por DeJusticia, el 64 por ciento de las judicializaciones en Colombia son por drogas, las capturas por delitos relacionados con drogas han aumentado del 23 al 31 por ciento,  y en los últimos 15 años han aumentado un 289 por ciento los detenidos por temas de drogas. Sin embargo, pese a estos esfuerzos, no hay reducción del consumo.

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SEMANA: ¿Qué se tendría que hacer?

J.Q.: Hay que pasar de la prevención del consumo de drogas a la educación para enfrentar las drogas, darles herramientas a las familias, maestros, niños y niñas, adolescentes y comunidad, para enfrentar el tema de las sustancias psicoactivas legales e ilegales para que fluyan de manera más rápida y sin daños por la experimentación natural de los adolescentes.  

Llama mucho la atención de la reducción del consumo de sustancias legales como el alcohol y el tabaco, lo que indica que todos los esfuerzos de la sociedad, la industria, las instituciones han funcionado, lo que indica que es posible regular sustancias y tomar medidas para reducir su consumo y que este cause menor impacto. La regulación está demostrando su capacidad de contener el consumo, ¿es hora de aplicarlo a otras sustancias, a todas las sustancias?      

SEMANA: ¿Qué piensa sobre las propuestas del fiscal Néstor Humberto Martínez en cuanto a mayor control y penalización?  

J.Q.: El fiscal ha tenido varias salidas en falso durante los últimos meses por un deseo enfermizo de regresar 30 años en el abordaje del tema de drogas. Primero fue con un millón de chupetas impregnadas de drogas que nunca pudo mostrar y cuyos análisis nadie conoció; después fue la propuesta de prohibir la dosis mínima que tuvo que recular por la evidencia mostrada por las organizaciones sociales, la academia y el mismo Ministerio de Justicia de que no funciona; después hizo eco de la llegada del krokodil a Colombia, sustancia que la misma policía descartó que estuviera en la ciudad de Medellín y el día de ayer, descubrió una nueva pastilla -que circula hace más de un año en Bogotá-.

Pienso que el fiscal no escucha sus asesores, no recoge la evidencia mundial en reforma de política de drogas y está obstinado en radicalizar una guerra que no solamente los expertos ya sabemos que está perdida, sino que la sociedad asume cada vez más para dar pasos hacia una sociedad que sea capaz de convivir con las drogas generando el menor daño posible.

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