SEGURIDAD
La pandemia que doblegó al crimen en Colombia
Los delitos han disminuido durante la cuarentena, algunos hasta un 90 por ciento, según datos de la Policía. Sin embargo, preocupa que el aislamiento potencie otras actividades ilícitas. Así se transforma el crimen por el coronavirus.
Parece una paradoja que, hasta el momento, la llegada del coronavirus a Colombia ha reducido las muertes, en vez de aumentarlas. Y esto por cuenta de que, desde que se implementó la cuarentena para contrarrestar la pandemia, los homicidios han disminuido alrededor de un 55 por ciento. De hecho, todos los delitos, según los registros de la Policía Nacional, cayeron por el aislamiento de los colombianos. El crimen es distinto en tiempos de pandemia, pero los criminales saben adaptarse y surgen nuevos riesgos.
Entre el 25 y el 30 de marzo, en los primeros días de la cuarentena nacional ordenada por el presidente Iván Duque, 91 personas fueron asesinadas. En ese mismo periodo, el año anterior, las víctimas fueron 206. Entre los 22 tipos de delitos que monitorea la Policía, 15 disminuyeron más del 80 por ciento en ese mismo periodo. Los casos de lesiones pasaron de 2046 a 283. El hurto a personas, de 5.035 a 486; y el de celulares, uno de los delitos de mayor impacto en la percepción de inseguridad de la ciudadanía, pasó de 2.894 a 289 casos.
¿Cómo se explica esto? De entrada, el delito venía disminuyendo en 2020. Antes de que llegara la pandemia, el homicidio había bajado 1,3 por ciento, y el hurto a personas, 4,2 por ciento. Con la cuarentena, tanto los delincuentes como las víctimas están aisladas, y los escenarios del crimen se vuelven mucho menos frecuentes. El fenómeno ocurre en todo el mundo. En Nueva York, el foco mundial del coronavirus, los homicidios bajaron 17 por ciento, y los tiroteos, 23 por ciento.
En El Salvador, el país con la mayor tasa de homicidios, el control del crimen lo tienen las pandillas, como la Mara Salvatrucha. Una investigación del periódico digital El Faro reveló que esas organizaciones están dejando de cobrar las extorsiones, una de sus principales rentas, por varias razones: saben que los pequeños comerciantes se quedaron sin ingresos, no pueden operar libremente en zonas que el Gobierno militarizó para hacer cumplir la cuarentena, o simplemente temen que los pandilleros se contagien al tener contacto con los extorsionados. Esas violentas estructuras fueron mucho más allá, incluso están amenazando de muerte a los ciudadanos que violen la cuarentena.
En Colombia se presentaron seis denuncias de extorsión en los primeros cinco días de cuarentena, frente a 130 en el mismo periodo de 2019. Otra práctica que ha disminuido es el microtráfico. Por un lado, el mundo de la fiesta, en el que se consume mucha droga, está paralizado, además de que los compradores y vendedores tienen restringida la movilidad. “Estamos viendo el comportamiento en las redes para verificar que el microtráfico no se traslade de las calles a un ambiente virtual, en domicilios. Ya se han detectado cinco casos en las redes”, explica el general Jorge Luis Vargas, director de Seguridad Ciudadana de la Policía. De hecho, durante el simulacro de aislamiento en Bogotá, el 21 de marzo capturaron en Usaquén a un hombre con indumentaria de domiciliario que llevaba la droga a la puerta de sus clientes.
En el crimen a gran escala los delincuentes también tienen dificultades. “En el narcotráfico muy probablemente están usando las existencias que tenían en caletas. Pero en el mediano y largo plazo van a tener dificultades para el procesamiento y el transporte de la droga hacia el exterior”, explica el general Vargas. El aislamiento, así mismo, le permite a las autoridades un despliegue más amplio para controlar zonas e investigar a las organizaciones criminales.
Aunque la disminución del crimen en las calles es sustancial, la cuarentena abre espacios a otros delitos que suceden en otros escenarios, como en los hogares o la virtualidad. Las alertas se producen especialmente sobre la violencia intrafamiliar y las agresiones sexuales contra las mujeres. Según datos de Medicina Legal, en tiempos regulares, cada 13 minutos una mujer es violentada por su pareja o expareja, y cada 24 minutos una de ellas es agredida sexualmente.
En Hubei, la provincia china donde se originó el coronavirus, las denuncias por estos delitos se triplicaron durante febrero. Entre el 20 y el 27 de marzo, cuando estaba en marcha el simulacro de aislamiento y el comienzo de la cuarentena, la Línea Púrpura recibió 1.336 llamadas, 214 de esas por violencia sexual, física o psicológica contra mujeres. Esa línea es un servicio de la Secretaría de la Mujer que atiende a mujeres en Bogotá todos los días y a todas horas.
De momento, en lo que va de la pandemia, la Policía ha registrado una disminución de más del 79 por ciento en esas agresiones. Pero lo que preocupa es que pueda haber un gran subregistro, pues las víctimas, al estar en cuarentena con sus agresores, ven limitado su espacio para denunciar. Para eso, la Policía está “dando prioridad a las llamadas sobre violencia sexual o intrafamiliar. Hay campañas para aumentar las denuncias en el CAI virtual. Y buscamos ampliar la línea de denuncia virtual para enviar rápidamente patrullas y asignar fiscales. Como las víctimas están con el agresor, lo que hacemos es generar escenarios para la denuncia”, explica el general Vargas.
El general Jorge Luis Vargas, director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional.
Los delitos digitales también pueden potenciarse con la pandemia. Con todo el mundo conectado, y muchas actividades cotidianas, desde el trabajo hasta los pagos bancarios sucediendo por internet, los delincuentes aprovechan. Otros usan el miedo al virus para estafar. En los cinco primeros días de la cuarentena, la Policía detectó 72 casos de actividades ilegales digitales que incluyen generar pánico en redes y WhatsApp con mensajes falsos sobre la propagación del coronavirus. Así mismo, suspendieron 142 páginas e identificaron 195 portales que ponían en riesgo a los usuarios con contenido malicioso para estafar.
Ciertos delitos selectivos tampoco han parado, y ocurren sobre todo en zonas rurales, donde el aislamiento tiene un impacto menor. De acuerdo con datos de Indepaz, con corte al jueves, cinco líderes sociales han sido asesinados en lo que va de la cuarentena. Es decir, uno cada dos días, una tendencia similar a la del resto del año. Todos estos sucedieron en municipios apartados de las capitales. En Cauca registran hostigamientos de grupos armados a comunidades indígenas, mientras que en Chocó y Nariño hay nuevos confinamientos por amenazas criminales. El efecto de la pandemia en la disminución del delito es menor en el campo. Mientras los homicidios bajaron 66 por ciento en lo urbano, la disminución en lo rural es de 36 por ciento.
La cuarentena es un reto para las autoridades, que deben adaptarse a circunstancias inéditas. Los agentes siguen en las calles, expuestos al riesgo de enfermar, así adopten estrictas medidas sanitarias. En Nueva York, por ejemplo, más de 1.000 policías han contraído el coronavirus. Otra dificultad es que, por ejemplo, las líneas de emergencia terminan congestionadas por llamadas de personas que buscan información sobre asuntos que no corresponden, como dónde comprar alimentos, y esto obstruye la labor de los policías. Lo cierto es que la pandemia lo paraliza todo, hasta el crimen.