JUSTICIA

Se cae impuesto a las toallas higiénicas y tampones por discriminación de género

Las mujeres ganaron en la Corte Constitucional el derecho a no ser gravadas con el IVA en productos que solo ellas usan. "A través de los tributos se puede discriminar a las mujeres", aseguró la magistrada Gloria Ortiz.

14 de noviembre de 2018
| Foto: Mujer Alquimista

Las mujeres acaban de ganar en la Corte Constitucional una batalla que genera resistencia aún en los países más desarrollados. El debate fue lento, duró años y acaba de definirse. Al considerar que los tributos pueden ser usados para discriminar a las mujeres, a partir de ahora, toallas higiénicas y tampones no podrán tener ningún gravámen.

La denominada ‘tasa rosa‘ recibió un golpe unánime de los siete magistrados presentes en la discusión, quienes consideraron que cobrar el 5 por ciento en estos productos es discriminatorio y promueve la inequidad tributaria. Tres argumentos pesarán de ahora en adelante en cualquier estudio que se haga sobre el tema: es un producto de uso exclusivo de las mujeres, es insustituible, y poner barreras de acceso pueden afectar la dignidad de un sector de la población que tiene bajos recursos. 

El primer round que ganaron las organizaciones de mujeres ocurrió hace años, cuando lograron reducir el impuesto del 19 por ciento de IVA; en ese entonces las toallas eran gravadas con la misma tasa que se le aplica a los aparatos electrónicos, el licor o las joyas. El cobro cayó al 16 por ciento y la lucha continuó.

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Con los años y la presión en el Congreso, las mujeres consiguieron que en 2016 el IVA bajara al 5 por ciento que, en cuentas que manejan las autoridades en Colombia, podría representar 10.800 pesos al bolsillo de las mujeres al año. Así se calcula teniendo como base un precio promedio de 16.950 pesos por el paquete de 24 toallas higiénicas. Esto significa que una mujer paga como mínimo 850 pesos extra al mes por IVA. Multiplicado para 17 millones de colombianas en etapa reproductiva, la tasa rosa dejaba hasta este miércoles un aproximado de 183.600 millones de pesos al Estado. 

En el debate se tuvieron en cuenta varios conceptos, uno de ellos enviado por expertos de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional. El documento señalaba que si la corte no accedía a tumbar este impuesto, implícitamente estaría indicando que los productos que usan las mujeres, así sean de primera necesidad, son suntuosos. "Estaría repitiendo el estereotipo machista según el cual, los productos de las mujeres son más costosos debido a que las mujeres son delicadas o prefieren lo fino", subrayaron.

Una postura en el mismo sentido tuvo la Defensoría del Pueblo, que no solo se oponía a seguir gravando con el 5 por ciento las toallas y los tampones, sino que le pidió al alto tribunal que exhortara al Congreso para que dejara exentos de todo impuesto los elementos de higiene menstrual, incluyendo, por ejemplo, los protectores diarios. 

Entre las voces que participaron estuvo la del procurador Fernando Carrillo, quien pidió declarar exequible la aplicación de este impuesto. Consideraba admisible que se gravaran productos de primera necesidad utilizados exclusivamente por un género determinado de la población.

Finalmente, los magistrados avalaron la ponencia de la magistrada Gloria Ortiz, quien por primera vez abrió la discusión para sus colegas por un impuesto que debía ser eliminado tomando como base argumentos de género. Así, le dio la razón al demandante -Danilo Andres Virviescas Ibarguen-,  quien pidió que la corte reconozca que las mujeres no pueden ser gravadas con este 5 por ciento solo por el hecho de haber nacido con el sexo femenino.

Con la decisión, Colombia quedó al nivel de países como Canadá, Irlanda, India o Kenia, que no aplican ningún impuesto a estos productos. Algunos estados de Estados Unidos como Illinois, Maryland, Columbia, Massachusetts, Connecticut, Minnesota, Nueva Jersey, Nueva York y Pensilvania también eliminaron este impuesto. Nueva York incluso fue más allá y en 2016 aprobó la distribución gratuita de toallas femeninas y tampones en escuelas públicas, albergues y cárceles. Los impuestos más caros en estos productos los pagan Argentina, Ucrania, Eslovaquia y Alemania.

La gran contradicción es que los precios y el cobro de IVA a las toallas higiénicas y a los tampones generan diferencias abismales que no distinguen ubicación geográfica, cultura o posición económica. En otras naciones, estos productos aún son gravados, incluso por encima de otros bienes de lujo. En España las toallas higiénicas tienen el mismo impuesto que el caviar; o en Reino Unido las carnes exóticas como el cocodrilo y el canguro no pagan IVA, mientras que los tampones y las compresas son considerados productos "de lujo" y pagan un 5 por ciento.

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