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Cotuhé: la frontera olvidada entre Colombia y Perú, donde disidencias de las Farc destruyen el Amazonas para extraer oro y coca
El medio digital ‘Epicentro TV’, en un detallado informe, expuso la preocupante situación en el área del río Cotuhé, en Perú, y en el Amazonas colombiano.
En la remota región fronteriza de Cotuhé, entre Perú y Colombia, una combinación de rica biodiversidad y actividades ilícitas ha llevado a una crisis ambiental y social que ha sido ampliamente ignorada por los dos Estados.
Esta zona, que abarca el departamento de Loreto, en Perú, y limita con el Parque Nacional Amacayacu, en el departamento de Amazonas, en Colombia, es un corredor biológico vital y un refugio para diversas especies. Sin embargo, la región es un punto caliente para el narcotráfico y la minería ilegal, actividades que han florecido en ausencia de control gubernamental y privado.
Deterioro ambiental y grupos armados
La frontera de Cotuhé es un área de alta biodiversidad que debería estar protegida para la conservación. Sin embargo, la deforestación, el cultivo de coca y la extracción de oro han devastado grandes áreas de bosque. Entre 2008 y 2020, se deforestaron 617 hectáreas, y para 2023, las áreas deforestadas habían aumentado a 788 hectáreas, según cálculos del Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor).
Durante sobrevuelos recientes hechos por el medio digital Epicentro TV, se registraron extensas plantaciones de hoja de coca en zonas deforestadas, especialmente en el lado peruano, donde las construcciones de madera son escasas, pero las actividades ilícitas son abundantes.
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La región no solo sufre problemas ambientales, también es un territorio donde operan disidentes de las Farc. Estas actividades ilegales incluyen el tráfico de drogas y la minería ilegal, que han generado preocupación por la falta de control y vigilancia en la zona.
Daniel Yovera, periodista de Epicentro TV, pudo constatar que del lado peruano, desde el sobrevuelo, se observan hojas de coca en proceso de secado y se ha reportado la contaminación ambiental como consecuencia de la minería ilegal.
Abandono estatal y esfuerzos de conservación
A pesar de estar bajo una concesión para conservación e investigación, Cotuhé ha sido abandonada tanto por el Estado peruano como por los concesionarios privados responsables de su cuidado. Javier Salazar, un exasistente de mantenimiento de áreas verdes, gestionó la concesión de Cotuhé por 15 años con la esperanza de obtener créditos de carbono. No obstante, su interés parecía más centrado en los beneficios económicos que en la verdadera conservación del área.
Salazar no visitó personalmente la zona, sino que basó su plan de manejo en datos obtenidos del Parque Amacayacu, en Colombia. Aunque inicialmente su plan fue rechazado, una versión revisada fue finalmente aprobada. En 2009, la concesión pasó al control del Gobierno Regional de Loreto, Perú, pero las autoridades regionales no lograron gestionar adecuadamente el área.
La Sociedad Zoológica de Frankfurt ha realizado esfuerzos recientes para proteger la región, pero la situación sigue siendo crítica. Salazar recuperó la concesión institucional de Lima tras alegar que las autoridades regionales violaron su derecho constitucional al debido proceso.
Finalmente, en abril pasado, el Gobierno de Loreto entregó la concesión a la Sociedad Zoológica de Frankfurt, una organización que tiene a cargo la administración del Parque Nacional Yaguas, en Perú, y del Parque Nacional Amacayacu, en Colombia.
En la actualidad, las fuerzas de seguridad de Perú y Colombia, como el Ejército y la Marina, deben actuar en esta área de alto riesgo para controlar las actividades ilegales y proteger los ecosistemas en el corredor biocultural del río Cotuhé, en el lado peruano, y el Amazonas colombiano. Sin embargo, las acciones son insuficientes y la región sigue siendo un punto crítico de conflicto y deterioro ambiental.
Cotuhé sigue siendo una frontera olvidada, donde la amenaza de los disidentes de las Farc y las actividades ilegales continúan poniendo en peligro tanto la biodiversidad como la seguridad de la región.