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Copa América Femenina 2022 | En familia se construye el sueño de la selección Colombia para ser campeonas
La selección Colombia femenina está en la final de la Copa América, que se disputará contra Brasil. Cada deportista juega un partido aparte en su vida personal. SEMANA habló con los padres de algunas futbolistas.
La posibilidad de ser campeona de la Copa América con la selección Colombia, mientras la casa de sus padres se hunde por los estragos del invierno en San Sebastián, corregimiento de Lorica, Córdoba, es la muestra de los contrastes del fútbol femenino y retrata la vida de Leicy Santos.
“Esta situación la incomoda y la motiva a la vez. No quiere que mis papás regresen a vivir en el agua”, dijo Rudy Santos, hermano de la número 10 de la Tricolor.
Colombia celebró el primer gol de este torneo contra Bolivia por una obra de arte de Santos y ha sido calificada como la mejor asistiendo a sus compañeras. En la tribuna de su hogar saben lo difícil que ha sido practicar el fútbol siendo mujer.
Diana Herrera, mamá de Leicy, cuenta que no la dejó dormir en el último mes de embarazo por tantas patadas que le dio. Cuando nació, el médico le sugirió ponerle de nombre Iván René Valenciano, pensó que era hombre por lo cachetón o tal vez era una pequeña señal de lo que el destino le tenía preparado.
Elizaith Santos, padre de la jugadora, recibía a diario quejas de los vecinos porque su hija jugaba balompié con los niños.
“Déjenla que cuando crezca el capricho se le pasará”, recordó que les decía, pero se equivocó totalmente.
Como no se trató de un capricho, la llevaron a Bogotá para ponerla a prueba y se metió de lleno en el fútbol. Santa Fe le abrió las puertas y fue campeona de la liga colombiana.
Participó en los Juegos Bolivarianos, los Panamericanos y se convirtió en el primer fichaje cafetero para el Atlético de Madrid. Leicy no es la única que quiere llegar lejos.
Su socia en el ataque de Colombia, Linda Caicedo, sacrifica horas de descanso para estudiar inglés porque quiere que sus goles lleguen al fútbol internacional.
Su padre, Mauro Caicedo, contó que el Barcelona de España le sigue la pista, pero que habrá que esperar un año para que cumpla 18 y poder efectuar la transferencia.
Como los sueños son diferentes, Catalina Usme se quiso quedar en Colombia, a pesar de que no habrá liga en el segundo semestre de este año. Se propuso ser la referente de un deporte con pocos dolientes y lo logró.
Se dio duras peleas con los dirigentes del fútbol desde los resultados y se sometió a dos operaciones de ligamento cruzado, menisco y hasta un dedo del pie.
Ahora es la goleadora histórica de la selección y de la liga.
“Me dice: ‘Mamá, es que, si no me quedo impulsando esto, no va a funcionar. Quiero empujar el fútbol femenino para que crezca, para que tenga apoyo’. Su misión es enamorar a la gente”, afirma Luz Marina Pineda, mamá de Catalina.
Cata, acostumbrada a marcar goles de toda factura y en todos los partidos, sólo ha logrado una anotación en esta edición de la Copa América contra Chile. Las críticas no le han faltado.
Lo que pocos saben es que antes de unirse a la convocatoria, tuvo que hacerse una limpieza de menisco y como si fuera poco salió en ambulancia de la semifinal con Argentina tras un pisotón que le dio Gabriela Chávez al punto de provocarle una contractura en el empeine.
Mientras sus compañeras explotaban de euforia en el Alfonso López, ella celebraba en un hospital el paso a la final mientras le descartaban fractura. Tramadol, morfina y una dosis de llanto de su mamá desde Cali acompañaron a la volante en la camilla hospitalaria.
“Cata no se baja, tiene momentos duros en las recuperaciones, pero nunca la he visto derrotada. Ella lesionada me calma. No me deja perder la fe”, confiesa la mamá de esta jugadora que antes de cada partido medita con ella y durante el juego ora para que se la protejan porque sabe que el juego brusco es la única manera de quitarle la armadura de buen fútbol a su guerrera.
Daniela Montoya es otra gladiadora. Una que no pudo estar en Río de Janeiro 2016.
“La vida me quitó lo que siempre anhelé. No fue fácil, pero nunca me rendí”, dijo tras el paso a la final de la Copa América.
Es la mejor volante 6 que ha conocido Colombia, la mujer a la que vetaron después de reclamar los premios que merecía el equipo en 2015.
“Si tengo una berraca lanza, ¿qué hago? Me la quito. Me quité la puya y estoy feliz”, dijo Álvaro González, presidente de la Difútbol, en un audio publicado por las jugadoras para comprobar que le cerraron las puertas de la Tricolor a Daniela.
“Fue muy duro, le prometían que iba a ir y no le cumplían. Ella por esa camiseta se hace reventar”, dijo Juan Guillermo Montoya, papá de Daniela, testigo de cómo lloraba su hija por ser excluida del equipo.
“Yo le decía que la vida no se acababa, que persistiera. Daniela sacrificó en su vida la juventud para dedicarse al fútbol”.
Montoya abrió la senda goleadora contra Paraguay en el primer partido del torneo continental y completó su faena con un doblete.
Su revancha ha sido triunfal.
“Es fruto de lo que ha cosechado en tantos años. Aquí tiene que haber un cambio, habrá mejores perspectivas y ojalá patrocinadores”, confía Juan Guillermo.
Leicy, Daniela, Catalina y Linda forman parte de la columna vertebral de la selección Colombia.
Ni vetos, lesiones, ofertas tentadoras o una casa naufragando en los estragos del invierno les ahogarán las ganas de salir campeonas en su país frente a la potencia brasileña.
Colombia ya tiene el cupo garantizado para el Mundial Australia & Nueva Zelanda 2023 y los Juegos Olímpicosde París 2024. Poco a poco los sueños familiares se están haciendo realidad.