POLÍTICA
Las sesiones virtuales del Congreso: sí se pudo...
Por primera vez en su historia el Congreso sesiona de manera virtual y está funcionando mejor de lo que muchos esperaban. Los senadores y representantes no tienen excusas para faltar a las sesiones y debaten temas clave en medio de la pandemia.
Por primera vez en sus 209 años de historia, el Congreso sesionó de manera virtual. Ninguna otra contingencia del país había llevado a senadores y representantes, acostumbrados al Capitolio, a conectarse desde sus celulares, tabletas o computadores. Pero el coronavirus los obligó, y luego de toda clase de dudas y controversias jurídicas y técnicas, los congresistas por fin reiniciaron sus labores en estos días. Muchos se preguntan ahora si esta forma de hacer política a la distancia está funcionando realmente y qué efectos va a dejar en el mediano plazo.
La primera plenaria virtual duró casi ocho horas. Desde su casa en Cartagena, el presidente del Senado, Lidio García, apareció en pantalla por la plataforma Zoom y dio la bienvenida a una “cita histórica”. Como ocurre pocas veces en una corporación caracterizada por las inasistencias, los 108 senadores estaban presentes. Había pocos motivos para presentar una excusa o llegar tarde. El secretario general del Senado, Gregorio Eljach, verificó el quorum y todos estaban ahí, en una pantalla a cuadros, con buen audio e imagen. Es decir, la conectividad, uno de los temas que más preocupaba, estaba resuelta. Ese récord de asistencia y puntualidad se presentó tanto en la plenaria del Senado como en la de la Cámara, cuyos integrantes se conectaron también virtualmente.
“Estamos ante la más inclemente de todas las pruebas que hemos vivido”, les dijo García en el saludo a los senadores. En el estudio que acondicionó en su vivienda, el presidente del Senado ubicó a sus espaldas una foto a gran escala de la fachada del edificio del Congreso, acompañada de la frase “Aquí vive la democracia”. García, en su espacio, ubicó una impresora, un televisor grande, agua y café. También cuenta con el apoyo de un asistente técnico por si se presentan fallas.
Luego de semanas de recibir críticas por no acudir al teletrabajo y pretender citar a una plenaria presencial, el presidente del Senado se la jugó finalmente por las sesiones virtuales. Y la verdad es que están saliendo mejor de lo que muchos esperaban. Algunos dicen que son hasta mejores que algunas sesiones presenciales, en las que el desorden y los gritos impiden a veces que los congresistas se escuchen. Además, no hay ningún riesgo de salud. Este tema es fundamental porque hay ocho senadores mayores de 70 años, es decir, forman parte de la población más vulnerable a la covid-19. Igualmente, hay algunos congresistas con problemas de cáncer, hipertensión o diabetes, y una en estado de embarazo. Una sesión presencial habría representado un enorme riesgo sanitario en el Congreso.
En la primera plenaria virtual, transmitida en señal abierta por el Canal del Congreso y por YouTube, cada congresista tuvo tres minutos para intervenir. Entre las 3:00 y las 11:45 p. m. del lunes, 87 lo hicieron. Algo para resaltar es que por lo menos 1.000 personas en promedio, y en tiempo real, siguieron el debate. El video ya sobrepasa las 12.400 reproducciones, con centenares de comentarios de los usuarios, lo que evidencia que la política virtual fomenta más la interacción con la ciudadanía. La mayoría de los senadores usó su tiempo con juicio. Como era de esperarse, todos hicieron una reflexión sobre el coronavirus y el impacto que tiene para millones de colombianos. También hablaron de la necesidad de que el Congreso, en medio de esta difícil coyuntura, acompañe pero también fiscalice de cerca al Gobierno en cada una de sus decisiones.
Los 108 senadores asisten puntualmente a las plenarias y las comisiones. La conectividad en audio y video ha sido óptima. Esta semana hubo debate de control político al ministro de Salud, Fernando Ruiz Gómez, y a la directora del Instituto Nacional de Salud, Martha Ospina. Ambos respondieron desde la pantalla.
Las sesiones virtuales no reflejan ese ambiente de lobby habitual presente en los pasillos del Congreso, pero en las próximas semanas pondrán prueba la coalición que el presidente Iván Duque armó con Cambio Radical y La U. Eso se verá en el trámite de iniciativas que presente el Gobierno y también en la defensa que harán sus aliados en los debates de control político que se avecinan, la mayoría de ellos dedicados exclusivamente a la respuesta ante la pandemia.
Los altos funcionarios pasarán a la pantalla a explicar lo que han hecho, como le tocó virtualmente al ministro de Salud, Fernando Ruiz, y a la directora del Instituto Nacional de Salud, Martha Ospina. Ya viene el turno para la canciller Claudia Blum; el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla; el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, y el director de Planeación, Luis Alberto Rodríguez.
Muchos dudan de que este Congreso virtual pueda tramitar proyectos como la reforma electoral o a la justicia, pues seguramente la agenda del coronavirus termine por desplazar esos temas para la siguiente legislatura. La misma suerte podrían correr otras iniciativas relacionadas con la seguridad ciudadana, la prohibición del plomo, la reglamentación de la reforma a las regalías, la cadena perpetua para asesinos y violadores de niños, la conciliación pendiente para los pliegos tipo en la contratación estatal, o el proyecto que crea la región de Bogotá metropolitana. Tampoco habría espacio para discutir la reducción del número de congresistas, un tema de fondo que desata muchas controversias.
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El senador Roy Barreras dice que las sesiones virtuales han permitido que, por ejemplo, la Comisión de Paz realice debates de alto nivel, como uno que hubo recientemente al que lograron conectar al director de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, desde Washington, y al jefe de la misión de verificación de la ONU, Carlos Ruiz Massieu, desde Ginebra. En ese debate también participaron el fiscal general, Francisco Barbosa; el contralor general, Carlos Felipe Córdoba, y la ministra de Justicia, Margarita Cabello.
“Ha quedado demostrado que el Congreso puede sesionar virtualmente sin necesidad de una reforma a la Ley 5 de 1992 (que fija el reglamento del Congreso)”, destacó el senador Antonio Sanguino.
El representante a la Cámara José Daniel López, uno de los promotores del teletrabajo desde el primer día de la cuarentena, aseguró que lograron superar el escenario de “inconstitucionalidad” debido a la parálisis del Congreso, que duró casi un mes (las sesiones debieron haber empezado el 16 de marzo).
“Ha quedado demostrado que el Congreso puede sesionar virtualmente sin necesidad de una reforma a la Ley 5 de 1992": Antonio Sanguino.
López se pregunta ahora sobre lo que puede venir con la modernización digital del poder legislativo en Colombia. “¿Va a ser solo para estas sesiones virtuales o será el punto de partida de un proceso de largo aliento de modernización institucional?”, señala.
Lo cierto, por ahora, es que la satisfacción con las sesiones virtuales, según dijo el presidente del Senado, ya llevó a que los congresistas adquieran en los próximos días la versión prémium de la plataforma Zoom. Según García, concluyeron que esta es la mejor herramienta luego de probar otras 12 aplicaciones. Por eso, cada senador aportará unos 400.000 pesos aproximadamente. La idea es también resolver las dudas de seguridad informática en torno al uso de Zoom y que se adapte una función para que la mesa directiva del Senado pueda llevar virtualmente las cuentas en las votaciones de los proyectos de ley. Todos esos son detalles por pulir, porque el experimento muestra que sí se puede hacer telepolítica en tiempos del coronavirus.