Judicial
Coronel Óscar Dávila fue quien atendió al CTI en la inspección de la misteriosa oficina del piso 13 de la Dian. Quería rendir interrogatorio, pero no alcanzó
En una carta reservada al fiscal Francisco Barbosa, el oficial de la Policía manifestó su intención de contar todo lo que sabía sobre el asunto. Su cuerpo sin vida fue hallado en la tarde de este viernes.
El pasado miércoles, el teniente coronel de la Policía, Óscar Darío Dávila Torres, atendió a los agentes del CTI de la Fiscalía General que realizaron en las oficinas ubicadas en el piso 13 de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) en pleno centro de Bogotá. Durante toda la diligencia, el coordinador de Protección Anticipada de la Presidencia de la República estuvo atento a todos los requerimientos.
En una carta enviada el pasado 2 de junio al fiscal general Francisco Barbosa, ya había manifestado su interés de dar entrevista o interrogatorio ante el ente investigador en medio de las indagaciones por los hechos que se habían presentado, y los cuales fueron revelados en exclusiva por SEMANA y que involucraban a funcionarios de la Presidencia. Entre estos, el polígrafo al que habrían sometido a Marelbys Meza, exniñera de Laura Sarabia.
Por esto el oficial reiteró su interés de colaborar de manera correcta con la administración de justicia “como responsable de la Coordinación de Protección Anticipativa de la Jefatura de Protección Presidencia, me pongo a su completa disposición, para contribuir al esclarecimiento de los hechos que son materia de investigación”.
En la carta pone su dirección de residencia, casualmente, muy cerca del lugar donde este viernes apareció sin vida.
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“Todo lo anterior, en concreto, tiene su génesis en las denuncias y publicaciones presentadas por la revista SEMANA que tratan sobre el caso de la jefa del Despacho Presidencial, Laura Sarabia, en los que presuntamente vinculan a la Jefatura para la Protección Presidencial”, precisa la carta firmada por el coronel Dávila.
Este viernes, el cuerpo sin vida del coronel Dávila apareció en su carro, el cual había estacionado a pocas cuadras de su lugar de residencia en el barrio Nicolás de Federmán, en la localidad de Teusaquillo. Agentes del CTI de la Fiscalía realizan una minuciosa inspección para establecer qué fue lo que ocurrió.
En días pasados, el coronel había sido notificado para que declarara ante la Procuraduría General en el marco de las interceptaciones ilegales a la línea telefónica de Meza. La investigación preliminar quiere verificar cómo es que el número de la exniñera apareció en una investigación contra alias Siopas, uno de los jefes del Clan del Golfo.
Las primeras informaciones entregadas a SEMANA señalan que el coronel Óscar Dávila se movilizaba con su escolta y justamente parqueó en en la calle 22 Bis # 48-40, en el sector de Teusaquillo, le dijo a su hombre de seguridad que le comprara una botella de agua y, cuando el uniformado regresó, lo encontró muerto con un disparo de bala.
Por el momento, se busca establecer si se trató de un suicidio y agentes del Cuerpo Técnico Investigativo de la Fiscalía ya están en el lugar realizando el levantamiento del cadáver y registrando el vehículo.
Información extraoficial entregada a SEMANA señala que el coronel Óscar Dávila, antes de ser asignado al equipo de seguridad del la Presidencia, en donde era la mano derecha del jefe de Casa Militar, coronel Carlos Feria Buitrago, era el jefe de las Comisiones Investigativas contra el Crimen Organizado (Cicor).
Era tan importante la información que tenía el coronel Dávila que incluso él mismo había enviado una carta a la Fiscalía General de la Nación en la que manifestaba estar dispuesto a dar una entrevista o interrogatorio, pero no alcanzó a hacerlo, tal como lo revela este documento de la misma Fiscalía en el que lo cita para que explique en detalle lo que ocurrió con estas nuevas chuzadas y las órdenes que se dieron para buscar el dinero que supuestamente se le perdió a Laura Sarabia, entonces jefa gabinete.
Este viernes, casualmente, uno de los patrulleros investigados se negó a declarar ante la Fiscalía General. En el acta quedó consignado que no contaba con las garantías, pues en la sala había “personal sin identificarse” y que una funcionaria estuvo “conversando por celular con gente afuera”. Por esto pidió reprogramar la diligencia.
El Cicor tiene diferentes núcleos de trabajo en el país, el número 6 corresponde a Medellín y a toda la zona Urabá, donde opera el Clan del Golfo y era la zona de influencia del alias Siopas. Fue justamente a esa unidad del Cicor a la que le ordenaron interceptar las comunicaciones de Marelbys Meza y de Fabiola, con el argumento que una fuente de altísima credibilidad había manifestado que las dos mujeres eran cercanas a alias Siopas, uno de los cabecillas de esta organización criminal, y heredero del imperio del narcotráfico que comandaba alias Otoniel.
“Esto se produce el mismo día en que Laura Sarabia presenta la denuncia. Aquí tenemos la línea de tiempo: el 30 de enero se asignó la noticia criminal en Bogotá, ese mismo día se inventan un informe de policía judicial para interceptar ilegalmente en una investigación del Clan del Golfo cuyo único propósito era escuchar a la empleada que le ayudaba de por días a Laura Sarabia y a la niñera”, contó el fiscal Francisco Barbosa, en su momento, al denunciar el tenebroso plan.
“Se tiene certeza y seguridad de la información aportada por la fuente humana, toda vez que es de confianza de algunos cabecillas de la organización criminal y conoce de su accionar criminal, de los cambios y movimientos que día a día hacen con el fin de evadir las responsabilidades penales, ya que es de la zona donde tiene injerencia esta organización criminal; así mismo, esta persona aportó información, la cual fue verificada ante los organismos judiciales y de inteligencia”, así dice literalmente el informe con el que se autorizaron las chuzadas.